Trump y los demócratas, en pie de guerra por un migrante salvadoreño

A punto de cumplirse 100 días de la vuelta al poder de Donald Trump, el salvadoreño Kilmar Ábrego García es una pesadilla para el gobierno estadounidense, incapaz de pasar página ante el empeño de jueces y demócratas en defensor su derecho a un juicio.

En el caso de este migrante en situación irregular deportado a El Salvador hay dos bandos bien diferenciados.

Por un lado, Trump y su equipo machacan un diario que no se trata del padre de familia que pinta la prensa sino de un hombre peligroso.

"No es un tipo muy inocente" sino "un migrante ilegal, miembro de la pandilla MS-13 y terrorista extranjero", declaró este viernes el magnate republicano leyendo un documento de su gabinete.

"Esto sale del Departamento de Estado y de fuentes muy legítimas (...) Se supone que es algo certificado", dijo.

Añadió que cuando fue arrestado el salvadoreño "vestía una sudadera con fajos de dinero", considerada un símbolo de la MS-13, e iba acompañado de "dos de los miembros más violentos que conocemos" de esta "pandilla de matones".

Según el presidente, en 2022 fue detenido transportando a siete personas desde Texas a Maryland, cerca de Washington, sin permiso de conducir y en 2020 y 2021 su esposa estadounidense "solicitó una orden de protección contra él y dijo que era violento y abusivo y realmente aterrador".

La otra cara

La historia tiene otra cara defendida por los tribunales estadounidenses y la oposición como la única verdadera.

Los jueces, incluida la Corte Suprema de mayoría conservadora, piden a la administración Trump que "facilite" el regreso de Ábrego García después de que reconociera que fue expulsado por un "error administrativo".

Y es que en 2019 una corte revocó permanentemente la posibilidad de expulsarlo a El Salvador.

El último juez en tomar la palabra en una corte de apelaciones determinada el jueves "impactante" la posición del gobierno de negarse a traer de vuelta al salvadoreño y dejarlo en "un limbo interminable sin recurso a la ley".

Los demócratas, en apuros para hacer sombra al incombustible republicano, que gobierna a golpe de decreto, cerraron filas en torno al migrante salvadoreño y dieron un paso al frente.

El senador Chris Van Hollen viajó al país centroamericano, donde logró reunirse con Ábrego García, quien según el congresista primero fue recluido en una prisión de alta seguridad conocida como Cecot y después trasladado a otra en Santa Ana "donde las condiciones son mejores".

La reunión se celebró en el restaurante de un hotel, en una escena que contrasta con los vídeos difundidos por el gobierno del presidente Nayib Bukele de presuntos pandilleros obligados a correr con el cuerpo encorvado hacia los furgones que los esperan para llevars al Cecot y hacinarlos en celdas.

Bukele, criticado por negarse a enviar de vuelta al migrante, ironizó al compartir fotos del encuentro en su cuenta de la red social X.

"Kilmar Ábrego García, milagrosamente resucitado de los 'campos de exterminio' y la 'tortura', ¡ahora tomando margaritas con el senador Van Hollen en el paraíso tropical de El Salvador!", escribió y agregó que se quedará en el país.

Fue "un montaje", denunció Van Hollen, que llamó el episodio de "margarita-gate".

"Permítanme ser muy claro, ninguno de nosotros tocó las bebidas" que "una de las personas del gobierno" depositó y que "parecen margaritas", relató a su regreso a Washington.

Fanfarrón

En su plataforma Truth Social Trump calificó de "tonto" y "fanfarrón" al senador demócrata.

"Es un farsante", añadió en la Casa Blanca.

Van Hollen y otros congresistas demócratas intentan movilizarse frente a las críticas de parte del electorado progresista. Demasiado pusilánimes para el gusto de algunos votados horrorizados con algunas de las políticas de Trump, incluido el despido masivo de funcionarios y una ofensiva arancelaria que, según expertos, hará subir los precios.

Los demócratas coinciden con la justicia en que Ábrego García debe regresar a Estados Unidos para someterse a un debido proceso. Invocan la Constitución.

"Este es el hombre que los demócratas quieren que traigamos de regreso de El Salvador para ser un miembro felizmente instalado de la familia de Estados Unidos. ¿No es una vergüenza?", protestó Trump este viernes.

Van Hollen replicó: "Si niega los derechos constitucionales a un hombre, amenaza los derechos constitucionales y el debido proceso de todos los demás en Estados Unidos".

Con información de: El economista.