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Trump y Salinas Pliego: del golf a la política

Se conocieron hace más de una década cuando el empresario mexicano decidió invertir en el Golf y traer a México algunos de los mejores desarrolladores y diseñadores del exclusivo deporte, y para ello se asoció con el entonces también empresario que dominaba la construcción y operación de campos para practicar ese deporte en los Estados Unidos. Donald Trump y Ricardo Salinas Pliego trabaron desde entonces una relación de negocios y de confianza que se fue acrecentando con el paso de los años y tras colaborar en varios proyectos golfísticos.

Luego llegó la primera campaña presidencial, en 2016, y la relación de negocios se empezó a tornar más política cuando el empresario mexicano apoyó y financió con sus recursos parte de aquella campaña que terminó llevando a Trump a la presidencia de los Estados Unidos. La relación se mantuvo y pasó a otro nivel y para 2024, cuando empezó su segunda campaña para la Presidencia, la participación financiera de Salinas Pliego en el proselitismo del candidato republicano volvió a ser importante y lo colocó como uno de los mexicanos más allegados al hoy presidente de los Estados Unidos.

La cercanía que fue ganando el dueño de Grupo Salinas en el trumpismo se hizo evidente y notoria en la cena que le organizó y pagó el empresario mexicano con la comunidad “Latina”, en la que Salinas Pliego fue quién sugirió y palomeó los nombres de los personajes invitados a dicha celebración que tuvo lugar un día antes de la toma de posesión de Donald Trump el 20 de enero pasado. No hubo invitado ya fuera mexicano, argentino, cubano o de cualquier otra nacionalidad latinoamericana, que no fuera previamente palomeado por el empresario mexicano que costeó el evento con el entonces presidente electo estadounidense.

Antes de esa cena, el empresario mexicano ya había tenido reuniones con el círculo más cercano de Trump y comenzó a elevar el tono de su discurso en las redes sociales contra la izquierda. Si bien Salinas ya se había vuelto crítico de Morena y de las ideologías izquierdistas, sobre todo a partir de que rompió relaciones con su antiguo amigo, el expresidente López Obrador, cuando éste revelara detalles de una reunión que sostuvieron en busca de un acuerdo para que el empresario accediera a un “plan de pagos” para cubrir sus adeudos fiscales con el SAT, tras su ruptura con el entonces presidente mexicano su discurso se radicalizó y empezó a cuestionar duramente al morenismo y a sus funcionarios, a los que bautizó como “los gobiernícolas”.

Pero no fue hasta después del rotundo triunfo de Trump en las elecciones de noviembre pasado cuando Salinas Pliego empezó a utilizar un discurso más ideológico y arreció sus críticas y cuestionamientos a la 4T, pasando del mote de “gobiernícolas” a referirse a los personajes del régimen mexicano como “zurdos de mierda”, adoptando un lenguaje similar al de políticos como el presidente de Argentina, Javier Milei, a quien el dueño de Grupo Salinas se acercó por recomendación de Trump.

Esa fue la señal de que, cobijado por el trumpismo y su discurso para derrotar a las izquierdas en el mundo y mover el péndulo político internacional y latinoamericano hacia las derechas (desde las más moderadas hasta las más radicales), Ricardo Salinas Pliego había dejado de ser sólo un millonario crítico que rompió con el obradorismo al que él mismo ayudó y financió en su ascenso al poder, para convertirse ahora en un empresario activista y con una ideología política que se sumaba a la lucha entre izquierdas y derechas que proclamó desde su campaña Donald Trump.

El 4 de diciembre del 2024, Salinas Pliego apareció en Buenos Aires como orador en el foro del Comité de Acción Política Conservadora (CPAC), al lado del presidente Javier Milei. En esa reunión, Milei llamó “a acabar con la basura del socialismo” y atacó a los presidentes Pedro Sánchez, Lula Da Silva, Maduro, Petro y contra la dictadura castrista en Cuba, mientras exaltaba el triunfo de Trump “como una oportunidad histórica para cambiar al mundo” y elogiaba a presidentes de derecha como Bukele en El Salvador.

Y tras los mensajes del presidente argentino, apareció como orador el empresario mexicano que pronunció un discurso en que abrió totalmente su nuevo proyecto político:

“Mucha gente me ha dicho: ¿por qué no hay más empresarios como tú que den la cara? La mayor parte de los empresarios están muy ocupados resolviéndoles la vida a los clientes, no están haciendo política, no buscan un cargo de elección popular. Y tienen razón y yo les diría a todos mis amigos empresarios: si el entorno en donde estamos operando se viene abajo, como se está viniendo abajo en mi país, en estos momentos, si el entorno se viene abajo, nuestros negocios también se van para abajo”, dijo Salinas y luego recomendó a sus “amigos empresarios” que inviertan en apoyar a medios y personajes “que están dando la batalla cultural”.
Y aunque nunca se refirió a la 4T ni a Morena, fue bastante claro y directo en sus críticas: “Hay que tener cuidado cuando uno piensa que ya está ganando la batalla cultural, ¿no?, porque siempre están ahí los zurdos de mierda y hay que regresarlos a la alcantarilla, a la coladera de donde salieron. Y es que nunca cesan. Nosotros en México pensamos que ya habíamos llegado a una situación democrática, había una competencia entre partidos, había una transición ordenada del poder y ¡ándale! resulta que ya regresamos al régimen del partido único y además liderado por el hijo del gran líder. Y nos han echado una revuelta constitucional que nos ha dejado totalmente indefensos, sin un Poder Judicial autónomo. Y son mentiras a diario, con el poder que tienen amplifican estas mentiras y convencen a la gente y son muy pocos en mi país quienes alzamos la voz para defender nuestros principios”, dijo Salinas Pliego.

A partir de ese momento ha sido público y más que claro que Ricardo Salinas Pliego se ha convertido en la cabeza de un proyecto político que busca derrotar a la izquierda morenista que pretende eternizarse en el poder. Y también empieza a ser evidente que el empresario ha sido identificado ya como un aliado del proyecto trumpista para impulsar el regreso de las derechas en Latinoamérica. La única duda, que cada vez lo será menos, es si Salinas ha comenzado desde ahora la que pudiera ser una campaña con miras a la presidencia de 2030, con la escala obligada en la intermedia del 2027.

Y esa ruta hacia una posible candidatura presidencial por parte del empresario se empieza a ver tan clara que le ha valido ya un recrudecimiento de los ataques en su contra de los propagandistas, periodistas militantes e ideólogos de la 4T que, como el radical líder del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II, ya empiezan a llamar incluso a los “fusilamientos” por el delito de “traición a la Patria” a todo aquel que simpatice con Donald Trump. El jueves pasado, Salinas le respondió a Taibo II con su lenguaje florido llamándolo “zurdo de mierda, de los que se creen con derecho a todo, hasta sobre las vidas de los demás”, además de algunos recordatorios maternos.

Así que la batalla “cultural” de la que hablan Trump, Milei y Salinas Pliego está más que cantada en México y subirá cada vez más de tono. La paradoja es que el mismo empresario que ayudó con su dinero a encumbrar al lopezobradorismo, primero en la Ciudad de México y luego les financió su llegada a la presidencia, hoy está dispuesto a invertir su dinero en una campaña en la que él mismo buscará sacarlos del Palacio Nacional y del poder.

Los dados mandaron Escalera Doble. Hay ciclos que duelen al cerrarse, pero que cuando se cierren llevarán directo al cielo.

Artículo escrito por Salvador García Soto.

Tips al momento

La suerte de Andrea Chávez

El vuelo de la senadora Andrea Chávez parece estar llegando a su fin. Se había planteado como su siguiente objetivo la gubernatura de Chihuahua en 2027 y estaba trabajando intensamente en su tierra, incurriendo en actos que probablemente puedan ser anticipados de campaña. Las crónicas periodísticas narran los espectaculares que colocó en su natal Ciudad Juárez desde principios de este año y de su intensa promoción en las redes sociales. “La reina del cash”, la llamó Don Mirone, un seudónimo que firma la principal columna política de Norte Digital, porque “no batalla por dinero”.

Pero el muro con el que se estrelló fue el de la revelación de que estaba utilizando unidades médicas móviles financiadas por el contratista preferido, desde hace años, por el coordinador de Morena en el Senado, Adán Augusto López. Chávez reaccionó contra el portal Latinus, cuya reportera Ana Lucía Hernández hizo nacional un tema que se había mantenido localmente, y acusó al principal periodista del medio, Carlos Loret, de servir a intereses políticos. No vio que lo que había provocado la publicación era un disgusto donde menos le podría haber interesado tenerlo, en Palacio Nacional.

Cuando el portal Latinus reveló que la senadora estaba utilizando unidades médicas como parte de su estrategia de promoción rumbo a las elecciones para la gubernatura de Chihuahua, la presidenta Claudia Sheinbaum fue tomada por sorpresa, no por el hecho en sí mismo, sino porque no comprendía cómo la soberbia y el cinismo de los morenistas involucrados en el caso, se habían abierto un flanco tan grande, al quedar expuesto, en medio de todo, el contratista y amigo del senador López, que estaba detrás de las unidades médicas, mejor adaptadas y equipadas que las que tiene el gobierno federal y muchos estatales.

Chávez, una política audaz y permanentemente muy echada para adelante, comenzó a meterse en un pantano con su lengua larga y filosa, llena de arrogancia, al confesar en la radio haber cometido un delito. No lo dijo tal cual, pero lo expresó claramente. Lo que hizo, señaló, había sido en beneficio de quienes más lo necesitan, como un acto de justicia, evocando la laxitud legal que aplicaba el expresidente Andrés Manuel López Obrador cuando los límites constitucionales se atravesaban en el camino de sus objetivos. López Obrador se salió con la suya, pero ella no. López Obrador tenía fuerza propia; Chávez la tiene prestada, que es lo que le está cortando las alas.

Ayer, el PAN, a nivel nacional y a nivel estatal, la denunció ante la Fiscalía General por 15 supuestos delitos. Algunos son del ámbito electoral, donde los panistas presentaron documentos de cómo estaban llegando recursos de otros estados para su precampaña electoral. Pero hay otros, quizás penales. Daniela Álvarez, líder panista en Chihuahua, y la diputada federal Kenia López Rabadán, afirmaron que la ilegalidad de sus actos fue confesada al confirmar que las unidades móviles las financiaba el empresario Fernando Padilla Farfán, mediante la modalidad de “donativo”. La Ley General de Responsabilidades Administrativas señala que si un servidor público acepta un donativo, incurrirá en el delito de cohecho.

Chávez es una delincuente confesa. En una mesa de análisis con Azucena Uresti en Radio Fórmula, se defendió a bote pronto repitiendo que eran donativos y que no había gastado “ni un solo peso” de recursos públicos. Una semana después, en el mismo espacio, cambió su versión y dijo que las caravanas que realizaba en las unidades médicas, estimadas por Latinus en 10 millones de pesos mensuales, eran convenios de colaboración con el sector privado. Este fue otro delito que confesó. Aunque sea servidora pública, no puede firmar convenios específicos en calidad de persona física. Sólo las dependencias públicas y organismos autónomos están facultados para suscribir convenios que involucren algún tipo de intercambio o prestación de servicios, como era el caso.

Chávez es, probablemente, la joven morenista más conspicua de su generación. También la de una carrera meteórica de la mano del senador López. El exprecandidato presidencial, exsecretario de Gobernación y exgobernador de Tabasco ha invertido tanto en su promoción, que en el Senado llaman a Chávez “la jefa”, y hay legisladores que para quedar bien con el líder de su bancada, le aplauden y festejan todas las intervenciones de la chihuahuense. López ha ido mucho más allá. Le entregó una oficina en el Senado a Abraham Mendieta, un español naturalizado mexicano, propagandista del obradorismo, que es novio de Chávez.

López, que tiene el control de todos los cargos administrativos –donde se maneja el dinero– del Senado, pretendió recientemente hacerla presidenta de la cámara, en sustitución de Gerardo Fernández Noroña, que lleva semanas con rendimientos decrecientes. Era demasiado. No pudo hacer el movimiento, aunque su cruzada para promoverla a la gubernatura de Chihuahua no ha cesado. El episodio de las unidades móviles, empero, pone un antes y un después.

El involucramiento de Padilla Farfán en el esquema electoral de Chávez dejó al descubierto los contratos multimillonarios que le dio en Tabasco y en Chiapas, a través de su excuñado, el exgobernador Rutilio Escandón –que hizo convenios con él sobre unidades médicas móviles, una de las cuales apareció en Chihuahua– y, cuando menos, lo deja ante un posible delito de conflicto de interés. Chávez lo conoció años después de que el empresario estuviera metido en licitaciones públicas en entidades donde su amigo López tenía influencia e incidencia.

Desde el primer momento que apareció la publicación en Latinus, Sheinbaum comentó a sus colaboradores que hablaría con la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, para que no pasara su candidatura a la gubernatura, y con López, para que se olvidara de seguir impulsando a Chávez a la presidencia del Senado. Desde entonces, la situación de la senadora en Palacio Nacional se ha ido enredando y empeorando.

Existen reportes de otras irregularidades, y se están recopilando datos sobre probables gastos de lujo y la adquisición de dos propiedades en Chihuahua con prestanombres en otoño pasado, para determinar si procede o no abrir una investigación formal. La que parece muy perfilada hoy en día, es la decisión de que no sea candidata a la gubernatura de Chihuahua.

Columna de Raymundo Riva Palacio

Tomada de El Financiero

Tips al momento

La suerte de Andrea Chávez

El vuelo de la senadora Andrea Chávez parece estar llegando a su fin. Se había planteado como su siguiente objetivo la gubernatura de Chihuahua en 2027 y estaba trabajando intensamente en su tierra, incurriendo en actos que probablemente puedan ser anticipados de campaña. Las crónicas periodísticas narran los espectaculares que colocó en su natal Ciudad Juárez desde principios de este año y de su intensa promoción en las redes sociales. “La reina del cash”, la llamó Don Mirone, un seudónimo que firma la principal columna política de Norte Digital, porque “no batalla por dinero”.

Pero el muro con el que se estrelló fue el de la revelación de que estaba utilizando unidades médicas móviles financiadas por el contratista preferido, desde hace años, por el coordinador de Morena en el Senado, Adán Augusto López. Chávez reaccionó contra el portal Latinus, cuya reportera Ana Lucía Hernández hizo nacional un tema que se había mantenido localmente, y acusó al principal periodista del medio, Carlos Loret, de servir a intereses políticos. No vio que lo que había provocado la publicación era un disgusto donde menos le podría haber interesado tenerlo, en Palacio Nacional.

Cuando el portal Latinus reveló que la senadora estaba utilizando unidades médicas como parte de su estrategia de promoción rumbo a las elecciones para la gubernatura de Chihuahua, la presidenta Claudia Sheinbaum fue tomada por sorpresa, no por el hecho en sí mismo, sino porque no comprendía cómo la soberbia y el cinismo de los morenistas involucrados en el caso, se habían abierto un flanco tan grande, al quedar expuesto, en medio de todo, el contratista y amigo del senador López, que estaba detrás de las unidades médicas, mejor adaptadas y equipadas que las que tiene el gobierno federal y muchos estatales.

Chávez, una política audaz y permanentemente muy echada para adelante, comenzó a meterse en un pantano con su lengua larga y filosa, llena de arrogancia, al confesar en la radio haber cometido un delito. No lo dijo tal cual, pero lo expresó claramente. Lo que hizo, señaló, había sido en beneficio de quienes más lo necesitan, como un acto de justicia, evocando la laxitud legal que aplicaba el expresidente Andrés Manuel López Obrador cuando los límites constitucionales se atravesaban en el camino de sus objetivos. López Obrador se salió con la suya, pero ella no. López Obrador tenía fuerza propia; Chávez la tiene prestada, que es lo que le está cortando las alas.

Ayer, el PAN, a nivel nacional y a nivel estatal, la denunció ante la Fiscalía General por 15 supuestos delitos. Algunos son del ámbito electoral, donde los panistas presentaron documentos de cómo estaban llegando recursos de otros estados para su precampaña electoral. Pero hay otros, quizás penales. Daniela Álvarez, líder panista en Chihuahua, y la diputada federal Kenia López Rabadán, afirmaron que la ilegalidad de sus actos fue confesada al confirmar que las unidades móviles las financiaba el empresario Fernando Padilla Farfán, mediante la modalidad de “donativo”. La Ley General de Responsabilidades Administrativas señala que si un servidor público acepta un donativo, incurrirá en el delito de cohecho.

Chávez es una delincuente confesa. En una mesa de análisis con Azucena Uresti en Radio Fórmula, se defendió a bote pronto repitiendo que eran donativos y que no había gastado “ni un solo peso” de recursos públicos. Una semana después, en el mismo espacio, cambió su versión y dijo que las caravanas que realizaba en las unidades médicas, estimadas por Latinus en 10 millones de pesos mensuales, eran convenios de colaboración con el sector privado. Este fue otro delito que confesó. Aunque sea servidora pública, no puede firmar convenios específicos en calidad de persona física. Sólo las dependencias públicas y organismos autónomos están facultados para suscribir convenios que involucren algún tipo de intercambio o prestación de servicios, como era el caso.

Chávez es, probablemente, la joven morenista más conspicua de su generación. También la de una carrera meteórica de la mano del senador López. El exprecandidato presidencial, exsecretario de Gobernación y exgobernador de Tabasco ha invertido tanto en su promoción, que en el Senado llaman a Chávez “la jefa”, y hay legisladores que para quedar bien con el líder de su bancada, le aplauden y festejan todas las intervenciones de la chihuahuense. López ha ido mucho más allá. Le entregó una oficina en el Senado a Abraham Mendieta, un español naturalizado mexicano, propagandista del obradorismo, que es novio de Chávez.

López, que tiene el control de todos los cargos administrativos –donde se maneja el dinero– del Senado, pretendió recientemente hacerla presidenta de la cámara, en sustitución de Gerardo Fernández Noroña, que lleva semanas con rendimientos decrecientes. Era demasiado. No pudo hacer el movimiento, aunque su cruzada para promoverla a la gubernatura de Chihuahua no ha cesado. El episodio de las unidades móviles, empero, pone un antes y un después.

El involucramiento de Padilla Farfán en el esquema electoral de Chávez dejó al descubierto los contratos multimillonarios que le dio en Tabasco y en Chiapas, a través de su excuñado, el exgobernador Rutilio Escandón –que hizo convenios con él sobre unidades médicas móviles, una de las cuales apareció en Chihuahua– y, cuando menos, lo deja ante un posible delito de conflicto de interés. Chávez lo conoció años después de que el empresario estuviera metido en licitaciones públicas en entidades donde su amigo López tenía influencia e incidencia.

Desde el primer momento que apareció la publicación en Latinus, Sheinbaum comentó a sus colaboradores que hablaría con la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, para que no pasara su candidatura a la gubernatura, y con López, para que se olvidara de seguir impulsando a Chávez a la presidencia del Senado. Desde entonces, la situación de la senadora en Palacio Nacional se ha ido enredando y empeorando.

Existen reportes de otras irregularidades, y se están recopilando datos sobre probables gastos de lujo y la adquisición de dos propiedades en Chihuahua con prestanombres en otoño pasado, para determinar si procede o no abrir una investigación formal. La que parece muy perfilada hoy en día, es la decisión de que no sea candidata a la gubernatura de Chihuahua.

Columna de Raymundo Riva Palacio

Tomada de El Financiero

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