El coordinador de los diputados de Movimiento Ciudadano, Francisco Sánchez Villegas, propuso eliminar el IEPS a la gasolina, “Por la mayoría silenciosa que son los auténticos patriotas de este país, quitemos el IEPS. Por los héroes de clase trabajadora a los que ya se les quita la mitad de su sueldo en impuestos, quitemos el IEPS. Por los empresarios que son acosados sin tregua por tanto maldito impuesto, quitemos el IEPS. Por que nuestras acciones deben estar encaminadas a servir al pueblo de Chihuahua y no a una casta política, quitemos el IEPS. Porque, el IEPS es un sobreimpuesto a algo que ya tiene impuesto, quitemoslo sin dilación. Porque las familias chihuahuenses son primero, luchemos unidos por primera vez para quitar el IEPS”.
Señaló que el IEPS es en su naturaleza el más inmoral de los impuestos, la injusticia hecha ley mediante el poder político, que además desincentiva el consumo de ciertos productos que dañan la salud o el medio ambiente, no es útil para aminorar el daño al medio ambiente, sino que lastima los bolsillos de las familias mexicanas,
Agregó que el impacto del IEPS en el precio de los combustibles se traduce en una cadena de incrementos en costos logísticos, de transporte y, consecuentemente, en bienes y servicios esenciales. Esta dinámica, acentuada por fluctuaciones en los precios internacionales del petróleo, contribuye a un efecto inflacionario que reduce el poder adquisitivo de las familias mexicanas, particularmente en sectores con menor capacidad económica. Además, los consumidores enfrentan una situación de incertidumbre fiscal debido a que la fluctuación del cobro del IEPS entre 0 y lo dispuesto por la ley para cada gasolina, es una decisión de la autoridad Ejecutiva Federal, y cada semana, según un cálculo interno, la autoridad administrativa federal emite un acuerdo en el que determina cuánto cobrará.
El IEPS genera un efecto desproporcionado en regiones donde el transporte constituye un gasto fundamental, como zonas rurales y áreas de difícil acceso. Estas regiones, que suelen depender más intensamente de combustibles para su desarrollo económico, ven un aumento considerable en sus costos operativos, lo cual amplía las brechas socioeconómicas y dificulta la implementación de proyectos de infraestructura o inversión local. Esta disparidad subraya la necesidad de reevaluar la estructura del IEPS en un contexto de justicia fiscal y equidad territorial. Por otro lado, el aumento en el costo de los combustibles derivados del IEPS también tiene repercusiones ambientales indirectas. Aunque este impuesto pretende desincentivar el consumo de combustibles fósiles, su impacto económico no se traduce necesariamente en una transición hacia fuentes de energía más limpias, pues las alternativas aún no son viables o accesibles para gran parte de la población mexicana.
La eliminación del IEPS en combustibles tendría repercusiones significativas para la economía nacional. Una reducción en el precio de los combustibles incidiría directamente en menores costos operativos para empresas y productores, lo que a su vez incentivaría la competitividad y el dinamismo económico. Además, al disminuir el costo del transporte, se espera una baja en los precios de bienes y servicios, impactando positivamente el índice de inflación nacional. En el ámbito social, esta reforma mitigaría el impacto de la inflación en bienes esenciales, aumentando el poder adquisitivo de los hogares y reduciendo la presión económica en las familias más vulnerables. Esto no solo tendría un efecto inmediato en la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también contribuiría a una mayor cohesión social al reducir desigualdades regionales y sectoriales. Los efectos económicos derivados de esta medida también podrían fortalecer sectores clave como el agroindustrial, donde los combustibles representan un porcentaje importante de los costos de producción. Asimismo, la eliminación del IEPS generaría incentivos para la inversión privada en infraestructura de transporte y distribución, lo que potenciaría un crecimiento económico más equilibrado y sostenible. Este impacto multiplicador podría contribuir a un círculo virtuoso de desarrollo económico que impulse el bienestar colectivo.
El diseño fiscal en países como Estados Unidos y diversas naciones de la Unión Europea permite ajustes flexibles en los impuestos a combustibles, modulados según los precios internacionales y el contexto económico interno. Estos modelos han demostrado su eficacia en amortiguar los efectos negativos de los costos energéticos en la población, garantizando al mismo tiempo recursos suficientes para las funciones estatales. Por ejemplo, en países como Alemania y Francia, los impuestos a los combustibles son reducidos estratégicamente durante periodos de crisis económica, con el objetivo de proteger el consumo interno y evitar una desaceleración económica. En este sentido, México puede adoptar enfoques similares para equilibrar la recaudación fiscal con el bienestar social, fomentando al mismo tiempo la implementación de políticas que incentiven la transición energética. La flexibilidad fiscal y la orientación hacia el desarrollo sostenible son herramientas fundamentales para construir un marco normativo que responda tanto a las necesidades económicas actuales como a los desafíos ambientales globales.
Aseguró que el quitar el IEPS a la gasolina la haría más barata inmediatamente, y eso traería una bajada de precios en cascada, y le daría un impulso al bolsillo.