TLAXCALA, Tlax. (apro).- El 3 de enero, Gustavo Pérez Bautista ingresó al Hospital General de Zona 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Apizaco, Tlaxcala, por presentar complicaciones respiratorias, pero la mala praxis de los médicos, combinada con la falta de insumos y equipo lo llevaron a sufrir un paro cardiaco y a estar muerto durante seis minutos, denunciaron sus familiares.
David Pérez, hermano del paciente, indica que Gustavo tiene ya varios días internado sin ser atendido por un neumólogo y un neurólogo, y sin un CPAP (equipo de Presión Positiva Continua en la Vía Respiratoria) que requiere como apoyo respiratorio, no obstante, el IMSS tampoco permite que sus familiares lleven a especialistas que lo valoren, ni que aporten de manera externa el equipo que el instituto no tiene.
“Sólo nos están dando la opción de esperar a que muera por una mala praxis de sus médicos y porque el IMSS no tiene los medios, ni los insumos”, dice Pérez, quien expone las graves carencias y fallas en atención médica que padecen pacientes como su hermano, quien por más de 30 años ha cotizado en el Seguro Social y que, ahora que lo requiere, no está recibiendo la atención adecuada.
Explica que Gustavo, quien es un operador de transporte de carga de 56 años de edad, fue llevado por su familia primero al hospital del IMSS en Apizaco con posibles síntomas de un accidente cerebro vascular, derivado de una posible apnea del sueño, que consistían en problemas para respirar y presentar desvaríos o incoherencia para hablar.
Al ser atendido en urgencias, volvió a recobrar el estado de alerta y empezó a hablar de manera correcta, por lo que el médico que lo atendió diagnosticó un EVC transitorio, es decir, un corto periodo de síntomas similares a los de un accidente cerebrovascular.
Refiere que le empiezan a hacer los estudios médicos necesarios y dan por hecho que al día siguiente lo darían de alta, sin embargo, durante la noche vuelve a presentar síntomas de apnea del sueño, sin llegar a un paro respiratorio, y la doctora que estaba en urgencias, María del Rayo Victoria Lima Ramírez, toma la decisión de intubarlo.
David, quien trabaja como paramédico y presta el servicio de urgencias con una ambulancia, relata que al llegar al hospital se percata que el médico internista se muestra preocupado al observar la intubación practicada a su hermano.
“¿Todo está bien? le pregunto al médico y me contesta: 'al parecer sí está bien', entonces ya me preocupa, ¿cómo que al parecer? Esto no puede ser de 'parecer’”, menciona al relatar que luego de esto su hermano empieza a desaturar, es decir, a bajar su nivel de oxígeno.
En ese momento le avisan a la doctora Lima Ramírez, que había hecho ese procedimiento, la cual llega, le quita el tubo y lo intenta volver a intubar, pero sin tener el equipo y los materiales necesarios.
“En ese momento me doy cuenta que no tenían nada: no tenían laringoscopio con la hoja que solicitaba la doctora, no tenían cánula nasofaríngea, no tenían los vvms (que se usan para medir la ventilación voluntaria máxima), ni balones, zondas de aspiración, ni oxímetro de pulso, sino que le pusieron uno de dedal que no es el adecuado”, explica.
Agrega que, como correspondía, la doctora aplicó los medicamentos para llevar a Gustavo a un estado de coma, pero el problema es que, por la carencia del material y la falta de pericia, otra vez no realizó la intubación de forma correcta y en ese momento se da cuenta que a su hermano no le estaba llegando el oxígeno, pues solo se inflaban las mejillas, pero el tórax no se elevaba.
“Me dice el internista que mi hermano había entrado en paro”, recuerda, y entre los dos inician maniobras de reanimación cardiopulmonar, hasta que llega su esposa, que había ido a la ambulancia que él conduce por una mascarilla laríngea, con la cual Gustavo sale del paro, aunque estuvo por seis minutos muerto.
“Ya lo conectaron al ventilador y cuando se estabilizó lo intentaron volver a intubar, pero como no tenían nada, les tuve que poner el laringo, la hoja, el tubo, la cánula (materiales que él traía en su ambulancia), porque no había nada de equipo y la doctora no tenía un plan de lo que debía hacer, estaba totalmente nerviosa”, cuenta David.
Al día siguiente, 7 de enero, Gustavo fue trasladado al Hospital General de Zona No. 1 IMSS La Loma Tlaxcala, donde lo canalizan a terapia intensiva y, después de recibir la atención adecuada, presenta una mejoría.
Entonces, añade Pérez, el domingo 12 lo trasladan de nueva cuenta a la clínica 2 de IMSS en Apizaco, pero al regresar a ese nosocomio se encuentran que no había camas en piso, por lo que dejan a Gustavo en una camilla en Urgencias, apenas con unas puntas nasales, sin monitoreo y sin colocarle el CPAP que habían recomendado los médicos de Tlaxcala para apoyar su respiración.
“En la noche empezó a desaturar y a tener problemas para respirar, que era lógico si ya lo habían rescatado y no siguieron las recomendaciones. El lunes 13 la urgencióloga nos dice: ‘su familiar está muy mal, si me firman ustedes autorización, lo vamos a intubar, pero con lo que tenemos y básicamente no tenemos nada. Vamos a ser más agresivos porque él ya trae lastimada la vía aérea’”.
Sin ser intubado de nueva cuenta, Gustavo ha resistido, pero su hermano señala que la atención ha sido “pésima”, pues fue hasta el tercer día que retornó a ese nosocomio que lo valoró un internista, y hasta este jueves no lo podían canalizar con un neumólogo, ni con un neurólogo para valorar los daños que le generó la hipoxia (minutos que estuvo sin recibir oxígeno).
Ante esta situación, sus familiares han propuesto llevar al hospital los especialistas pagados por ellos para que lo valoren, pero los directivos les advierten que no pueden dejar pasar a personal que no corresponda a la institución. Tampoco aceptan que ingresen un CPAP comprado por ellos, aunque el hospital no cuenta con ese equipo.
“A la fecha no tienen un diagnóstico concreto”, relata otro de los familiares de Gustavo, “le manejaron un infarto cerebral, después dijeron que posiblemente tuviera una trombosis pulmonar, luego que era apnea del sueño; en terapia intensiva le diagnosticaron neumonía y ahora dicen que tiene falla multiorgánica”.
Además, al haber hecho reclamos por estas fallas y carencias, denuncian que el personal del hospital ya no está dando la atención que requiere Gustavo y tampoco aceptan volverlo a trasladar al hospital de Tlaxcala. Aunque acudieron a la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed) no han recibido respuestas, por lo que decidieron ventilar el caso en medios de comunicación.
“Mi hermano ha trabajado durante más de 30 años y ha cotizado con el IMSS, no les está pidiendo nada regalado. Además, la situación grave que lo llevó a un paro cardiaco fue por la mala praxis de la doctora a la hora de intubarlo y obviamente esto va acompañado a la falta de insumos en el IMSS”, reclama David.
Con información de proceso.com.mx