Inicia un nuevo año y con él llega una de las etapas más angustiosas para las familias de Chihuahua: la temida cuesta de enero. Este fenómeno, que cada año pone al límite la economía familiar, para este 2025 será una cuesta asfixiante, una tormenta económica para los chihuahuenses, será el preludio de un año de incertidumbre. Esta será la cuesta de una inflación descontrolada, del aumento desmedido en los precios de los combustibles, la paralización de inversiones que generan empleo y un desgobierno que ha abandonado a los ciudadanos a su suerte.
La inflación, que devora el poder adquisitivo de todos, no es un simple número en los reportes económicos; es la razón por la cual los chihuahuenses deben sacrificar alimentos en su mesa o dejar de cubrir necesidades básicas. Los precios de productos de primera necesidad se han disparado mientras que los salarios, el dinero de los chihuahuenses, cada día vale menos.
A esta devastadora situación se suma el incesante incremento en los costos de los combustibles, un golpe directo a quienes dependen de sus vehículos para trabajar y un efecto dominó que encarece absolutamente todos los bienes y servicios. Cada peso extra que se paga en las estaciones de servicio significa menos recursos para la educación, la salud y el bienestar de nuestras familias.
Pero lo más preocupante es que esta crisis económica viene acompañada de una completa parálisis en el ámbito de las inversiones. Sin proyectos productivos que generen empleos dignos y bien remunerados, Chihuahua está siendo empujado al estancamiento.
La situación se agrava aún más con las perspectivas económicas nacionales. Según diversos analistas, México enfrenta una proyección de crecimiento negativa para 2025. Esto implica que, lejos de avanzar, nuestra economía, por las políticas retropopulistas, por un gobierno que apuesta al pasado, retrocederá, profundizando los problemas de desempleo, pobreza y carestía. Este panorama genera incertidumbre y temor en todos los sectores productivos, obstaculizando cualquier posibilidad de recuperación rápida y sostenible. En Chihuahua, esta situación nacional solo refuerza la sensación de abandono y desesperanza, ya que las políticas centralistas no han mostrado voluntad alguna de atender las necesidades reales de las familias trabajadoras, menos las de este nuestro Norte Patria.
Como el primer servidor de los chihuahuenses es mi deber luchar hombro a hombro con las familias de este norte, es mi deber estar con nuestros héroes de la clase trabajadora, es mi deber proteger el patrimonio de quienes se levantan cada día a ganarse su sustento con trabajo y esfuerzo y lo hacemos con políticas de dignidad para las familias chihuahuenses, para que no se incremente el precio a la canasta básica, para que comer carne ya no sea un lujo, para que no se incremente el precio de combustibles por imponerles un brutal impuesto especial, lo hacemos con la demanda de un nuevo paradigma en la política económica, una política que mire al futuro, que atraiga inversiones, que recupere la seguridad jurídica.
No podemos permitir que la indolencia de los populistas condene el futuro de Chihuahua, Chihuahua no merece resignarse a este estado de abandono. Hombro a hombro lucharemos juntos por un futuro digno, justo y próspero, hombro a hombro para quitarnos del cuello la asfixia que pretende el retropopulismo.