La guerra que se recrudeció en los últimos meses entre facciones criminales ha impactado la vida de profesores y centros escolares en las zonas rurales de Sinaloa.
Entre balaceras, avisos de peligro en redes sociales y miedo, los docentes de educación pública buscan impartir clases y hacer su trabajo.
“Mi escuela y algunas de la misma zona tratamos de exigir a nuestras autoridades de la Secretaría de Educación Pública para que tomaran cartas en el asunto y que dieran la posibilidad de (…) las clases en línea”, explica a Latinus un profesor de secundaria que solicita el anonimato por cuestiones de seguridad.
Este docente ha tenido que adaptarse a la violencia e inseguridad que reina en Sinaloa. Para llegar a su centro escolar acostumbra viajar en una camioneta con un grupo de maestros que dan clases en distintas poblaciones. Desde hace unos meses, ese traslado que era rutinario y sin sobresaltos, se ha convertido en una ruta incierta y llena de zozobra.
Las actividades de los profesores también están marcadas por el “toque de queda” impuesto por la misma población, que después de las 7:00 de la tarde no sale a la calle ante el incremento de los enfrentamientos armados y secuestros.
Este docente entrevistado por Latinus denuncia que las autoridades no tienen una estrategia para dar seguridad en los centros educativos ni han sido flexibles para que varias escuelas se mantengan con clases en línea. Los funcionarios de la Secretaría de Educación de Sinaloa, acusa, están presionando para que alumnos y maestros regresen a las aulas de forma presencial.
Además, critica que las autoridades educativas hayan limitado su acción a entregar un protocolo con recomendaciones en caso de balaceras, donde se pide mantener la calma, tirarse al suelo en caso de detonaciones y evitar correr, así como tomar fotografías o video hasta que terminen los hechos
“No puedo creer que sea (…) un protocolo en ese sentido, de cómo proceder ante una balacera en la escuela antes que realmente acabar con la inseguridad”, señala.
De acuerdo con cifras oficiales, en los primeros diez meses de 2024 se registraron 556 homicidios dolosos en Sinaloa. La violencia se ha recrudecido después la captura de Ismael “El Mayo” Zambada, en julio pasado, por el enfrentamiento entre dos grupos del Cártel de Sinaloa.
La crisis de inseguridad trastoca la vida social y económica de la entidad, en especial de Culiacán. En los últimos meses se han registrado pérdidas económicas por más de 900 millones de dólares y al menos 108 empresas cerraron, de acuerdo con datos de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
Con información de Latinus