Esperando que se encuentren bien y deseándoles lo mejor en estas fechas decembrinas, hoy quiero hablar de un tema que nos define como chihuahuenses, que nos llena de orgullo, pero que también hoy nos duele profundamente: la ganadería. Para nosotros, este sector no es solo una actividad económica, es una marca registrada, un símbolo de nuestra identidad que nos distingue en todo México.
Cualquiera que haya viajado fuera de nuestro estado lo sabe: el ganado de Chihuahua es reconocido por su calidad y por el arduo trabajo que respalda cada cabeza exportada. Con más de 600,000 cabezas anuales cruzando nuestras fronteras, lideramos a nivel nacional, y esto no es obra de la casualidad. Es el resultado del incansable esfuerzo de miles de familias que dedican su vida al campo, enfrentando retos que pocos imaginarían.
Sin embargo, hoy enfrentamos un nuevo desafío: el gusano barrenador. Este enemigo silencioso, cuyas larvas de la mosca Cochliomyia hominivorax se alimentan del tejido vivo de los mamíferos, amenaza con afectar profundamente nuestra producción. Aunque en Chihuahua no se ha detectado la presencia de este parásito, su hallazgo en otros estados, como Chiapas, ha derivado en restricciones para la exportación de ganado hacia Estados Unidos, paralizando nuestra actividad y dejando a miles de productores en incertidumbre.
A este reto se suman las condiciones climáticas adversas que han afectado al estado en los últimos años, con sequías prolongadas y cambios que complican aún más el panorama. Pero si algo nos caracteriza como chihuahuenses, es nuestra capacidad de levantarnos ante la adversidad, y este caso no será la excepción.
La respuesta a esta crisis no ha tardado en llegar. Bajo el liderazgo de la gobernadora Maru Campos, se han redoblado esfuerzos para proteger nuestro sector ganadero. La creación del Grupo Estatal contra Abigeato y Fraude Agropecuario, así como las iniciativas de coordinación con la Unión Ganadera Regional, son claros ejemplos de que enfrentamos este problema de manera conjunta, sumando esfuerzos entre gobierno y productores.
Sin embargo, este panorama contrasta con la realidad que enfrentan miles de campesinos de Chihuahua. En medio del frío y las adversidades, han decidido alzar la voz para exigir lo que les corresponde. Desde hace 22 días, mantienen una resistencia activa para reclamar el pago de 384 millones de pesos destinados al programa Producción para el Bienestar, recursos que beneficiarían a más de 60 mil familias que dependen de este apoyo para subsistir.
La paradoja es evidente: mientras se redoblan esfuerzos para blindar la ganadería ante desafíos externos, las necesidades internas de quienes trabajan la tierra y cuidan del campo quedan desatendidas. La unidad y la colaboración no deben ser solo palabras; deben reflejarse en acciones concretas que alcancen a todos los sectores productivos del estado, porque sin campesinos no hay campo y, sin campo, no hay ganadería.
El camino no será fácil, pero estamos acostumbrados a enfrentar y superar adversidades. La ganadería no es solo una actividad económica para Chihuahua; es una forma de vida que llevamos en la sangre. Y como siempre, juntos, gobierno y productores, enfrentaremos esta crisis para que el corazón ganadero de nuestro estado siga latiendo con fuerza, orgullo y esperanza.
En estas fechas decembrinas, celebremos no solo lo que hemos logrado, sino también la unidad que nos define como chihuahuenses. Porque más allá de los retos, sabemos que juntos, siempre salimos adelante.