El pendiente histórico con la diversidad

Entre leyes y juventud / Mario Sías
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El 10 de diciembre,  conmemoramos el Día Internacional de los Derechos Humanos, una fecha que nos recuerda la promulgación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ese documento histórico que proclama los derechos inalienables de todas las personas, por el simple hecho de ser humanos.

Estos derechos trascienden cualquier distinción de raza, color, religión, sexo, género, idioma, opinión política, orientación sexual, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Cuando creímos haber alcanzado un mínimo de convivencia pacífica y haber avanzado en la consolidación de derechos y libertades, el mundo fue testigo de eventos históricos que trajeron dolor y sufrimiento a millones de personas.

Fue entonces cuando las naciones, en un esfuerzo conjunto, acordaron normas comunes para todos los pueblos, con el objetivo de no olvidar jamás las lecciones aprendidas y de consagrar principios de los que no se puede retroceder.

En este tenor, es importante destacar que en México y en el mundo hay fechas clave en las que las calles y avenidas se llenan de personas unidas, alzando la voz en busca de justicia, igualdad, no violencia y, sobre todo, dignidad.

Me refiero a las marchas del Día Internacional de la Mujer y el Día del Orgullo LGBTTTIQ+.

Setenta y cuatro años después de plasmar derechos mínimos que deben aplicarse a todas las personas, aún estamos lejos de garantizar el pleno respeto hacia ellos, especialmente para los grupos más vulnerables.

En el caso de la comunidad LGBTTTIQ+, esta realidad es particularmente evidente y dolorosa. Persisten tabúes, creencias y conductas que no solo hieren, sino que también limitan la dignidad humana.

En nuestro país, la lucha por el matrimonio igualitario ha sido ardua. Aunque hoy es una “realidad legal” en todo el territorio nacional, queda un largo camino para garantizar otros derechos fundamentales.

La discriminación y los estereotipos aún permean nuestras sociedades y, a pesar de los avances, estas barreras siguen presentes en el día a día.

Un ejemplo de esta discriminación se encuentra en la resistencia a reformar los códigos civiles para reconocer plenamente esta figura legal.

En el mejor de los casos, quienes se oponen utilizan argumentos jurídicos; sin embargo, muchas veces recurren a falacias o incluso a posturas religiosas que no deberían influir en el ámbito legislativo.

Es paradójico que quienes se presentan como expertos en derecho civil y familiar se opongan a avances que son fruto de luchas históricas y del reconocimiento pleno de los derechos humanos.

Si bien es posible contraer matrimonio entre personas del mismo sexo, hoy en día este derecho no cuenta con un reconocimiento pleno en nuestras leyes.

No se trata solo del derecho en sí, sino de asegurar que se ejerza en condiciones de igualdad y dignidad.

Las personas LGBTTTIQ+  no somos un secreto ni una minoría invisible. Merecemos, al igual que cualquier otra persona, figuras que protejan y reconozcan nuestra existencia.

Es por eso que celebro la presentación de una iniciativa ante el Congreso del Estado de Chihuahua, que busca garantizar este derecho.

Incluso el Vaticano parece estar más avanzado que algunos sectores que aún se niegan a consolidar derechos fundamentales.

Por ello, invito a quienes tienen en sus manos esta oportunidad histórica a avanzar hacia la apertura que tanto pregonan.

La sociedad repudia posiciones anti derechos, y las recientes elecciones deben servir como un llamado de atención sobre lo que realmente importa a la sociedad.

En México, cinco millones de personas se identifican como parte de la diversidad sexual y de género. Sin embargo, la mitad percibe que sus derechos son poco respetados tanto por la sociedad, como por el Estado.

No pido que quienes legislan renuncien a sus principios, sino que adopten una postura objetiva y abierta, que los lleve a ser una verdadera representación de los derechos de todas y de todos: es su trabajo.

En este día tan importante, invito a quien me lea a reflexionar sobre lo mucho que falta por lograr.

Avanzar en un marco jurídico amplio que vaya en pro de la igualdad, justicia y dignidad de todas las personas, va más allá del ideal, sino que es una responsabilidad tanto pública, como compartida.

La ley, por su esencia, nunca debe ser un instrumento de exlusión  sino de puente.

Con respeto, Mario Sías.

 

Tips al momento

El “llorón de Chihuahua”

El neomorenista Miguel Ángel Yunes Márquez, respondió la demanda que por amenazas interpuso el senador Mario Vázquez, luego de aquella trifulca que se dio hace unos días en la Cámara alta.

A través de una carta pública, el controversial senador, respondió a la demanda interpuesta por el senador panista, para llamarle el “llorón de Chihuahua.

“El mismo cobarde que subió a tribuna a ofenderme estando yo ausente, ahora amenaza con denunciarme penalmente”.

“ Al llorón de Chihuahua le pedí que me ofreciera una disculpa por las ofensas, y en lugar quiso burlarse” dijo.

Tal parece que, la disputa y la polémica seguirá entre ambos senadores. ¿ Qué responderá el chihuahuense a los calificativos del veracruzano? Ya veremos.

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El neomorenista Miguel Ángel Yunes Márquez, respondió la demanda que por amenazas interpuso el senador Mario Vázquez, luego de aquella trifulca que se dio hace unos días en la Cámara alta.

A través de una carta pública, el controversial senador, respondió a la demanda interpuesta por el senador panista, para llamarle el “llorón de Chihuahua.

“El mismo cobarde que subió a tribuna a ofenderme estando yo ausente, ahora amenaza con denunciarme penalmente”.

“ Al llorón de Chihuahua le pedí que me ofreciera una disculpa por las ofensas, y en lugar quiso burlarse” dijo.

Tal parece que, la disputa y la polémica seguirá entre ambos senadores. ¿ Qué responderá el chihuahuense a los calificativos del veracruzano? Ya veremos.

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