Más de 50 niños habrían sido sometidos a abusos sexuales o violaciones por parte de una congregación de monjes en la apodada "isla de los pedófilos", un territorio insular sagrado frente a la costa de Gales (Reino Unido), según una investigación independiente revelada esta semana que examinó denuncias que datan desde finales de la década de 1960 hasta 1992, informa el diario The Mirror.
Los hechos habrían ocurrido en la isla de Caldey, un territorio frente a la costa de Pembrokeshire que alberga una orden cisterciense de monjes desde hace casi 100 años. Según el informe, encargado por la abadía de Caldey, al menos 54 menores sufrieron abusos tanto de monjes como de laicos, algunos de ellos con antecedentes penales que vivían en la isla bajo nombres falsos. En algunos casos se habla de violación.
La mayoría del documento se centra en el padre Thaddeus Kotik, que supuestamente abusó de varios niños en las décadas de 1970 y 1980. El clérigo, que murió en 1992 y nunca fue ni acusado ni condenado, usaba mascotas —como gatitos— para atraer el interés de los niños pequeños y se ganaba la confianza de los padres antes de ofrecerse a cuidarlos, obteniendo acceso total a ellos con consentimiento. Sky News, citando el informe, señala que el monje utilizaba una tortuga y "golosinas" como parte de su estrategia para llevarlos hasta sitios donde podía cometer sus vejámenes sin ser visto, dentro de un patrón consistente de comportamiento. Los investigadores concluyeron que el religioso era capaz de seducir a los niños "a plena vista".
Al parecer, los infantes llegaban a esta isla —un atractivo y pintoresco lugar turístico que recibe 60.000 visitas al año— en plan de vacaciones familiares o a través de viajes organizados por grupos juveniles y escuelas católicas. Un total de 16 sobrevivientes que sufrieron abusos en ese lugar cuando eran pequeños aportaron testimonios a quienes redactaron el informe, de 73 páginas, que se inició en abril pasado después de denuncias de abusos sexuales que se remontaban a más de 60 años atrás.
La mayoría de las víctimas aseguran haber informado de los ataques a profesores, a la Policía y a la Iglesia católica, pero sus declaraciones fueron "en gran medida ignoradas", según la investigación. En 2017, una víctima anónima pidió que los restos del monje fueran exhumados y retirados de la isla, expresando su tristeza porque un lugar de tanta belleza natural "tuviera que albergar criaturas repugnantes", recoge el diario Daily Mail.
Demasiado tarde
El padre Jan Rossey, abad de la abadía de Caldey, y quien encargó la revisión de los presuntos abusos sexuales infantiles cometidos por monjes en el pasado, dijo haber recibido el informe con "profundo dolor y pesar". Pidió sinceras disculpas en nombre de la comunidad monástica por los abusos de Kotik y afirmó que era "evidente" que se habían perdido oportunidades para poner fin a los abusos a menores y que se le había "fallado" a los niños y a sus familias.
"Prometo que haré todo lo que esté en mis manos para evitar que vuelvan a producirse abusos en la isla de Caldey", aseveró, añadiendo que está dispuesto a crear una "cultura de apertura y transparencia". Al respecto, una carta de un residente de la isla, a la que tuvo acceso Daily Mail, afirma que los agresores están "protegidos" y que "nada ha cambiado" porque siguen sucediendo casos de acosos sexual y comportamientos misóginos.
En este contexto, el informe incluye una serie de recomendaciones, entre ellas poner fin al contacto informal entre la comunidad monástica y el público que visita la isla, incluir a uno de los sobrevivientes de abuso sexual en la junta de la isla y que quienes viven y trabajan en Caldey acepten un código de conducta. La abadía prometió implementar en su totalidad todas las sugerencias. Según el padre Rossey, algunas ya se han puesto en práctica.
Con información de actualidad.rt.com