EFE.- La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) mantuvo su estimación de crecimiento para el producto interno bruto (PIB) de México en 2025, en un 1.2%, inferior al 1.4% proyectado para 2024 desde septiembre pasado.
Esta perspectiva refleja un panorama económico desafiante, tanto a nivel interno como externo, en un entorno de desaceleración previsto por el organismo desde noviembre; aunque estimó un repunte de 1.6% para 2026.
Esta perspectiva también dista de la que apuntó la OCDE al iniciar mayo, cuando esperó un alza del 2.2% y 2% para 2024 y 2025, respectivamente.
La OCDE señaló en el informe que esta moderación responde a una combinación de factores: una demanda interna debilitada, una desaceleración en la creación de empleos formales en el sector industrial y una inversión privada afectada por incertidumbres políticas y económicas.
“Los indicadores de corto plazo sugieren que la debilidad de la demanda interna, que comenzó a fines de 2023, persiste. La desaceleración del consumo privado, tanto de bienes como de servicios, está vinculada a una menor creación de empleo en el sector industrial”, indicó la OCDE en el reporte.
Además, apuntó que la culminación de grandes proyectos de infraestructura en el sur del país ha limitado el crecimiento de la inversión pública, al tiempo que resaltó que ha disminuido la inversión privada.
Por otro lado, el organismo resalta que las exportaciones mexicanas han mostrado resiliencia, impulsadas por la fuerte demanda de bienes duraderos en Estados Unidos.
Sin embargo, señaló que persisten riesgos inflacionarios, especialmente en el sector servicios, donde los precios han crecido un 5%, reflejando presiones que podrían dificultar una estabilización completa de la inflación.
Para enfrentar estos retos, la OCDE recomienda una combinación de políticas fiscales y monetarias.
Entre las prioridades destacan la consolidación fiscal, a fin de cumplir la meta del gobierno, de reducir el déficit público del 5% del PIB en 2024 al 3.2% en 2025, mediante una disminución en la inversión pública y ajustes en el gasto.
Además, estimó pertinente mantener una "política monetaria prudente", lo que supone continuar con la disminución gradual de las tasas de interés, actualmente en 10.25%, para estimular la inversión sin comprometer la meta de inflación, mientras las proyecciones oficiales suponen que llegue a 7.5% para finales de 2025.
La OCDE previó que “un uso más sistemático de análisis costo-beneficios sólidos, la ampliación de la base impositiva sobre la renta personal, el aumento de la recaudación del impuesto sobre bienes inmuebles y la mejora de la eficiencia de la administración tributaria ayudarían a financiar un mayor gasto en áreas críticas como la educación y la infraestructura”.
A pesar de las dificultades, la OCDE destacó que México "podría beneficiarse de las tendencias de relocalización de cadenas de suministro (nearshoring), lo que permitiría atraer inversión extranjera directa hacia sectores de manufactura avanzada y tecnología". Sin embargo, para aprovechar estas oportunidades, "se requiere un entorno regulatorio estable y eficiente".
Con información de Latinus