Primer día de Adviento, comienza ya la época navideña, tiempo de reflexión, de preparación para recibir el amor hecho hombre, una época muy esperada por muchos, en donde buscamos estar con la familia, disfrutar, reír y abrazarnos, pero también es una época mucho muy difícil para quienes están sufriendo la perdida de algún ser querido, la ausencia física duele más en estos momentos que son precisamente para vivir en familia, llenos de felicidad en un ambiente de mucha alegría y de fiesta.
Yo he estado y sigo estando en ese lugar, perdí a mi hijo y a mi esposo en menos de 6 meses y puedo asegurarles que en las fechas importantes, significativas, su ausencia se hace más grande, y duele, duele antes, durante y después.
Por eso debemos prepararnos para poder vivir esta festividad lo mejor posible. Es importante hacer una reunión con la familia y amigos cercanos para que sepan que es lo que cada uno necesita del otro, planear y ponerse de acuerdo como quieren vivir esta Navidad, si hacen festejo, si no lo hacen, si hacen cena o mejor no, si hay regalos o solo se reúnen a contar anécdotas, o si prefieren pasarlo en casa viendo películas, lo que decidan estando todos de acuerdo, seguramente les hará pasar un poco mejor estas fechas y con algo de paz .
Yo puedo platicarles que la primera Navidad que pase sin mi hijo y mi esposo les pregunte a mis hijos si querían que nos fuéramos de viaje para evitar todo festejo y ellos estuvieron de acuerdo. Al año siguiente decidimos pasarla como siempre en casa de mi mama y estando con mi mama y mis hermanos en su casa ese día temprano, ayudando a cocinar, les dije fríamente que no quería llantos ni cara de lastima en la cena de esa Noche Buena porque me levantaría y me iría a mi casa; de pronto llegaron mis hijos y sobrinos, fueron entrando uno por uno y yo instintivamente esperaba ver entrar a Micky detrás de ellos, pero rápidamente me cayó la realidad encima, Micky no llegaría esa Navidad ni ninguna otra, entonces comencé a llorar, y en ese momento recibí el mejor regalo de ese día, los abrazos amorosos de mi familia.
Y así, a través de esos abrazos, pude sentir el amor vivo de mi hijo, me di cuenta que está bien llorar, sentirse triste, enojado y con un dolor insoportable, pero que el permitir que tu familia te acompañe, te sostenga y llore contigo, te ayuda a sanar, a no cargar todo ese dolor tu solo y entendí algo más, es Jesús quien nos reúne en familia y Él quiere entrar en ella, porque sabe que Su amor puede vencer incluso hasta la muerte.
Así que esta Navidad, yo te invito a que dejes entrar a tu casa y a tu corazón a ese hermoso y pequeño niño Jesús y que sea Él quien te sostenga y reúna a tu familia y los llene de su Amor, Paz y Esperanza
Velia Rojas Zambrano