Kamel Athié Flores
INTRODUCCIÓN
En México poco hemos aprendido de las sequías, ni el gobierno, ni los diversos usuarios del agua estamos preparados para afrontarlas, ya que cuando llueve “todo mundo se olvida de ellas”. Los rezagos en los temas hídricos e hidráulicos datan de por lo menos tres décadas, en tanto que la Ley de Aguas Nacionales que data de 1992 nada dice sobre cómo prevenir los efectos del cambio climático. Igualmente, el marco institucional prevaleciente es obsoleto, por lo que no hay políticas públicas actualizadas para prevenir este fenómeno y tampoco se han canalizado recursos para mitigar sus efectos.
El objetivo de este artículo es crear conciencia entre autoridades y usuarios del agua sobre su cada vez menor disponibilidad, provocada por el crecimiento poblacional, los efectos del cambio climático, el derroche que se hace en todos los usos, la contaminación y la baja prioridad que los gobiernos le otorgan a este tema.
Sin duda, ahora más que nunca las lluvias son bienvenidas en las diversas regiones del país, sin embargo, por los efectos del cambio climático estas se presentan a manera de huracanes o ciclones devastadores que pueden provocar pérdidas humanas, daños a la infraestructura, a las viviendas, a los cultivos y a los negocios, por lo cual es urgente que el Estado Mexicano en su conjunto y en coordinación con los 3 niveles de gobierno, formule políticas públicas tendientes a sistematizar la prevención y atención a estos fenómenos.
IMPACTO DE LA SEQUÍA EN LA ACTIVIDAD ECONÓMICA AGROPECUARIA
Aunque ya se inició el periodo de lluvias, con los huracanes Alberto y Beryl, en el caso de México los efectos de la sequía siguen siendo muy preocupantes, ya que están impactando en la oferta de agua tanto para uso público urbano, como para la producción de alimentos, lo cual representa una amenaza para el bienestar de las familias y el desarrollo de las actividades productivas, lo que se traduce en afectaciones económicas y sociales como los son: reducción de las superficies cultivadas de granos básicos, encarecimiento de alimentos, conflictos entre usuarios y usos del agua, y migración hacia áreas urbanas o al extranjero.
Conforme al Monitor de Sequía de México al 15 de junio del 2024, el 85% del territorio nacional, presentaba algún grado de sequía, prevaleciendo la severa, moderada y excepcional. En algunas regiones del noroeste, norte y centro, este fenómeno se clasificó como excepcional. (Véase imagen número 1)
Sin duda esta situación tendrá diversos impactos negativos, en el sector agropecuario, ya que en la mayoría de los distritos de riego no se otorgaron las cuotas completas que tienen concesionadas los módulos que son operados por los propios productores, lo cual está repercutiendo en menor producción de granos, hortalizas, oleaginosas y algunos cultivos de exportación como el algodón.
En el caso específico de la producción nacional de maíz, el impacto de la sequía ha sido muy significativo, ya que, según el Consejo Nacional Agropecuario, las importaciones de maíz amarillo en 2024, podrían alcanzar los 21 millones de toneladas, o sea unos 5 millones de toneladas más que el promedio de los últimos 5 años.[1] (Véase imagen número 2)
Las superficies del cultivo de frijol a nivel nacional, también se han visto reducidas la sequía, dado que en el ciclo primavera-verano 2023 se esperaba una producción de 940 mil toneladas, lográndose cosechar sólo 724 mil, por lo cual se importaron alrededor de 313 mil toneladas, en virtud de que consumo nacional de la leguminosa es de aproximadamente 1 millón 100 mil toneladas, volumen sin precedentes con un incremento de 272% con respecto a 2022.[2]
Cabe hacer notar que el frijol es un producto básico en la dieta de los mexicanos y que buena parte de su producción se logra en superficies temporaleras de Chihuahua, Durango y Zacatecas, por lo que los productores de estos estados observaron menores ingresos en el presente año. De acuerdo a consultas hechas a diversos productores de Chihuahua, la cosecha 2024 también resultará mermada, ya que el cierre de siembras lo tienen proyectado durante la segunda quincena de julio y las lluvias no han sido generosas en el norte-centro del país.
La producción de algodón en México, enfrenta desafíos significativos debido a los efectos adversos de la sequía, especialmente en los últimos años. En 2023, la producción nacional alcanzó las 604 mil toneladas, una disminución considerable comparada con las 909 mil toneladas producidas en 2022. Este descenso puede atribuirse en parte a las condiciones climáticas extremas que han afectado varias regiones productoras de algodón en el país.[3]
El algodón, siendo un cultivo relativamente resistente y adaptable, tradicionalmente ha prosperado en entornos semiáridos donde la lluvia es escasa. Aproximadamente el 64% del algodón mexicano se cultiva utilizando únicamente agua de lluvia, aprovechando las raíces profundas y extendidas de la planta para acceder a reservorios subterráneos durante períodos de sequía.
Sin embargo, los recientes estados de sequía excepcional han planteado serias preocupaciones sobre la sostenibilidad y la productividad del cultivo. Las condiciones de sequía extrema no solo reducen la disponibilidad de agua superficial y subterránea, sino que también aumentan el estrés hídrico en las plantas de algodón, afectando su crecimiento, desarrollo y rendimiento.
En 2023, las entidades federativas como Chihuahua, Hidalgo, Baja California, Morelos y Coahuila, destacaron por sus significativas ventas internacionales de algodón, reflejando la importancia económica del cultivo a pesar de los desafíos climáticos. Las exportaciones de estas entidades, que sumaron 143 millones de dólares que representa el 0.67% de participación en exportaciones globales, subrayan la relevancia del sector algodonero en la economía nacional. [4]
Los efectos nocivos de la sequía se resintieron también en el saldo de la balanza comercial agroalimentaria, ya que entre 2013 y el 2020 se observó un superávit creciente llegando a 3,381 millones de dólares, siendo su punto de inflexión, ya que a partir de allí descendió en los años subsiguientes hasta llegar en 2023 a 2,020 millones de dólares. Dadas las circunstancias prevalecientes es muy probable que su tendencia a la baja continúe en 2024. (Véase imagen número 3)
La sequía ha provocado graves pérdidas en el sector ganadero a nivel nacional, pero más en los estados de Chihuahua, Sonora, Tamaulipas, Aguascalientes, Jalisco, Durango y Veracruz, en los cuales en 2024 han muerto o sido sacrificadas más de 156 mil cabezas por la falta de agua y alimento para mantenerlas.
Esta actividad es estratégica para la alimentación de los mexicanos, la generación de divisas y los empleos en el medio rural; su aportación al PIB agropecuario es del 2.3%, produciendo 9.5 millones de toneladas de carne anuales, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER). Sin embargo, esta situación ha provocado merma en los hatos ganaderos y en los ingresos de los productores medianos y pequeños, que en algunos casos han tenido que abandonar sus ranchos o migrar hacia Estados Unidos.[5]
Igualmente, la producción de leche registrará mermas de entre el 5% y 10% durante el presente año, ya que enfrenta el encarecimiento de forrajes por la escasez de agua, pero también por la especulación en los precios a lo que los industriales les compran a los lecheros, según información de la Federación Mexicana de Lechería (FEMELECHE).
CONCLUSIONES
La oferta de agua dulce a nivel planetario se ha venido reduciendo progresivamente por efectos del calentamiento global, por lo que ya no es válido afirmar que el 69% del agua dulce se encuentre en su estado sólido en ambos polos del planeta y en las altas montañas, como tampoco lo es que el 30% del agua dulce esté almacenada en los acuíferos subterráneos, debido a las sequías y a la sobreexplotación de que están siendo objeto en numerosos países, incluyendo México. Y menos aún es cierto que el 1% de agua dulce esté en ríos y lagos.
Lo anterior explica la progresiva reducción en la disponibilidad Habitante/Año en los países más densamente poblados. En el caso de México este indicador en 1950 era de 18,035 m3 y descendió a sólo 3,135 m3 en 2020. Se estima que en 2025 será de sólo 2,500 m3 ,esto es muy preocupante en virtud de que la cantidad mínima estimada por la FAO para que la población de una región o país pueda subsistir sin los efectos del estrés hídrico, es de 5 mil m3 habitante/año.[6](Véase imagen número 4)
A pesar de los esfuerzos y acuerdos tomados en las “Conference of the Parties” (COP’s) que engloba 196 países que pactaron compromisos para reducir emisiones de gases de efecto invernadero y evitar el calentamiento global, limitando el incremento de temperatura media anual a 2 °C por encima del nivel preindustrial y esforzarse por no superar 1,5 °C; esto no se está cumpliendo según la Organización Meteorológica Mundial, durante todo el quinquenio 2024-2028 hay un 47% de probabilidades que la temperatura media mundial supere los 1,5 °C con respecto a la era preindustrial.[7]
Ante estas expectativas nada halagadoras de carácter exógeno, se puede afirmar que los efectos del cambio climático, particularmente las sequías e inundaciones por la presencia de huracanes y ciclones devastadores, se seguirán presentando en nuestro país.
Conforme a lo anterior, cabría preguntarse: ¿Estamos preparados como país para atemperar sus efectos?; ¿El marco legal existente en materia hídrica y de conservación de recursos naturales y del medio ambiente, responden a estas nuevas realidades?; ¿Las instituciones del Gobierno Federal relacionadas con estos temas pueden afrontar los nuevos retos y desafíos en materia de sequías y fenómenos meteorológicos? ¿El Gobierno Federal cuenta con los recursos presupuestales suficientes para atender este tipo de emergencias que tenderán a la normalidad en los próximos años?
RECOMENDACIONES
Sin duda, las sequías tenderán a ser más frecuentes y de mayor duración, en tanto que la disponibilidad de agua también se seguirá reduciendo por el cambio climático, el crecimiento poblacional y el desperdicio y derroche en todos los usos, así como la creciente contaminación, por lo cual el próximo gobierno de la república, deberá darles
mayor prioridad a al tema del agua y a los relacionados con el cuidado del medio ambiente, para lo que es inaplazable actualizar el marco legal e institucional, y dedicar mayores presupuestos para responder a los retos de las nuevas realidades.
Para resolver esta compleja problemática se propone involucrar en la solución al gobierno federal, gobiernos estatales, municipales, iniciativa privada y los diversos usuarios del agua. Como estrategia, las propuestas se harán considerando los programas y acciones que habría realizar para resolver los problemas por el lado de la OFERTA y por el lado de la DEMANDA de agua, con los objetivos primordiales de garantizar el derecho humano al agua, el crecimiento de las ciudades y la sostenibilidad de las actividades productivas y los servicios.
Por el lado de la OFERTA
Al gobierno federal en coordinación con los gobiernos estatales les corresponderá eficientar la OFERTA de agua mediante las siguientes acciones:
Rehabilitar y eficientar los sistemas de distribución y abasto de agua tanto para uso público urbano, como para la agricultura, la industria y los servicios.
Construir nuevas fuentes de abastecimiento para resolver los problemas de déficit de agua potable en las megalópolis, ciudades y el medio rural. Esto implica la construcción de acueductos, presas de almacenamiento y plantas potabilizadoras.
Aplicar la Ley de Aguas Nacionales vigente a fin de evitar que los concesionarios tanto de agua superficial como subterránea, puedan usar volúmenes adicionales a los otorgados. ya que con el cumplimiento de esta sola medida, la oferta de agua en diversas ciudades se tendrían caudales suficientes para abatir los déficits, sobre todo en el caso de aprovechamiento de pozos.
En complemento a lo anterior resulta obligado que mediante el uso de tecnología de medición y detección satelital con inteligencia artificial, se identifiquen los pozos y tomas ilegales, que por falta de vigilancia de la autoridad del agua se han incrementado escandalosamente.
Construir nuevas plantas de tratamiento para asegurar el reúso en actividades que no requieren niveles de potabilización, y en los casos que así lo demanden, potabilizar el agua ya usada.
Rehabilitar y modernizar las plantas potabilizadoras existentes que por falta de mantenimiento han dejado de operar.
En los casos que resulten factibles técnica y económicamente y no haya otras fuentes de abastecimiento, debe propiciarse la construcción de plantas desalinizadoras.
Por el lado de la DEMANDA
El gobierno en su conjunto y los diversos usuarios del agua, deberán instrumentar e implantar políticas públicas orientadas a reducir eficazmente la demanda del agua en la agricultura, uso público urbano, industrial y en el sector servicios, mediante medidas inductivas y coercitivas, adoptando tecnologías ahorradoras de agua en todos los usos, lo que implica un esfuerzo para la innovación y el desarrollo tecnológico.
En el caso de los 86 distritos de riego, es urgente iniciar su rehabilitación y modernización, mejorando la eficiencia en los canales de distribución y en el riego, ya que algunos de ellos tienen más de 30 años sin mantenimiento integral y el derroche de agua puede ser hasta del 50%.
Por su parte los organismos operadores deberán seguir avanzando en las actividades y obras de sectorización, detección de fugas, medición de cobro y adopción de tarifas suficientes para lograr la autosuficiencia en la operación de los sistemas.
En lo que corresponde al uso doméstico, las familias y sus integrantes deberán esforzarse por reducir la demanda mediante diversas acciones tales como: La adopción de sanitarios con depósitos no mayores a 10 litros; en los casos donde se usan lavadoras, el agua de los enjuagues debería utilizarse para otros usos domésticos como riego de jardines, automóviles y pisos. Estos son sólo algunos ejemplos, hay mucho por hacer para reducir la demanda de agua en los hogares.
[1] Datos históricos proporcionados por el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas, https://gcma.com.mx/
[2] [2] Grupo Consultor de Mercados Agrícolas y Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera
[3] Anuario Estadístico de la Producción Agrícola, SIAP: https://nube.siap.gob.mx/cierreagricola/
[4] Secretaría de economía, Data México: https://www.economia.gob.mx/datamexico/es/profile/product/cotton
[5] Fuente: Información obtenida de SADER Y SEMARNAT
[6] Plan Nacional Hídrico 2014-2018 y CNA Estadística. Proyección 2025 elaborada por el Autor.
[7] Fuente: Naciones Unidas, Extraído de: https://news.un.org/es/story/2024/06/1530326#:~:text=La%20Organizaci%C3%B3n%20Meteorol%C3%B3gica%20Mundial%20ha,para%20el%20periodo%202023%2D2027.