AP.- Un acuerdo de alto el fuego que entró en vigor este miércoles podría poner fin a más de un año de enfrentamientos transfronterizos entre Israel y el grupo político-paramilitar Hezbolá de Líbano, generando esperanzas y reactivando interrogantes difíciles en una región asediada por conflictos.
El acuerdo, mediado por Estados Unidos y Francia y aprobado por Israel, establece una pausa inicial de dos meses en los combates y requiere que Hezbolá ponga fin a su presencia armada en el sur de Líbano, mientras que las fuerzas israelíes deben regresar a su lado de la frontera. Ofrece a ambas partes una salida de las hostilidades que han obligado a desplazarse a más de 1.2 millones de libaneses y 50 mil israelíes de sus hogares.
Una intensa campaña de bombardeos por parte de Israel ha dejado más de 3 mil 700 muertos, muchos de ellos civiles, según funcionarios libaneses. Más de 130 personas han perdido la vida del lado israelí.
Aunque podría apaciguar significativamente las tensiones en la región, el acuerdo hace poco directamente para resolver la guerra mucho más letal que ha asolado Gaza desde el ataque de Hamás en el sur de Israel en octubre de 2023, en el cual murieron mil 200 personas.
Hezbolá, que comenzó a disparar decenas de cohetes hacia Israel al día siguiente en apoyo a Hamás, previamente dijo que seguiría luchando hasta que se detengan los combates en Gaza. Con el nuevo cese del fuego se ha retractado de esa promesa, lo que deja a Hamás aislado y librando una guerra por sí solo.
A continuación se presentan lo que se debe saber sobre el acuerdo tentativo de alto el fuego y sus posibles implicaciones:
El acuerdo supuestamente exige una pausa de 60 días en los combates en la que los soldados israelíes se retirarían a su lado de la frontera, y a la vez requiere que Hezbolá ponga fin a su presencia armada en una amplia franja del sur de Líbano. El presidente estadounidense Joe Biden dijo el martes que se pactó que el acuerdo entrara en vigor a las 4:00 de la madrugada hora local del miércoles.
Según el acuerdo, miles de soldados libaneses y cascos azules de la ONU se desplegarán en la región, al sur del río Litani. Un panel internacional encabezado por Estados Unidos monitoreará que todas las partes cumplan con lo acordado. Biden dijo que el acuerdo “fue diseñado para ser un cese permanente de hostilidades”.
Israel ha exigido el derecho a actuar en caso de que Hezbolá incumpla sus obligaciones, pero los funcionarios libaneses rechazaron incluir eso en la propuesta. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, advirtió el martes que las fuerzas armadas del país atacarían a Hezbolá si la fuerza de paz de la ONU —conocida como UNIFIL— no hace cumplir el acuerdo.
Hezbolá indicó que le daría una oportunidad al pacto de alto el fuego, pero uno de los líderes del grupo dijo que el apoyo que este dé al acuerdo depende de la claridad de que Israel no reanude sus ataques.
“Después de revisar el acuerdo firmado por el gobierno enemigo, veremos si hay una coincidencia entre lo que declaramos y lo que fue acordado por los funcionarios libaneses”, dijo Mahmud Qamati, vicepresidente del consejo político de Hezbolá, a la red qatarí de noticias por satélite Al Jazeera.
“Queremos un fin a la agresión, por supuesto, pero no a expensas de la soberanía del Estado” de Líbano, señaló.
El principal diplomático de la Unión Europea, Josep Borrell, dijo el martes que las preocupaciones de seguridad de Israel habían sido abordadas en el acuerdo.
Después de meses de bombardeos transfronterizos, Israel puede adjudicarse grandes victorias, incluida la muerte del líder principal de Hezbollah, Hassan Nasrallah; de la mayoría de sus comandantes principales, y la destrucción de una extensa infraestructura del grupo político-paramilitar.
Un ataque complejo en septiembre que involucró la explosión de cientos de walkie-talkies y bípers utilizados por Hezbolá fue ampliamente atribuido a Israel, lo que dejó ver una notable penetración del gobierno israelí en el grupo miliciano.
El daño infligido a Hezbolá ha golpeado no sólo a sus filas, sino también a la reputación que se forjó al luchar contra Israel hasta un punto muerto en la guerra de 2006. Sin embargo, sus combatientes lograron ofrecer una fuerte resistencia en el terreno, ralentizando el avance de las fuerzas israelíes mientras continuaban disparando decenas de cohetes, misiles y drones a través de la frontera cada día.
El alto el fuego ofrece alivio a ambos bandos, dando un respiro al sobrecargado Ejército de Israel y permitiendo a los líderes de Hezbolá alardear de la efectividad del grupo en mantener su posición a pesar de la enorme superioridad israelí en armamento. Pero es probable que el grupo político-paramilitar enfrente un ajuste de cuentas, ya que muchos libaneses lo acusan de atar el destino de su país al de Gaza al servicio del crucial aliado Irán, infligiendo grandes daños a una economía libanesa que ya estaba en muy mal estado.
Hasta ahora, Hezbolá ha insistido en que sólo suspendería sus ataques a Israel cuando este acordara detener la lucha en Gaza. Es probable que algunos en la región consideren que un acuerdo entre el grupo con sede en Líbano y el gobierno israelí equivale a una capitulación.
En Gaza, donde los funcionarios dicen que más de 44 mil palestinos han muerto debido a la guerra, los ataques de Israel han infligido un alto costo a Hamás, incluida la muerte de los principales líderes del grupo. Pero los combatientes de Hamás continúan reteniendo a decenas de rehenes israelíes, dándole al grupo militante una ficha de negociación si se reanudan las negociaciones indirectas de alto el fuego.
Es probable que Hamás continúe exigiendo una tregua duradera y una retirada completa israelí de Gaza en cualquier acuerdo de este tipo. Por su parte, Netanyahu reiteró el martes su promesa de continuar la guerra hasta que Hamás sea destruido y todos los rehenes sean liberados.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, cuyas fuerzas fueron expulsadas de Gaza por Hamás en 2007 y que espera gobernar algún día sobre el territorio nuevamente como parte de un Estado palestino independiente, ofreció un recordatorio puntual el martes de la complejidad de la guerra, exigiendo una intervención internacional urgente.
“La única manera de detener la peligrosa escalada que estamos presenciando en la región, y mantener la estabilidad, seguridad y paz regionales e internacionales, es resolver la cuestión de Palestina”, dijo en un discurso ante la ONU leído por su embajador.
Con información de Latinus