El día de hoy, no podía dejar de compartirles unas líneas por motivo del día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres. Basta con ver a nuestro alrededor personas vestidas de color naranja o edificios iluminados con el mismo, publicaciones en las redes sociales, conferencias, posicionamientos, en general todos ellos dirigidos a visibilizar la violencia hacia las mujeres.
Hagamos un recuento histórico para poder entender el origen y las causas por las que conmemoramos este día. Desde 1981 en Latinoamérica, se reconoció a Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, hermanas nacidas en la República Dominicana que fueron asesinadas en 1960 por el régimen militar del que eran opositoras. Como resultado, la ONU establecio el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en conmemoración de su lucha y legado.
En 2008, luego de una serie de acciones, la ONU Mujeres, promovió la campaña “únete” con el propósito de instar a la opinión pública y a los gobiernos de los Estados parte, a emprender acciones para prevenir y erradicar la violencia hacia las mujeres, ello motivado en las cifras al alta de actos violentos ejercidos contra las mujeres. Adicional, en 2012 se definió el 25 de cada mes como el Día Naranja con el fin de “hacer conciencia sobre la violencia contra las mujeres y las niñas y actuar en consecuencia”.
A pesar de todos los esfuerzos internacionales, nacionales y locales, la violencia de género sigue siendo un problema estructural. Uno de los principales obstáculos para erradicarla es que sigue siendo silenciada frente a un sistema que facilita la impunidad de los agresores, la estigmatización y la vergüenza de las víctimas.
En 2023, alrededor de 51.100 mujeres y niñas de todo el mundo murieron a manos de sus parejas u otros miembros de su familia. Es decir, se asesinó a una mujer cada 10 minutos.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH), 7 de cada 10 mexicanas han experimentado algún tipo de agresión durante toda su vida y de ellas, 49% refirieron haber sido víctimas de violencia física, 29% económica o en el trabajo, 34% física y 41% sexual.
En México, 4 de cada 10 mujeres ha sufrido violencia por parte de su pareja sentimental, 8 de cada 10 no solicitó apoyo de ningún tipo ni presentó una denuncia al momento de recibir los ataques; 28% no lo hizo porque consideraron la agresión un “acto sin importancia”; 19% se abstuvo por miedo a las consecuencias y 17% por vergüenza.
Desde luego que las mujeres somos mucho más que cifras y estadísticas. Debemos reconocer que a pesar de los avances tanto en políticas públicas, legislación, educación y presupuesto, sigue existiendo una gran deuda con las mujeres y no saldará hasta que termine todo tipo de violencia o feminicidio.
El mayor cómplice de la violencia es el silencio, es la duda, es la vergüenza, es el machismo o es el qué dirán. La solución radica en acabar con la impunidad, adoptar y financiar planes de acción e invertir en soluciones que realmente fortalezcan el papel de las niñas y mujeres ante los diferentes espacios públicos y privados.
Cierro estas líneas dirigidas a ti mujer, a ti mamá, a ti estudiante o a ti compañera de trabajo; si eres víctima de violencia no dudes en denunciar.