Arqueólogos mexicanos, encabezados por la egiptóloga Gabriela Arrache, culminaron 19 años de trabajo de restauración del templo funerario donde se encuentra la Tumba Tebana 39 (TT39), ubicada en la ciudad de Luxor, en Egipto.
El equipo de especialistas laboró en el sitio arqueológico por invitación de las autoridades egipcias, quienes recibirán el monumento este jueves 21 de noviembre para abrirlo al público.
El monumento TT39 corresponde a un templo funerario dedicado a Puimra, sacerdote de la corte de los faraones que vivió en la ciudad de Tebas, antiguo nombre para designar a Luxor, explica la doctora Arrache en entrevista para Latinus.
El templo fue construido cerca del año 1350 a.C. y, por sus características, debió ser dedicado a un personaje con fuerte poder político y económico en el antiguo Egipto.
Los expertos detallan que, conforme se desarrollaron los trabajos en la tumba, descubrieron que Puimra fue el segundo sacerdote de Amón, dios egipcio de la creación y patrono de Tebas. El clero de Amón, al recibir tributos de todo Egipto, llegó a ser incluso más poderoso que el mismo faraón.
“La tumba es enorme, tiene tres cámaras. La cámara funeraria es la de la izquierda, la del centro es un templo, está a nivel de piso con unos colores que parece que los pintaron ayer”, indica la egiptóloga mexicana.
La tumba guardaba una sorpresa a los arqueólogos mexicanos. Tenía una maldición explicada en 20 columnas, entre las que destacaban leyendas como: “Si entras a bailar, te van a salir los cocodrilos. Si entras a respetar, los dioses van a recibir tus ofrendas”.
Arrache explica que los trabajos iniciaron en 2005 y duraron casi dos décadas porque el monumento presentaba problemas estructurales, el techo tenía grietas y había pozos de saqueo desde donde se extrajeron piezas arqueológicas que terminaron en colecciones privadas y casas de subasta.
“El monumento es enorme y tenía problemas estructurales. Yo siempre les decía ‘primero hay que salvar el monumento y luego su belleza’, tuvimos que cerrar grietas. Se llevaron los pedazos de las paredes, el mercado negro era terrorífico”, añade.
El equipo mexicano viajó a Egipto durante las épocas en las que el calor les permitió trabajar, que fue entre los meses de octubre-noviembre y marzo-abril. En tiempos de excavación, el grupo llegó a ser de 50 personas, entre mexicanos y egipcios.
Sin embargo, hubo dos años en los que no fue posible asistir: en 2011 con motivo de la revolución egipcia y en 2020 por la pandemia de Covid-19.
Durante los 19 años de trabajo, el equipo mexicano no recibió apoyo financiero de los gobiernos mexicano y egipcio, sólo apoyo administrativo por parte de las respectivas cancillerías. Arrache explica que ella, junto a la Sociedad Mexicana de Egiptología, pagaron los trabajos durante ese tiempo.
“Tres locos, yo misma, Félix Valdés Corral y María Alicia Valdés Corral, somos los que hemos financiados este sueño. Los que vienen pagan sus gastos, así es como hemos sobrevivido. Nos la hemos visto difícil, pero creo que ha valido la pena”, asegura.
Con información de Latinus.