Quien me haya leído con cierta asiduidad sabe que jamás me atrevería a juzgar a nadie por su aspecto básicamente porque sería suficiente motivo para arrancarme la lengua de un mordisco, vista mi fealdad y lamentable aspecto que, lo he dicho muchas veces, me asemeja a un perro parado de patitas; no, lo de changos es porque esa imagen fue la que se me vino a la cabeza (para ser jauría les faltan gónadas y colmillos) cuando vi ese circo de jueces y magistrados festejándole sus gracias a ese engendro llamado Andrea Chávez.
No se vaya a pensar que lo de “engendro” es un insulto. No señor, por tal, la Real Academia entiende criatura informe que “nace sin la proporción debida”; dice también: “aberración, barbaridad, deformidad, horror”; “persona muy fea” o “aviesa, mal inclinada o de índole perversa”; pues bien, la única razón por la que Andrea Chávez es senadora de la República es su estrecha relación, lo que es público y notorio, con Adán Augusto López; es decir, no tiene ningún mérito ni intelectual ni político que explique su condición lo que hace que exista una extraordinaria desproporción entre sus cualidades personales (si alguna tiene) y el cargo que ocupa.
En ese sentido, su desempeño como legisladora no puede tildarse sino como queda dicho: una aberración, una barbaridad, una deformidad, un horror; nadie, absolutamente nadie que esté en sus cabales o que se asuma con seriedad abogado, puede pensar otra cosa de una reforma a los poderes judiciales que se significa por un artero y brutal ataque a los derechos humanos de las personas juzgadoras; quien así lo haga, no se diga quien la haya votado a favor o la defienda, será por fuerza una persona aviesa, mal inclinada o de índole perversa.
Pues bien, retomando el punto, ver a jueces y magistrados locales muertos de la risa y con aspecto de desbordada felicidad, apapachando a la senadora morenista, no puede provocar, por lo menos a mí me ocurrió, más que estupor, asco y un retintín de desprecio. Es no tener vergüenza ni dignidad algunas. Besar la mano del verdugo previo a que te degüelle sólo lo hace una persona muy estúpida o muy abyecta. El que los cesen de facto, el que les quiten sus prerrogativas, el que los desconozcan de su condición de juzgadores, el que los humillen tratándolos como basura, sólo tiene a un responsable y ése es MORENA.
Algunos de los concurrentes se distinguieron en el pasado inmediato por su rastrera sumisión al régimen corralista; luego, luego se ve cómo extrañan la correa; como necesitan el látigo en el lomo para estar a la altura; es decir, de rodillas, dispuestos a conformarse con las migajas que les arrojen desde la mesa del poder.
Por lo pronto, habrá que ver cómo el partidazo los compensa; seguramente, a la inmensa mayoría les darán, como premio de consolación, como a buen chango amaestrado, un plátano verde para que hagan con él lo que su vileza les dicte.
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Luis Villegas Montes.