Este fin de semana, el Partido Acción Nacional (PAN), la institución político-electoral más longeva de México, enfrenta una elección interna que determinará el rumbo que tomará en el próximo ciclo político. Para muchos, la renovación de la dirigencia es más que un simple relevo de liderazgo; representa una oportunidad para que el partido se adapte y se fortalezca en un momento en que la oposición enfrenta una serie de desafíos sin precedentes. Este cambio de liderazgo ocurre en un contexto marcado por una creciente necesidad de alternativas políticas claras y efectivas frente a un nuevo gobierno que ha tomado decisiones determinantes en múltiples áreas de la vida pública.
El actual presidente del PAN, Marko Cortés, deja el liderazgo en un contexto complicado. Los resultados de los últimos procesos electorales y de reformas en el Congreso han dejado al partido en una posición vulnerable y han resaltado la necesidad de una estrategia sólida, capaz de ofrecer una verdadera alternativa en el escenario político nacional. Las reformas impulsadas por el gobierno han debilitado las posiciones de la oposición, y el PAN, en particular, se encuentra en un momento crucial para reinventarse y superar las derrotas recientes.
La competencia por la dirigencia se ha intensificado, con dos figuras relevantes luchando por la presidencia del partido: Jorge Romero, político con experiencia en el liderazgo del partido. Ambos candidatos ofrecen visiones distintas para el partido, pero me parece que la idea que debe prevalecer es aquella de brindar una alternativa real y empática para con la ciudadanía.
La necesidad de revitalización es evidente, y no solo por las recientes derrotas electorales y legislativas, sino porque el PAN enfrenta un entorno en el que la ciudadanía exige respuestas concretas a problemas urgentes como la seguridad, la justicia y la economía.
Como dijo alguna vez Carlos Castillo Peraza, “los partidos son instrumentos de la ciudadanía, no de intereses personales.” Esto cobra un recordatorio en que el PAN debe mostrar que sigue comprometido con la democracia, la ética y los principios de honestidad en la vida pública
El reto para la próxima dirigencia es monumental, pues necesita encontrar el equilibrio entre ser una oposición efectiva y constructiva ante el gobierno, al tiempo que mantiene la unidad interna y se reconecta con los ciudadanos que exigen transparencia y cercanía. Las decisiones que se tomen ahora definirán si el PAN logra no solo ser relevante en el próximo proceso electoral, sino ser una verdadera alternativa política que retome sus ideales de libertad y justicia.
La historia y los principios del PAN tienen una base sólida, pero el futuro dependerá de las decisiones que se tomen en esta coyuntura en la que nos econtramos.