Hace unos días leí un articulo que decía que no deberíamos festejar el día de muertos porque ya bastantes muertos tenemos en México.
Ciertamente nuestro país está sumido en la violencia y la impunidad, no estamos perdiendo solamente nuestras instituciones, sino también la poca seguridad que teníamos, estamos perdiendo el México que conocemos.
Pero, es precisamente esto lo que me lleva a darme cuenta que a pesar de que nos están quitando lo que queda del país, lo que no nos pueden quitar es nuestra cultura, nuestras costumbres y raíces.
Dicho lo anterior, vuelvo al tema que hoy me llama, festejar o no la muerte.
Nadie ama la vida más que nosotros los mexicanos y por eso mismo somos muy conscientes de la muerte, es por eso que en el Día de Muertos la muerte se representa como una presencia viva, un símbolo de la vida que se materializa en los altares que se ofrecen. En nuestra cultura y tradición, implica el retorno transitorio de las alamas de los difuntos quienes regresan a casa, al mundo de los vivos para convivir con familiares y nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor, así las ofrendas combinan elementos sagrados y simbólicos y cada uno tiene un significado especial.
Además, el día de muertos es un ritual que nos ayuda a aceptar la realidad de la muerte facilitando el proceso de duelo, poner el altar de muertos es también una oportunidad para celebrar la vida a nuestros seres queridos que partieron, contar anécdotas en familia, reír y llorar juntos, pero sobre todo, para mantener vivo el recuerdo de esa persona tan amada, convirtiendo el dolor de su ausencia, en amor.
Este año no puse altar de muertos por primera vez desde que murió Micky, pero si que voy a festejar este día, voy a San Miguel de Allende a la gran fiesta, me vestiré de catrina, me colgaré un corazón en el cuello en honor a mi hijo, recordando que la vida está llena de belleza, amor y libertad y es precisamente la muerte quien nos ayuda a iluminar esa realidad, así que los invito a festejar con alegría este día lleno de color y tradición, con la certeza de que la vida no termina con la muerte.
Por: Velia Rojas Zambrano.