Juan Álvarez o «Tata Juan», un héroe mexicano olvidado

A ti ciudadano:

Juan Nepomuceno Álvarez Hurtado fue un general y político mexicano. Y aunque su nombre no es tan recordado como el de Miguel Hidalgo o Josefa Ortiz de Domínguez, su participación se considera indispensable para la consolidación de la Independencia de México.

También fue pieza clave durante conflictos tan importantes como la Segunda Intervención Francesa e incluso encabezó la Revolución de Ayutla. Aunado a esto, Juan Álvarez llegó a ocupar la silla presidencial durante un periodo breve en 1855.

Juan Álvarez nació el 27 de enero de 1790 en lo que entonces era la Intendencia de México (hoy Guerrero) y falleció el 21 de agosto de 1867 en el mismo sitio. Sus padres fueron doña Rafaela Hurtado y don Antonio Álvarez.

Siendo aún muy pequeño, sus padres lo enviaron a lo que hoy es la Ciudad de México. La finalidad era que estudiara la primaria en el colegio Ignacio Avilés. Años después, cuando ya tenía 17 años regresó a su lugar de origen para reclamar la herencia de sus padres, quienes habían fallecido.

Empero, lejos de ser bien recibido por su tutor, éste lo obligó a realizar trabajos forzados en su propia hacienda. Al no poder oponerse, Álvarez optó por unirse al ejército de José María Morelos en cuanto éste pasó por la costa.

Para 1810, Álvarez tenía apenas veinte años. Sin embargo, pese a su corta edad, decidió unirse a la lucha de la Independencia bajo el mando de Morelos. Cabe mencionar que en ese entonces Álvarez recibió el apodo de El Gallego debido a que su padre era originario de Santiago Compostela, Galicia, España.

Aunque su nombre no es muy reconocido ni reivindicado, Juan Álvarez tuvo una participación indispensable en la lucha independentista. Destacó por su inteligencia y valor en batallas como la de Aguatillo, Tres Palos, Arroyo del Moledor, Tonaltepec y la de La Sabana. En esta última quedó herido, pero no de muerte.

Álvarez fungió como escolta de Morelos. No obstante, cuando aquél fue asesinado, se enlistó con Vicente Guerrero, quien combatía a las tropas realistas. Para ese entonces, Álvarez ya había recuperado parte de su riqueza, por lo que apoyó a la causa con dinero, armas y hombres, además de su propia fuerza.

Al enterarse de su participación en la lucha armada, el Gobierno Virreinal le confiscó todas sus tierras y ganado. Debido a esto, Álvarez tuvo que enfrentarse nuevamente a la carencia.

Posteriormente, cuando Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide proclamaron el Plan de Iguala, Álvarez consiguió tomar el puerto de Acapulco. Posteriormente, Álvarez y Guerrero lograron vencer a las tropas realistas en El Paso Cueva del Diablo. Estos dos actos tuvieron una gran importancia para la consolidación de la Independencia de México en 1821.

Cuando se consolidó la Independencia, Juan Álvarez intentó retirarse. Empero, se le nombró comandante general de Acapulco y luego gobernador. Tiempo después tuvo que hacer frente, junto con Anastasio Bustamante y Vicente Guerrero, a Agustín de Iturbide, quien pretendía instaurar el imperialismo.

A pesar de sus intenciones de retirarse, Álvarez siguió participando en numerosos enfrentamientos. Otro de ellos fue la Guerra de los Pasteles en 1838. En 1844 combatió al gobierno de López de Santa Anna y tres años después se alió con él para combatir la invasión norteamericana.

En este lapso, Álvarez continuó cosechando victorias en los campos de batalla, así como un gran prestigio y simpatía entre la gente. Incluso se le empezó a apodar de cariño «Tata Juan».

Ya en 1850, Álvarez recibió el cargo de gobernador del estado de Guerrero. Cuatro años después, en 1854, Tata Juan proclamó el Plan de Ayutla y con ello puso al fin de la dictadura de Santa Anna.

Finalmente, en 1855, la carrera de Juan Álvarez alcanzó su punto más alto llevándolo a ocupar el cargo de presidente de México. Sin embargo, ese mismo año renunció a la encomienda por problemas de salud.

Aún después de ser presidente, Álvarez tampoco se retiró. De hecho, luego convocó al Congreso que promulgó la Constitución de 1857 y promulgó la Ley Juárez. Ésta modificaba el sistema de fueros y suprimía los tribunales especiales.

En 1861, Tata Juan lucho contra la Segunda Intervención Francesa al lado del entonces presidente Benito Juárez.

Finalmente, Juan Álvarez falleció el 27 de agosto de 1867 en su hacienda La Providencia (ubicada en el actual estado de Guerrero) dejando un legado que no debería quedar en el olvido como lo ha hecho hasta ahora.

Víctor Hugo Estala Banda

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Reforma pretende eliminar defensa legal

Llama la atención la iniciativa para eliminar vías de impugnación de reformas constitucionales, que se ha dicho, es para blindarlas de amparos o limitar estas acciones, una propuesta impulsada por el senador morenista Adán Augusto López, que pretende prohibir que las normas de Derechos Humanos no puedan ser inaplicadas por control de convencionalidad.

Se trata de prohibir expresamente la procedencia del juicio de amparo, la acción de inconstitucionalidad y la controversia constitucional, para impugnar reformas constitucionales, así como los actos del proceso legislativo respectivo.

Llama la atención, porque la reforma pretende que las normas constitucionales no sean inaplicadas por los jueces vía control de convencionalidad, esto sería que, cuando encuentran una norma constitucional que viola derechos humanos consignados en tratados internacionales, la apliquen aún si es violatoria.

También, pretende prohibir que vía juicio de amparo, acción de inconstitucionalidad o controversia constitucional, se puedan impugnar reformas constitucionales, así como los vicios en el proceso legislativo.

Según se establece que estas reformas deben ser interpretadas mediante el método de literalidad, para que los jueces no utilicen la interpretación conforme o algún otro, que pudiera derivar en la ineficacia de la Reforma.

Lo anterior, según dicen, se trata de un retroceso enorme en materia de Derechos Humanos, que está en contra de los tratados que México ha firmado. Además, la intención es que llegue a existir una autoridad sin límites, propia de un régimen autoritario o dictatorial.

También señalan que la misma propuesta de reforma reconoce implícitamente que las reformas constitucionales sí pueden ser impugnadas y se viola con esta imposición, el derecho humano de acceso a la justicia, pues se quiere que no se tenga defensa legal, según señalan

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