Folsom, 23/10/2024 (Más / IA).- Elon Musk, multimillonario tecnológico y dueño de empresas como SpaceX y Tesla, ha sorprendido a muchos con su apoyo abierto y decidido a la campaña de reelección de Donald Trump. Este respaldo, un cambio radical en la imagen del empresario sudafricano de 53 años, ha generado numerosas preguntas sobre sus motivaciones, especialmente porque los líderes empresariales de su calibre suelen preferir influir en la política desde las sombras.
En Folsom, una pequeña localidad de Pensilvania, Zander Mundy, un joven de 21 años, se encontraba en su oficina cuando escuchó la noticia de que Musk estaba hablando en una escuela cercana. Intrigado, Mundy reconoció la importancia del mensaje del magnate, quien insistía en que estas elecciones no solo definirían los próximos cuatro años, sino también el futuro de Estados Unidos.
Musk ha canalizado su apoyo a Trump a través de America PAC, un comité de acción política que ha donado más de 119 millones de dólares para la campaña, convirtiéndose en uno de los mayores donantes individuales. Su influencia no solo es financiera; Musk ha estado recorriendo estados clave como Pensilvania, entregando cheques de un millón de dólares a votantes aleatorios que firman una petición respaldada por él. Estas acciones, visibles y audaces, contrastan con la discreta forma en que otros ejecutivos suelen apoyar a candidatos políticos.
Para algunos analistas, la motivación de Musk es clara: un interés en reducir la intervención gubernamental y las regulaciones que, según él, frenan la innovación tecnológica. Matt Teske, director de la plataforma de carga de vehículos eléctricos Chargeway, explica que Musk se distanció de los demócratas durante la pandemia, cuando rechazó las restricciones de California, estado donde Tesla tiene una fuerte presencia. Desde entonces, el empresario ha abrazado la retórica de Trump, quien promete reducir las regulaciones que podrían impactar a sus empresas.
Erik Gordon, de la Universidad de Michigan, añade que Musk se ve a sí mismo como un empresario salvaje que quiere avanzar sin las barreras que imponen las leyes gubernamentales, especialmente en áreas como la conducción autónoma y la exploración espacial.
Musk, con sus miras puestas en Marte y en una visión futurista del mundo, parece estar alineado con el discurso de Trump sobre la necesidad de reducir el estrangulamiento del país por las regulaciones.
No obstante, este apoyo no está exento de críticas. Algunos, como el exasesor económico de California Lenny Mendonca, señalan los riesgos éticos de que Musk, cuyos negocios dependen de miles de millones de dólares en contratos gubernamentales, esté tan cerca de Trump. “Eso es profundamente poco ético e ilegal”, afirma Mendonca, quien teme que Musk pueda usar su influencia para manipular regulaciones en beneficio propio.
Elon Musk, quien siempre ha disfrutado ser un agitador, parece haber apostado su reputación y su marca a la figura de Donald Trump. Y aunque su relación con el gobierno estadounidense probablemente continuará sin importar el resultado de las elecciones, su apoyo a Trump plantea interrogantes sobre el futuro de las regulaciones y la influencia de los grandes empresarios en la política nacional.
Con información de Massinformación.