¿Has estado alguna vez en un local y has visto cómo los camareros eran capaces de recordar todos los pedidos de las distintas mesas? Parece algo muy complicado, pero se explica gracias a un fenómeno psicológico llamado efecto Zeigarnik, que nos ayuda a entender cómo funciona nuestra memoria y qué papel juegan las tareas inacabadas en nuestra productividad.
Bluma Zeigarnik descubrió este fenómeno en el año 1927. De acuerdo con la psicóloga rusa, los camareros eran capaces de recordar con precisión los pedidos que aún no habían servido pero que, una vez finalizados, desaparecían rápidamente de su memoria. El principio de este fenómeno es que el cerebro retiene con mayor claridad aquellas tareas que están incompletas o pendientes, ya que genera una especie de “tensión” hasta que la tarea se resuelve. En este sentido, el cerebro está más enfocado en completar aquello que dejó a medias, ya que el cierre de ciclos incompletos le proporciona una sensación de alivio.
Este efecto tiene implicaciones importantes no solo en la vida cotidiana, sino también en otros ámbitos. Uno de los más interesantes puede ser a la hora de buscar las promociones de Spin Casino asociadas a un código. Los usuarios pueden memorizar el código mientras no lo usen, pero, al igual que el camarero, lo olvidarán rápidamente una vez lo hayan introducido. En la productividad también tiene bastante peso, ya que las tareas inacabadas pueden generar pensamientos intrusivos que pueden afectar la concentración en otras actividades.
El efecto Zeigarnik tiene un impacto muy grande en el mundo laboral y en la gestión de tareas. Cuando no se termina una tarea, el cerebro sigue recordándola de forma automática, lo que puede interferir con otras actividades que queramos realizar. Esto explica por qué es más eficiente concentrarse en una sola tarea hasta completarla, en lugar de hacer varias cosas al mismo tiempo.
Un ejemplo de esto es cómo las listas de tareas pendientes pueden, en lugar de ayudarnos, convertirse en una fuente de estrés. Las tareas incompletas atrapan parte de nuestra atención, por lo que enfocarse completamente en otros proyectos es mucho más difícil. Además, las interrupciones exacerban este fenómeno, ya que cada nueva tarea incompleta genera una especie de carga mental.
El fenómeno ya se ha visto que tiene relevancia fuera de los camareros o el ámbito laboral. En la vida cotidiana, nos podemos enfrentar al efecto Zeigarnik cuando vemos una serie de televisión y quedamos atrapados por un final abierto o un “continuará”. Nuestro cerebro no soporta dejar esa historia sin una conclusión, lo que nos lleva a seguir viendo episodios hasta satisfacer esa necesidad de cierre.
Entender el efecto Zeigarnik nos permite tomar mejores decisiones sobre cómo gestionar nuestro tiempo y nuestras tareas. Al centrarnos en terminar cualquier cosa que empecemos, reducimos la sobrecarga mental y mejoramos nuestra productividad. Entender cómo funciona este fenómeno puede ser muy importante para diseñar estrategias más efectivas en campos como la publicidad, el entretenimiento o incluso la educación.