SINALOA: ¡VIVE SUS CORRIDOS!

Si usted ha viajado al bellísimo estado de Sinaloa seguramente habrá sido testigo de la permanente fiesta que es el estado de Sinaloa, de su gente, de su hospitalidad, de sus bellezas naturales, de sus refranes, de su florido vocabulario, de su singular alegría; y en ese entorno nació y creció la narco cultura, como parte de su cotidiano.

Desconozco cuando y de que manera inicio la actividad del narcotráfico en el estado, existen leyendas urbanas que dicen que en un determinado momento los gobiernos de los Estados Unidos de Norteamérica y de México de manera extraoficial permitieron la siembra del cannabis y de la amapola para proveer y abastecer la demanda de estos estupefacientes a los combatientes durante la segunda guerra mundial y la guerra (tan sangrienta y atroz) entre Vietnam y los Estado Unidos.

Si ustedes han viajado a Culiacán y han convivido con los “culichis”, encontraran en ellos una singular alegría, y si han estado en el maravilloso  puerto de Mazatlán, seguramente habrán escuchado su música y su folklor sinaloense, dicho lo anterior conviene para los efectos de esta colaboración hacer referencia no solo a los aspectos mencionados, sino además analizar incluso como han construido deidades, o mitos en torno a seres que se veneran desde un punto de vista religioso como lo es el patrono de los narcotraficantes el “santo” Malverde que goza en Sinaloa, de una veneración singular por decirlo en los términos mas propios y educados posibles; en efecto, pocos estados y pocos lugares han construido una estructura social y religiosa en torno a personajes cuya actividad estaba fuera del marco de la ley, y que con base en esa circunstancia logro atraer a un gran numero de adeptos o feligreses, puedo dar testimonio de ello porque he tenido la fortuna de convivir con Sinaloenses como Ricardo (qpd), Antonini, y muchos otros que coinciden en que este personaje fue y sigue siendo parte de la cultura religiosa de un pueblo muy singular como lo es en particular el de Culiacán Sinaloa, ciudad que ha sido la guardería (señalo que no es cuna porque entiendo que la cuna se da en Badiraguato y en la sierra sinaloense) de uno de los carteles mas poderosos que existen hasta nuestros días, a pesar de la división que sufre hoy en día.

Cualquier sociedad se construye a partir de los vínculos de interdependencia de los miembros de la comunidad que integran la misma, en el caso de Sinaloa estos citados vínculos están directamente ligados a las actividades ilícitas, sin que esto se vaya a mal interpretar afirmando o pretendiendo afirmar que todos los sinaloenses son o forman parte de actividades al margen de la ley; conozco a gente muy honorable y a muchos que no están de acuerdo en que se estigmatice al sinaloense con los carteles de la droga o con actividades ilícitas, el problema que advierto es que es mucho mas fuerte la inercia de la ilegalidad y la veneración que se ha hecho de estas actividades, (sobre todo entre las generaciones de menor edad), que la sensata forma de vida familiar dentro del marco legal, desafortunadamente en las escuelas de Sinaloa y preponderantemente en las regiones rurales la aspiración de muchos estudiantes jóvenes, incluso niños, no es convertirse en maestros, ingenieros, abogados, médicos u profesionistas, su ideal es incursionar en la carrera delictiva; y si en ello tienen que empezar de mandaderos y después de sicarios al servicio de algún destacado miembro de la realeza empresarial delictiva, están ciertos que es el precio que se debe pagar al interior de “la empresa” para acceder a puestos directivos, cuyo requisito principal es la demostración de lealtad ciega al jefe en turno; e insisto en que es al jefe en turno porque son pocos los que logran tener acceso directo “face to face” a los dueños del cartel, a los propietarios de la plaza como coloquialmente se denomina, por lo que en una primera etapa deben conformarse “los iniciados” en agradar a los jefes intermedios de la organización criminal, esperando la oportunidad de que en algún momento un miembro de “la realeza delictiva" de la organización criminal los vea y los seleccione para estar en el primer círculo de influencia con los “SEÑORES”, esa es la realidad de los incautos cuya filosofía de vida se centra en una afirmación y en el hecho siguiente: “Prefiero una corta vida de lujos y excesos, que una larga vida de miserias”, y bajo esa premisa terminan siendo carne de cañón de las organizaciones de la delincuencia organizada, quiero puntualizar con mucha seriedad que lo que afirma lo conozco porque durante gran parte de mi vida profesional he sido testigo de la mentalidad de esos hombres y mujeres que han hecho de esta actividad su forma de vida, al haber sido abogado postulante durante mas de treinta años en una región tan complicada e influenciada por este fenómeno como lo es el noroeste del Estado de Chihuahua, aunque aclaro que desde hace ya varios años deje de atender asuntos de naturaleza penal federal.

Esta colaboración lleva por titulo Sinaloa y sus corridos, y lo enmarque de esa manera en razón de que la música de ese estado es un referente de la apología del delito, una parte muy importante de su expresión cultural, una forma de inmortalizar las hazañas buenas o malas de los actores de esa cultura de la ilegalidad, pareciera en algún circulo de la sociedad Sinaloense, ínsito en una parte de esa sociedad que es más importante aparecer en un corrido que terminar una carrera universitaria; que es mas importante estar enterado de las actuaciones históricas de los dueños de los carteles,  sean de los mayos o de los chapos, que  de las actividades publicas de las autoridades; es pues en resumen, un estado en donde una parte importante de la sociedad le rinde culto a la ilegalidad, a la barbarie, al dinero, a la vida fácil, en donde se canta y entona la música exaltando las acciones al margen de la ley, en donde los dueños de las organizaciones criminales son más famosos que ningún otro personaje, en donde el modelo a seguir es el que el pueblo bueno y sabio venera, y en donde las reinas de belleza se convierten en las primeras damas de los capos de la droga, en donde ser buchona es sinónimo de poder, de dinero, de fama y de gloria, aunque al final no sean mas que un articulo de lujo de los dueños del gobierno de facto e ilegal que campea en una parte importante del territorio estatal.

En esta sociedad los parámetros se han modificado y se ha generalizado una cultura de una moral flexible desde las abuelas hasta las actuales jóvenes sinaloenses; en pocos estados de la republica las mujeres usan como expresión coloquial para referirse a cualquier cosa o persona al miembro viril masculino sin pudor alguno; sustituyendo de manera normal el “BERRACO” de Colombia por la expresión antes citada; sin embargo, Sinaloa es y debe ser mas grande que esa cultura, Sinaloa y sus habitantes son un pueblo noble, son una sociedad que no puede ni debe estar destinada a vivir secuestrada por esa cultura, existen muchos hombres y mujeres de bien que callados día a día hacen su trabajo y que siembran y han hecho de Sinaloa el granero del país, para ellos mi reconocimiento, y mi deseo de que finalmente reconstruyan su tejido social y sean los valores fundamentales y la familia lo que les de la paz y tranquilidad a los Sinaloenses; se los deseo de todo corazón.

Con afecto y respeto

Lic. Angel Jesús Figueroa.