México enfrenta un momento crítico, lleno de tareas pendientes que requieren atención urgente. Nuestra sociedad clama por paz, justicia y seguridad, necesidades que se han vuelto cada vez más apremiantes en los últimos años. Como en todos los gobiernos, hubo logros y fracasos, pero los problemas que nos aquejan no han desaparecido; por el contrario, se han intensificado. La inseguridad, la violencia y la falta de confianza en las instituciones son desafíos persistentes que siguen afectando a nuestra nación.
La llegada del nuevo gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum no debe ser vista como un punto de partida sin más; es, en cambio, una oportunidad para abordar de manera seria y responsable las múltiples problemáticas que enfrentamos. Sin embargo, es fundamental recordar que el bienestar del país no depende únicamente de sus líderes, sino de la participación activa de todos los mexicanos. Esta idea, aunque repetitiva en cada sexenio, sigue siendo válida: el progreso de México solo se logrará si todos nos comprometemos a trabajar en la resolución de los problemas que nos afectan.
En contraste con el gobierno anterior, que fomentó una polarización alarmante en la sociedad, este nuevo periodo debe ser un llamado a la unidad. Durante los últimos seis años, hemos sido testigos de una división que ha debilitado nuestra capacidad de diálogo y entendimiento. Es cierto que las necesidades de las personas varían, pero esto no debe llevarnos a ignorar las exigencias de aquellos que más lo requieren. La clave está en reconocer que, independientemente de nuestras diferencias, todos formamos parte de la misma comunidad.
Este nuevo gobierno tiene la responsabilidad de dejar atrás la polarización y de fomentar un México donde todas las voces sean escuchadas. La división no es el camino hacia el progreso. Como ciudadanos, debemos exigir que nuestras demandas sean atendidas y, al mismo tiempo, comprometernos a contribuir al bien común.
El futuro de México no solo recae en las manos del gobierno; es un esfuerzo que nos involucra a todos. Como mexicanos, tenemos el deber de informarnos sobre nuestras necesidades y trabajar juntos para corregirlas. La tarea pendiente para nosotros es evitar la polarización que ha marcado nuestra historia reciente y buscar un camino que nos una en lugar de dividirnos. Es momento de dejar atrás la confrontación y enfocarnos en construir un país más justo y equitativo para todos.