La toma de protesta de la nueva presidente de México, Claudia Sheinbaum, fue tal cual se pensó.
Con la mano derecha levantada y recta, diciendo que va a guardar y hacer guardar la constitución mexicana y las leyes que de ella emanen…”, inició una nueva época de nuestro país, al parecer igual que el pasado gobierno.
Es de preocuparse que solo la acompañaron los gobiernos de corte comunista y progresista, tales como Gabriel Boric, presidente de Chile quien fue líder juvenil comunista chileno, el comunista Miguel Diaz Canel, presidente de Cuba, cuya presencia ofende a todos los ciudadanos libres, por todo lo que le ha hecho al pueblo cubano, presidente de Brasil Lula DaSilva, exguerrillero comunista, fundador junto con Fidel Castro del Foro de Sao Paulo, y Lula, curiosamente fue encarcelado por corrupción hace algunos años.
Solo vino la esposa de Biden como representante de EE. UU. No acompaño ningún representante diplomático de alto nivel de Canadá, ni de Europa, incluyendo España, a quien Claudia ofendió por no invitar al Rey de España.
Claudia habló de darle continuidad a los programas de López Obrador, a quien curiosamente le siguió llamando presidente y cada vez que se dirigía a él solo le faltó hacerle una reverencia.
Habló de regalar dinero, por todos lados, aparte de continuar con los programas de López, se incrementará con becas a los niños de kínder, primaria, secundaria y tener todos los niveles educativos cubiertos, es decir, que se les dará beca a todos los estudiantes de México, que es una cantidad impresionante y absurda, dado que el país esta quebrado.
Habló de continuar con los abrazos y no balazos, haciendo alusión a que no combatirá al crimen organizado, y le respetará la potestad a las fuerzas armadas de que sigan administrando los recursos, tanto el tren maya, las aduanas, construcciones de infraestructura, etc.
Habló de lo maravilloso que será México bajo su gobierno, todo será increíble, el sistema de salud será de los mejores del mundo, en fin, como lo hizo López Obrador prometió la luna y las estrellas, como si pudiera conseguirlas.
Pero lo que también llamó la atención es que puso sobre la mesa conflictos que se supone que ya habían sido sobrepasados, el odio a los españoles, el odio y la separación de la iglesia del estado, y la lucha que les gusta mucho a los progresistas, una lucha que no debería existir, la lucha entre mujeres y hombres.
El grito de ¡Viva México! nos dio la idea que Claudia quería la unión de los mexicanos, pero al terminar con el grito de ¡Viva la cuarta transformación! dio a entender que seguirá la división entre mexicanos.
Considero que no habrá cambios en ningún tema, seguirá la inseguridad, el endeudamiento y el déficit fiscal, como nunca lo habíamos visto.