A ti ciudadano.
“Mexican Spy Company”
La Mexican Spy Company (Compañía de Espías Mexicanos) fue uno de los bastiones norteamericanos durante la intervención estadounidense en 1846.
Esta compañía se organizó por iniciativa del general norteamericano, Winfield Scott, aunque el grupo lo encabezó el mexicano Manuel Domínguez, un afamado «salteador» de caminos.
El objetivo de esta compañía de espionaje fue delatar y hostilizar tanto a las guerrillas como al ejército mexicano. Ambos grupos, militares y paramilitares, atacaron a las filas de abastecimiento de Estados Unidos durante su avanzada hacia la Ciudad de México entre 1846 y 1848.
A mediados del siglo XIX se dió la guerra entre México y Estados Unidos. Un conflicto bélico que comenzó con la anexión del actual estado de Texas y finalizó con la firma de los Tratados de Paz de Guadalupe-Hidalgo.
El ejército norteamericano invadió nuestro país a través de la frontera norte de México, aunque fue por el Puerto de Veracruz que el enemigo desembarcó tropas y artillería.
Fue el general Antonio López de Santa Anna, quien comandó al poco experto ejército mexicano. Mientras que los norteamericanos estuvieron bajo el mando del general Winfield Scott.
Puebla fue una de las ciudades invadidas por el enemigo, pues era un punto clave para avanzar desde Veracruz hacia la Ciudad de México. Las tropas norteamericanas de William J. Worth, subordinado de Scott, tomaron el territorio poblano en mayo de 1847.
En los días posteriores algunos de los habitantes de la ciudad se acostumbraron a la presencia de los militares del país del norte. Sin embargo, fueron la alta sociedad poblana y el clero, quienes solicitaron ayuda al ejército invasor para capturar a Manuel Domínguez, también conocido como «El Chato».
«El Chato» tenía fama no sólo de entorpecer las maniobras norteamericanas para abastecer a sus tropas, sino que también aterrorizó a los mexicanos que cruzaban por los caminos aledaños el camino que conectaba a Veracruz, Puebla y Ciudad de México.
La fortuna dejó de sonreír para Domínguez en junio de aquel año. Ese día el famoso bandido fue aprehendido por militares estadounidenses. Sin embargo, los planes para este maleante cambiarían.
Ethan Allen Hitchcock, inspector general del ejército enemigo, convenció a «El Chato» para fungir como un espía de los caminos que llevaban hacia la capital, lo cuales conocía bastante bien. El bandido mexicano aceptó, pues los norteamericanos le ofrecieron una buena paga y un rango militar.
Así se creó «The Mexican Spy Company«, también conocida como «La Compañía», red de espías mexicanos que informarían sobre los planes del general Santa Anna.
Fueron diversas las tareas encomendadas a este grupo de espías. En primer lugar abrieron paso al abastecimiento de filas del ejército estadounidense.
Posteriormente «La Compañía» realizó el transporte de correo secreto y armamento por el camino México-Puebla, en el que había puntos de encuentro del ejército mexicano.
Los bandidos simplemente se hicieron pasar por comerciantes para evadir los puntos de control, e inclusive en otras ocasiones, transportaban las armas por caminos alternos.
Por otro lado, los exbandidos siguieron informando a los norteamericanos sobre las actividades de la milicia mexicana en la capital. Luego, se encargaron de guiar al ejército enemigo en las batallas contra los guerrilleros mexicanos.
Sin embargo, la mayor deshonra se dio cuando Manuel Domínguez y sus secuaces lucharon a lado de los estadounidenses en la Batalla de Churubusco, el 20 de agosto de 1847, conflicto clave para la invasión de la capital mexicana.
El final para esta compañía de espías mexicanos llegaría a comienzos de 1848, luego de firmarse los tratados de paz entre México y Estados Unidos.
Muchos de los integrantes de esta compañía recibieron un finiquito de 20 dólares en Veracruz. Algunos regresaron a lo que mejor sabían hacer: robar en caminos rurales. En cambio otros buscaron reformar su vida, como fue el caso de Antonio Carbajal, quien años más tarde se sumó a la defensa de la invasión francesa.
En lo que respecta a Manuel Domínguez, no le fue muy bien. Optó por abandonar México, pues si se quedaba el único destino que le esperaba era la muerte. Por ello «El Chato» se fue a Estados Unidos, ahí vivió en Nueva Orleans.
De acuerdo con los investigadores, se dice que este afamado bandido murió en la pobreza y que nunca obtuvo los derechos para ser un veterano de guerra.
Y así fue como,La Mexican Spy Company existió mucho antes que la CIA. Con esta compañía los estadounidenses iniciaron una nueva estrategia para invadir la capital mexicana.
Por: Víctor Hugo Estala Banda.