Perdí mi vista por un virus y tardé 7 años en tener a "Fiesta": Jaime

Jaime Madrid, de 50 años de edad, empleado de la Secretaría de Desarrollo Humano y Bien Común, trabaja en grupos vulnerables como recepcionista y  da talleres de sensibilización, pues es discapacitado visual, en su historia refiere que fue hace 10 años cuando inició con problemas visuales al detectarse un virus que come nervio óptico el cual ya no se regenera y ocasiona desprendimiento de retina, enfermedad conocida como uveítis.

“Pierdes la autonomía de ser una persona independiente, entre en una depresión muy fuerte tuve intento de suicidio dos veces, hasta que entre en el programa de Salud Mental para la depresión y salí adelante”, manifestó.

Jaime refiere que, antes de su discapacidad era asesor de imagen y relaciones públicas, trabajo que perdió debido a este virus.

Asimismo, contó que, a raíz de que el médico le pidió prepararse para perder totalmente su vista, fue que ingresó al Centro de Estudios para Invidentes, y por su cuenta, aplicó para la solicitud de un perro guía que tardó aproximadamente siete años en llegar “Fiesta” su perro guía, asimismo, dijo que este proceso fue largo ya que durante la pandemia frenó la entrega.

Para obtener a Fiesta, dijo, viajó solo hasta Michigan, al llegar a Rochester a las instalaciones donde se encontraba Fiesta, lo primero que le solicitaron fue dejar el bastón para que identificara el lugar y que el personal ver la orientación de cada persona.

En dicho lugar por año sólo nacen 200 perritos, de los cuales algunos son entrenados como perros guías, otros como apoyo emocional, localizar explosivos y manipular sillas de ruedas, “hay perros que se educan dentro de prisión, a Fiesta si le tocó ser perro de familia”.