La participación ciudadana es un pilar fundamental de cualquier democracia. Sin embargo, lo que estamos viendo en Chihuahua con respecto al Cerro del Caballo es un claro ejemplo de la falta de seriedad y compromiso del gobierno municipal con este principio esencial. La simulación y el incumplimiento de compromisos son ahora la norma, y el medio ambiente, que debería ser la base para el disfrute de todos los derechos, está siendo sacrificado en el altar del lucro y la corrupción.
Desde hace más de un mes, se hizo una solicitud formal al gobierno municipal para realizar una consulta pública sobre la protección del Cerro del Caballo, una zona de gran valor ambiental y cultural para nuestra comunidad. El Cabildo aprobó la iniciativa y prometió que la consulta se llevaría a cabo en un plazo de 30 días naturales, según lo anunciado el 10 de julio de 2024. No obstante, ese plazo ha expirado sin que se haya convocado ni realizado la consulta. Este incumplimiento no es solo una falta de respeto a la ciudadanía, sino una violación flagrante del derecho a la participación y la protección ambiental.
Este caso revela una preocupante tendencia en la administración municipal: la simulación de procesos democráticos. La promesa de una consulta pública, que debía garantizar la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones que afectan el medio ambiente, ha sido incumplida sin consecuencias. La falta de acción del gobierno municipal es particularmente grave porque se está autorizando la construcción de un fraccionamiento en una zona de alta importancia ecológica, poniendo en riesgo flora, fauna, arroyos y la captación de agua. Todo esto mientras nuestra ciudad sigue sin áreas naturales protegidas desde hace más de 80 años, y es uno de los pocos estados sin áreas protegidas de carácter estatal ni municipal.
El comportamiento del gobierno municipal parece indicar que se gobierna únicamente para el dinero y los intereses privados, sin considerar el bienestar de la ciudadanía y el medio ambiente. En lugar de promover una verdadera democracia participativa, estamos ante una simulación que apenas disimula una dictadura disfrazada de administración pública. La falta de transparencia, el incumplimiento de compromisos y la desestimación de los derechos ciudadanos son prácticas que minan la confianza en las instituciones y perjudican la calidad de vida de todos.
Es momento de que la ciudadanía y las instituciones exigieran un cambio verdadero. La protección del medio ambiente no debe ser una cuestión de conveniencia política o económica; es un derecho fundamental que afecta la salud, el bienestar y el futuro de nuestra comunidad. La democracia no puede ser un simple recurso retórico, sino una práctica constante y comprometida. Es hora de que el gobierno municipal deje de simular y comience a actuar con la seriedad y el respeto que la participación ciudadana y el medio ambiente merecen.