EFE.- Arizona, el único estado "bisagra" que tiene frontera con México, se ha convertido en uno de los trofeos anhelados para los candidatos a la Casa Blanca que saben que allí cada voto cuenta, tras decantarse de forma sorpresiva por los demócratas en 2020 por tan solo once mil votos y con ayuda de los electores latinos.
Tanto la campaña demócrata de la vicepresidenta Kamala Harris como la del expresidente republicano Donald Trump están invirtiendo valiosos recursos en Arizona en busca de sus 11 votos electorales en medio de una campaña nacional muy reñida para las elecciones de noviembre próximo.
El viernes, Harris realizó junto con su compañero de fórmula, el gobernador de Minnesota, Tim Walz, un mitin en Glendale, Arizona, 14 kilómetros al noroeste de Phoenix, como parte de una gira por estados clave.
Es la cuarta visita de la demócrata a ese estado este año, la primera desde que el presidente Joe Biden puso fin a su campaña de reelección y la respaldó en sus aspiraciones.
Harris participó el pasado 24 de junio en un evento que promovía los derechos reproductivos en el segundo aniversario de la anulación por parte del Supremo estadounidense del fallo Roe vs Wade, que protegía el derecho al aborto, un tema crucial en Arizona.
La migración, el tema sin fin
Pero en Arizona hay batallas viejas que importan mucho a los votantes, como la migración, una de las armas de la campaña de Trump, y que fue retomada la semana pasada por el candidato a la Vicepresidencia JD Vance, en una visita al condado Cochise.
En una conferencia en el muro fronterizo, el senador republicano por Ohio criticó a Harris al decir que había fracasado en su trabajo en contener a los migrantes indocumentados, a los que culpó de dejar sin recursos a las escuelas y hospitales.
Pero Vance pisó tierras movedizas. El discurso antimigrante que una vez impulsó la aprobación en Arizona de la SB-1070, una de las leyes estatales más duras contra los indocumentados, pasó factura a los ultraconservadores, en un estado que fue uno de sus más seguros bastiones.
Tras las campañas impulsadas por defensores de los migrantes y organizaciones latinas para derogar la ley, los demócratas han ido ganando terreno en puestos de elección antes destinados a los republicanos, como las dos sillas del Senado de los Estados Unidos.
El partido rojo resintió su pérdida en 2020 cuando Biden ganó el estado por 11 mil votos, una victoria que no se daba desde que el expresidente Bill Clinton ganó en 1996.
Un mayor registro y participación de los latinos fueron algunos de los factores para que el demócrata le ganara a Trump. Las autoridades electorales refrendaron al ganador, a pesar de los esfuerzos de aliados del expresidente, de los cuales más de una docena están acusadas de fraude electoral, entre ellas una abogada de Trump.
Otro factor para este cambio ha sido una mayor participación de jóvenes latinos, los cuales a través de las redes sociales han sido clave para difundir el mensaje de la importancia del voto, un botín que Harris quiere capturar.
La economía, la inflación y la seguridad siguen siendo otros factores importantes que inclinarán la balanza, según una encuesta reciente de CBS.
El más reciente sondeo de HighGround Public Affairs, realizado entre el 31 de julio y el 5 de agosto, muestra que la vicepresidenta Harris tiene una ventaja de 2,8 puntos porcentuales sobre el expresidente Donald Trump en Arizona. Un empate técnico teniendo en cuenta que el margen de error de la encuesta de 4.38%.
Sin embargo, Harris podría afianzarse si se tiene en cuenta los once puntos porcentuales que el congresista demócrata Rubén Gallego, que busca una silla en el Senado de Estados Unidos, frente a la candidata trumpista Kari Lake.
A esto se suma que varias figuras republicanas, entre ellas el influyente alcalde de Mesa, John Giles, han dado la espalda a Trump y parecen decantarse por la candidata demócrata.
Con información de Latinus