Su partido, el independentista Junts per Catalunya (JxCat), ha convocado un acto de recibimiento en Barcelona para mañana jueves, en las proximidades del Parlamento catalán, donde está previsto el debate de investidura de Illa como presidente regional.
En un vídeo de dos minutos difundido en redes sociales, Carles Puigdemont reitera su intención de regresar, tras casi siete años huido de la Justicia española, para asistir a la sesión en calidad de diputado de JxCat.
"He emprendido el viaje de retorno desde el exilio, convencido de que no hay ningún otro camino hacia la normalidad democrática que el fin de la represión política", señala.
Huido de España desde el intento secesionista de 2017, Puigdemont es reclamado por la Justicia española por malversación de fondos públicos, un delito que no está amparado por la reciente ley de amnistía y de la que se han beneficiado otros dirigentes independentistas.
"Que yo pueda asistir al Parlament tendría que ser normal. Que por hacerlo me arriesgue a una detención que sería arbitraria e ilegal es la evidencia de la anomalía democrática que tenemos el deber de denunciar y de combatir, no porque seamos independentistas, sino porque somos demócratas", apunta Puigdemont.
Si fuese detenido en Barcelona, pondría en riesgo la investidura de Illa, ganador de las elecciones regionales del pasado mayo frente al independentismo, y amenazaría también la estabilidad del Gobierno nacional que lidera el socialista Pedro Sánchez, que precisa de los siete votos de Junts en el Parlamento español.
Crecen las especulaciones
En vísperas de la investidura de Illa, el dirigente independentista sigue en paradero desconocido mientras crecen las especulaciones sobre su ingreso en territorio español y su posible detención.
La única certeza, por ahora, es que pretende irrumpir en el acto convocado por su partido el jueves y llegar al Parlamento catalán, pero tendrá que superar un fuerte dispositivo de seguridad y la policía podría detenerlo en cualquier momento.
Su detención podría obligar a retrasar la investidura de Illa, que llegará a la Generalitat (el Gobierno catalán) después de unos convulsos años de mayoría independentista y una gran tensión social que culminó con la declaración unilateral de independencia por parte de Puigdemont.
El socialista logró 42 escaños en las elecciones regionales, insuficientes para gobernar en solitario, pero cuenta con el apoyo de los nacionalistas republicanos de ERC (20 escaños) y de Sumar (izquierda, 6 escaños).
Junts quedó como segunda fuerza política y Puigdemont aseguró entonces que no renunciaría a recuperar la presidencia regional y regresaría a España para asistir al primer pleno de investidura.
Para el conservador Partido Popular, la investidura de Illa va a ser "un esperpento": "Lo de mañana es la España cañí llevada a su última consecuencia", ha dicho uno de sus dirigentes, mientras que el ultraderechista Vox ha convocado para mañana una concentración con banderas de España frente al Parlamento catalán.
Con información de proceso.com.mx