CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Los ritmos urbanos y el regional mexicano imperan hoy en día, permeando a los niños con agrupaciones hechas a modo, en donde las palabras “flow” y la sensación del “primer amor” dominan. ¿Qué ofrecen las canciones de Cri Cri? Los especialistas responden en el marco de su 90 aniversario.
Así, como parte de la celebración al autor del Grillito cantor, Francisco Gabilondo Soler (1907-1990), quien diera vida a su alter-ego de ojos grandes y violín al hombro, el primer Festival Internacional Musical Teatral Infantil Cri Cri reunirá del 2 al 20 de octubre a muy diversos artistas.
La programación del festín se desarrollará en varias sedes: Centro Cultural Roberto Cantoral, Centro Nacional de las Artes, Fonoteca Nacional, Universidad Autónoma de Tamaulipas y Universidad de Colima.
Algunas de las actividades descollantes son: el 9 de octubre, la Banda Sinfónica de la Escuela Superior de Música interpretará el concierto Siempre Cri-Cri, resultado de arreglos especiales de un proyecto de trabajo del Cenidim (Centro Nacional de Investigación y Difusión e Información Musical) del INBA, en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes. Julio Gullco, coordinador en ese centro del programa Canciones para la Infancia, al aceptar el diálogo con Proceso, dijo que Gabilondo Soler es un personaje de peso en nuestro país y algunos otros países de América Latina como creador de canciones para las infancias:
“T como pasa en todas las creaciones significativas, no tienen una sola aplicación, son recibidas por distintos públicos de distintas maneras, conmueve a niños y adultos… las grabaciones de Gabilondo Soler han prevalecido por sobre otras interpretaciones porque están cargadas de un elemento cultural, transmitido de generación en generación… y no sólo es el audio, sino la imaginación que produce la letra, y la misma imagen del Grillito Cantor”.
Gullco es músico e investigador de música para la niños en México, América Latina y el Caribe con tres décadas de trabajo, y a decir de colegas --como el músico Ezequiel de la Parra--, “el mejor” en su área.
Se tocó con él la crítica en los últimos años distintas vertientes feministas han vertido sobre algunas de las letras de las canciones de Cri Cri, como “La patita”, que sostiene a un patito flojo:
“Lo que pienso es que Gabilondo Soler es costumbrista por un lado, pero también vanguardista, y por otro también tiene críticas que se ven como costumbristas, como en el tema ‘Mi amigo Hans’, cuya letra dice que ‘tiene un tío alemán que es un señor muy enojón”, una crítica a la disciplina alemana, a la vez una ironía.
“Hay el caso de una pieza vanguardista, el ‘Vals del rey’ sobre un rey que mece a un bebé, cosa que socialmente no era una constante, pues no es la mujer quien carga y mece al bebé, sino el hombre, el rey”.
–Entonces ¿cómo escucharlo?
–No sé qué hay que escuchar y qué no, lo que pasa es que hablamos del texto, pero las canciones no sólo son texto, hay que hablar de música también, la música no puede ser secundaria.
–¿De qué manera se esucha Cri Cri en estos momentos donde hay grupos infantiles como Los Pikus con temas como “Super Ultra Mega” (con vistas de 242 millones en Youtube) que hablan del primer amor?
–En el caso del gusto entre niños, antes el que no se cantara ese tema o un tema no significa que no ocurriera, muchos tienen y tenemos recuerdos de momentos de infancia de un “primer amor”. No tiene nada de malo o negativo cantar al respecto, lo que me parece que no es útil es plantear a los niños cosas que a veces no han experimentado, porque son vivencias más bien de adolescencia…
“Me parece que esas agrupaciones responden a la industria del entretenimiento, y ojo: Cri Cri también lo fue en su momento, pero su resultado es excepcional y su trabajo influye en muy diversos terrenos, y en ese sentido estricto, a diferencia de estas formaciones, no hacía conciertos, no era el típico cantautor con giras”.
–¿No hay nada que criticarle a Cri Cri?
–Sí, claro, pero bueno, más que crítica es observación, hay canciones en donde se mencionan ciertas cosas y en la música no se refleja, por ejemplo en un tango no llega a aparecer el bandoleón y es elemental en el género. En lo que coincido con el hijo de Gabilondo, Tiburcio, es que hay que ver a Cri Cri con los ojos de su momento, no se puede juzgar desde ahora, ni que fue racista ni discriminatorio, fue Cri Cri.
Gullco también adelantó que Cenidim trabaja una “Plataforma de Información Musical” --pendiente por anunciarse por parte del Cenidim-- que contendrá un catálogo digital de diversas investigaciones del centro, una de ellas será su “Fonografía Mexicana de la Canción para las Infancias” en donde la obra de Cri Cri inevitablemente aparece.
¿Modernizar a Cri Cri?
En el marco del festival también aparece la Fonoteca Nacional con una Sesión de escucha de obras de Gabilondo Soler gratuita para todo el público el 9 de octubre a las 19 horas en su sede ubicada en la llamada Casa de Alvarado de Coyoacán. Sobre ello, Theo Hernández, investigador de esa institución y especialista en música de concierto, la obra de Soler revela una capacidad que pocos músicos tienen para permear en estratos sociales como en generaciones:
“Además de la complejidad musical que tienen sus canciones, aunque esto no se transmite al escucha, para un músico es algo de altos niveles, además de los estilos, épocas y géneros musicales que abarcó. Escuchar Cri Cri es un método gozoso para aprender música...”
Y a pregunta expresa de la desvinculación de últimas generaciones, en especial la de los llamados Alfa (nacidos a partir del 2010), dijo:
Hay demasiadas variables, aquí todo es cuestión de educación, de qué le enseño yo a mi hijo como padre, si comparto una lectura, la comida, la música, esas actividades se han roto en las últimas generaciones y no tiene que ver con la calidad de la música de Cri Cri...
Como gran cierre del festival, el espectáculo Que dejen toditos los sueños abiertos, del reconocido actor Mario Iván Martínez, tendrá lugar el domingo 20 de octubre en una única función, en el Centro Cultural Roberto Cantoral. Si bien actualmente se presenta en la cartelera del Teatro Hidalgo, esa reinterpretación artística del comediante y cuentacuentos como “embajador de Cri Cri” desde 2007, ha hecho diversas propuestas, como la publicación reciente de corte biográfico De niños, piano y un grillito (Penguin Randon House), versión para niños sobre la vida del compositor mexicano, en todos las librerías, así como en línea. Dijo Mario Iván:
“Mi relación con la obra de Cri Cri ha sido positiva y afortunada con diversos focos de atención en la compilación, la música, los textos, todo de alguna manera apunta a las inquietudes de Gabsol (como llama a Gabilondo Soler); y quienes tenemos el privilegio de ser sus embajadores, aportar por una narrativa especial y dar cabida al trabajo tan variado que dejó con su producción”.
Martínez, quien describió al compositor como “sin parangón ante lo prolífico y creativo”, ha construido una buena relación con su heredero, Tiburcio Gabilondo Soler, quien le ha dado vivencias personales de Cri Cri y la apertura a su acervo.
En torno al tema polémico de las canciones que pueden resultar cuestionables al día de hoy, comentó a su vez:
“Resulta injusto juzgar las temáticas que abordó Cri Cri a la luz de la contemporaneidad, hay que recordar que se escribieron entre 1934 y 1960, y si hay algo por lo que abogaba Gabilondo Soler era en contra de temáticas como el racismo. En la canción ‘La negrita cucurumbé’ se afirma que es bella tal y como es, y en el caso de ‘La patita’ es sólo un señalamiento a la situación, afortunadamente hoy la situación de la mujer es distinta, aunque claro, hay rezagos.
“Tengo que destacar la exuberancia de la creación melódica de Gabilondo Soler, en letra y forma, para abarcar distintos ritmos musicales. Sembró en nuestros oídos ritmos latinos, orientales, mambo, tango, música alemana, no hubo tema que no asumiera con destreza. Y sí, hay ciertas temáticas que se prestan a debate, pero a mi juicio las cualidades superan a aquellas temáticas que son hijas de su tiempo”.
El actor afirmó que por un recuerdo paternal, su tema favorito es “El ropero”, y cuando le tocó grabarla fue inevitable no apelar a su memoria.
Memoria del mundo…
Por su parte, Tiburcio Gabilondo Gallego cerró de tajo la posibilidad de cuestionar a la distancia a Cri Cri a pesar de distintos grupos infantiles y los nuevos géneros. Para el heredero, el Grillito… ha trascendido, aunque desde 1950 en programas de radio se hablaba de “modernizar” su música al cha-cha-cha y mambo:
“Y Cri Cri sigue aquí, no sólo pasó los cincuenta, pasó todas las demás décadas, entonces hablamos de composiciones atemporales”.
Reflexionó:
Es un compositor peculiar, dice Mario Iván, ‘inusitado’. Como alguien cercano, siendo su hijo, tuve que cambiarme de lugar y verlo con otra perspectiva, no como el hijo de ‘Don pancho’ –como se refería el artista a sí mismo– sino como el admirador de Cri Cri, solo así pude entender muchas cosas.
También afirmó a Proceso que si bien el archivo de Cri Cri (cuya parte radiofónica fue reconocida como Memoria del Mundo por la UNESCO) no está propiamente abierto al público, los investigadores o interesados se pueden acercar a través de https://cricri.com.mx/.
El acervo físico está en la casa donde residió Francisco Gabilondo Soler en el Estado de México, conformado por unas 10 mil páginas de partitura, 3,500 hojas de texto relacionadas con radios, material fotográfico de aproximadamente 600 negativos (en especial de temáticas marítimas asociadas a la afición de Soler por la navegación), más memorabilia de distintas décadas relativa a presentaciones, y la grabación de sus nueve discos (que ahora forman parte de Sony Music), cuyo contenido consta de 121 grabaciones de propia voz, si bien sus composiciones ascienden a 220.
De la continuidad del festival, comentó que espera sea el primero de una serie, pues “con la información que tenemos, nos da para dos o tres años más”. Finalmente, dio a conocer a Proceso una actividad que no pudo formar parte de la programación del festival, Sueños del Grillito Cantor. 90 aniversario, que se presentará este 18 de agosto dentro de los conciertos de la Segunda Temporada de la UNAM, a cargo de la intérprete Sara Emilia al lado de la Orquesta Juvenil Eduardo Mata, en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, con Gustavo Rivero Weber como director artístico, y César Piña como director de escena y el equipo de Erase una vez… Producciones.
Con información de proceso.com.mx