Una grave crisis humanitaria se ha desencadenado en el sur de México, donde más de 600 personas han huido de la violencia de los carteles criminales y cruzado hacia Guatemala. La situación es crítica, ya que muchos han tenido que caminar durante horas por montañas y caminos de tierra para sortear el río Grijalva, sin tiempo para recoger pertenencias básicas.
El origen de este éxodo es la guerra abierta entre el cartel de Sinaloa y el cartel de Jalisco Nueva Generación, que se disputan el territorio para controlar el lucrativo negocio del tráfico de migrantes en la frontera sur mexicana. Este conflicto ha empujado a las poblaciones chiapanecas a abandonar sus hogares en busca de seguridad. La información fue publicada por la agencia El País.
En Guatemala, el gobierno y las autoridades locales están trabajando para proporcionar refugio, alimentos y atención médica a los desplazados. Los primeros informes indican que hay heridos, personas con diabetes e hipertensión, afectados por crisis nerviosas y numerosos niños menores de cinco años. También se ha comunicado la muerte de una persona que llegó con heridas de bala.
David Flannery, astrobiólogo del equipo de Perseverance, expresa sorpresa por las características encontradas en la roca, ya que en la Tierra, características similares se asocian con fósiles de microbios subterráneos.
Agradecido con la ayuda recibida, un agricultor refugiado en una de las escuelas guatemaltecas describe su experiencia. Explica que huyeron de su hogar en Las Mercedes debido al miedo provocado por los enfrentamientos entre los carteles. La violencia comenzó hace un año y se fue acercando hasta llegar a su comunidad.
El presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo, ha informado sobre la situación en Cuilco y la ayuda brindada a los chiapanecos en televisión. Entre los desplazados, también hay guatemaltecos que habían salido de su país hacia México y ahora han regresado debido a la violencia.
Las organizaciones no gubernamentales que operan en la zona reportan que las comunidades fronterizas han establecido albergues en tres escuelas: Ampliación Nueva Reforma, Unión Frontera y Monterrico. Se están definiendo las necesidades más urgentes, como comida, ropa y productos de higiene para los niños menores de cinco años.
La situación en Chiapas es complicada y refleja una mayor crisis en el estado. Mientras algunos migrantes buscan refugio en el sur, una caravana de más de 3,000 centroamericanos intenta atravesar México hacia Estados Unidos, evidenciando la creciente presión en la región.
El tráfico de personas en Chiapas está afectando gravemente a los residentes locales. Los carteles, especialmente el de Jalisco Nueva Generación, extorsionan a los chiapanecos y los reclutan forzosamente para trabajar en actividades criminales o en negocios legales bajo coerción.
El negocio de la droga, que históricamente estaba en manos del cartel de Sinaloa, ahora enfrenta una feroz competencia del cartel de Jalisco Nueva Generación. Esta competencia ha convertido la región en un punto de paso crucial para migrantes, quienes a menudo son extorsionados por los criminales.
Las autoridades guatemaltecas, encabezadas por el presidente, han respondido con rapidez y han coordinado esfuerzos para atender a los refugiados. Sin embargo, la inacción de las autoridades mexicanas ha sido criticada por la gobernadora del departamento de Huehuetenango, Elsa Hernández, quien ha señalado la falta de protección para los ciudadanos.
La situación humanitaria en el sur de México y el norte de Guatemala subraya la gravedad de la crisis que enfrentan los desplazados y la necesidad urgente de una respuesta más efectiva para mitigar el sufrimiento de las comunidades afectadas. La crisis continúa evolucionando, mientras las fronteras se llenan de personas huyendo de la violencia y el hambre.
Con información de Massinformación.