Cada etapa de la vida es hermosa, cada una tiene sus cosas maravillosas y también sus grandes retos, por eso se llaman crisis vitales, porque son cambios profundos que implican un conflicto y nos permiten reflexionar y evaluar alternativas para tomar decisiones y reformular valores y creencias.
Es difícil decir que época de la vida es la mejor, probablemente podamos descubrir cual es la más divertida, en cual te sientes más seguro, cuando te sientes más pleno; pero como todo en la vida, no hay una constante, depende mucho de tus experiencias y personalidad que van construyendo tu existencia; creo que lo más acertado es simplemente disfrutar lo bueno y los retos de la etapa que estas experimentando en este momento.
Sin embargo, a mis 56 años, puedo decir que las experiencias y el aprendizaje de una vida llena de altibajos, de enormes alegrías pero también de dolores inimaginables, me han dado la madurez y porque no decirlo, la sabiduría (que en su raíz etimológica quiere decir saborear) suficientes para poder ver toda mi vida en conjunto y me doy cuenta que cada etapa ha estado llena de un ingrediente que nunca ha faltado ..... el amor
Esto me ha a ayudado a poder agradecer las luces y sombras que me han acompañado en este viaje extraordinario y único y también, gracias a esa madurez y sabiduría adquiridos, puedo discernir y elegir "el bien mayor" para mi y para mis hijos
Hoy, se lo que quiero y lo que necesito, entiendo muy bien lo que me hace daño y perjudica, puedo poner en una balanza mis decisiones más difíciles y saber cuál pesa más y es mas importante y también comprendo que la vida está llena de pequeñas decisiones que son las que verdaderamente nutren tu espíritu.
He aprendido que el sentido de vida cambia constantemente y que no tiene que ser sólo uno, que la vida no termina con la muerte, que de las peores tragedias brota un cúmulo de bendiciones y para recibirlas sólo tienes que estar abierto a ellas.
He aprendido que tus hijos te observan siempre, que la familia es lo mas importante y una palabra de tu madre tiene eco, que disfrutar estar solo contigo mismo es tan importante como aprender a socializar, que los sueños no deben acabarse nunca así vivas cien años, que trascender es fundamental, que una plática con tus amigos no se deja para después, que el amor de pareja enriquece tu vida, pero sólo si te conoces y tienes conciencia plena de ti mismo.
He descubierto que es mejor amar que ser amado, que el amor es tan sencillo y sublime como una puesta de sol, que un abrazo de tus hijos vale más que mil viajes de placer, que el olor de un pequeño bebé no se puede embotellar, que tomar café y pasar una tarde con tus mascotas acostados, se disfruta tanto como la fiesta más divertida.
Y también he aprendido que nada de lo que aprendas tiene sentido si no lo compartes con quienes te rodean, no tiene sentido si no pones en el centro de tu vida a ese ser supremo que nos ama, que es amado, que es amor y nos ha enseñado como amar, ese Dios que habita en cada uno de nosotros marcando nuestro camino pleno de confianza y esperanza.
Yo he aprendido a amar la vida y aferrarme a ella ..... disfrutando y saboreando.
Velia Rojas Zambrano