Dice Lisa Simpson que la palabra crisis en chino quiere decir "oportunidad", a lo que su padre, Homero Simpson, responde: "oportunCrisis". Pues bien, en ese punto nos encontramos actualmente en el municipio de Chihuahua. Por un lado, el fracaso integral de todas las políticas relacionadas con el medio ambiente y por otro lado, en la antesala latente de un cambio profundo a favor del equilibrio ecológico.
¿Cuál camino elegirías tú, si fuera tu decisión? Podrías dar permisos para seguir rebanando cerros, porque eso le trae dinero a tu gobierno o a tu grupo, o podrías analizar seriamente los efectos de la expansión desmedida de la mancha urbana para limitar los cambios de uso de suelo que afectan áreas de captación de agua y zonas de biodiversidad. Cada vez más gente votaría por la segunda opción, aunque debemos de reconocer que a la mayoría todavía "le vale", es decir, si hacen fraccionamientos en los cerros o no, no es un tema que sea de su interés.
Por ejemplo, en materia forestal los recientes incendios de pastizales, matorrales y bosques de encino revelaron la pésima actuación de las autoridades municipales a la hora de contener el fuego. Esto se podría mejorar si se escucha a la ciudadanía, como fue el caso de la audiencia pública para generar una brigada ciudadana de combate a los incendios forestales que ocurren en el interfaz foresta-urbano de la ciudad capital, cosa que nunca sucedió. Igualmente hay un área de oportunidad en el tema de la armonización de los usos de suelo forestales que han sido olímpicamente ignorados y violados por las autoridades municipales.
Si bien hay gente capacitada y con gran corazón dentro de la dirección de desarrollo urbano y ecología del municipio, sus grandes esfuerzos palidecen frente a la inmobilidad burocrática de esta dependencia que debería servir para proteger las áreas naturales, y que pese a estar facultada para proponer el establecimiento de áreas naturales protegidas para el municipio, esta facultad no se ha ejercido ni una sola vez, como si no les importara cuidar el gran patrimonio de belleza paisajística que habita en cerros, ríos y arroyos, que vale decir, aparecen en el reglamento municipal de desarrollo urbano sostenible como, cito, "patrimonio común de la población".
¿Puede ser que a los funcionarios les hace falta sensibilización y que no conocen las leyes y reglamentos? Es una posibilidad, sin embargo, sería incongruente de su parte aceptar un cargo para el que no están preparados. ¿Será más bien que actúan de esa manera, que algunos han calificado, desde las redes sociales, como ecocida, por el hecho de que favorecen intereses económicos? Si este es el caso, deben de revisar muy bien su consciencia, pues el cuidado de los mal llamados "recursos naturales" (en realidad son bienes comunes) no es un tema de ideología o política, sino de supervivencia y derechos humanos, el cuál tendrá un impacto sobre las futuras generaciones.
Con respecto a la declaración de los cerros como área natural protegida debo de decir que aún no es una realidad, puesto que las autoridades municipales se niegan en aceptar su responsabilidad para el cuidado del territorio. Podrían terminar de declarar el Cerro Grande, el Cerro Coronel, el Cañón del Marro y los Picos de la Luna y esto le daría esperanza a muchas personas de la ciudad, pues en estos tiempos oscuros de saqueo y sequía de agua, de contaminación, de colapso de la biodiversidad, necesitamos tomar acciones decididas, valientes y contundentes como una forma de impulsar a la sociedad en el ánimo y el espíritu de la protección del medio ambiente.
En fin, como conclusión, el tema del desarrollo territorial, que incluye aspectos como medio ambiente, agua y paisaje es un inmenso campo de oportunidad para el municipio de Chihuahua, en el cuál estamos en una encrucijada como ciudadanos de la capital, podemos decidir empeorar o mejorar, sin embargo, debemos de ser conscientes que sea lo que sea que elijamos, esto tendrá repercusiones para las futuras generaciones. Usemos la inteligencia que nos dio el creador y no dejemos que intereses minoritarios o ignorancia de funcionarios sepulten nuestro futuro.