El Partido de Acción Nacional (PAN) seleccionó a Xóchitl Gálvez con una estrategia muy clara: hablarle a ese votante desencantado del obradorismo. En sus cálculos, tal votante era extenso y Xóchitl, una candidata del ala más progresista del partido, haría magia.
Ella era un elemento mercadológico. Una política que apelaría a quienes no se identificaban como panistas, pero rechazaban la gestión de Morena. Además, se pensaba que para una buena parte de los votantes de Obrador, en su mayoría personas de niveles socioeconómicos bajos, la historia personal de superación de Xóchitl sería atractiva. Hoy sabemos que la estrategia no funcionó. El PAN, como partido, obtuvo el 16% del voto en la presidencial, menos que el 18% que tuvo hace seis años, en 2018. Sus diputados se reducirán catastróficamente, e incluso perdió Yucatán, el estado con el gobierno panista mejor evaluado.
La pregunta es a quién sí Xóchitl pudo convencer. Lo analicé con datos. Utilizando los cómputos distritales del Instituto Nacional Electoral (INE) y las estadísticas censales del INEGI, a escalas geoelectorales, identifiqué qué variables se asociaban con que surgieran ‘Xochilistas’, es decir, votantes del PAN en 2024 que no lo fueron en 2018.
Los resultados del modelo, una regresión lineal de errores robustos con observaciones para 370 municipios, fueron complementados con análisis descriptivos y geográficos para entender mejor los bastiones del ‘Xochilismo’.
Gelatinas para ricos
Lo primero y más relevante es que Xóchitl Gálvez no convenció a quien se supondría iba a convencer, los niveles socioeconómicos bajos. Solo convenció a las clases altas. De acuerdo con mi modelo, por cada incremento de 1 punto porcentual en la presencia de clase alta de un municipio, el Xochilismo aumentó en 0.51 puntos porcentuales [1]. La candidata fue convincente solo para hogares cuyo ingreso es de, al menos, 40 mil pesos mensuales. Fuera de eso, Xóchitl tuvo el efecto opuesto: hizo perder votos al PAN.
Por supuesto, no toda la clase alta votó mayoritariamente por Xóchitl, solo la clase muy alta lo hizo. La clase alta en México comienza cuando un hogar gana 56 mil pesos al mes. Xóchitl derrotó a Claudia Sheinbaum solo entre quienes ganan más de 70 mil pesos [3].
?La historia de la indígena que vende gelatinas y gracias a su esfuerzo se vuelve millonaria le fascinó a las familias acomodadas. Pero a nadie más.
Esto tiene sentido. En un país donde todos sabemos que la movilidad social es una quimera, la historia de vida de Xóchitl, más que servir como ejemplo para las clases bajas, sirve de justificación para las altas. Las justifica porque difunde la idea de que es posible llegar a ser clase alta si se tiene suficiente talento. Y sugiere que los ricos son ricos porque son talentosos. La historia de Xóchitl es un halago a las clases altas.
A las personas de clase baja, en cambio, la historia de las gelatinas, más que parecerles una inspiración, les parecía una curiosidad. Algo que no sucede. Algunas incluso desconfiaban de ella, pues la lógica dictaba que solo una persona corrupta podía lograrlo, pasar de vender gelatinas a ser política-empresaria.
Lo peor es que por varios meses, Xóchitl intentó conectar con el electorado de clase baja sugiriendo que ella era como ellos. Algo que nadie creía. “Fuerte como tú”, decía la candidata mientras entrevistaba a trabajadoras precarias en fábricas de empresas millonarias. Para los dueños esa era la mejor estrategia política jamás pensada. Para las trabajadoras, Xóchitl era nomás un intento de tomarles el pelo.
?Panistas urbanos
Xóchitl Gálvez convenció a nuevos votantes de votar por el PAN sobre todo en áreas urbanas y en los estados ya gobernados por el PAN. Sin embargo, también logró crear voto propio en Baja California Sur y en la Ciudad de México. De hecho, en cuanto a número de votos nuevos, ningún estado le dio más al PAN que la capital. Ahí, el PAN logró acumular casi 400 mil votos nuevos.
Fuera de los bastiones del PAN, el Xochilismo fue un fenómeno, en gran medida, de y para los chilangos. En la alcaldía Benito Juárez, Xóchitl aumentó el voto en 16 puntos porcentuales, en Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo lo hizo en al menos 9 puntos porcentuales. No sorprende que alguien como Claudio X. González y sus amigos hayan creído que Xóchitl era excelente estrategia. Para ellos lo era. El único sector social donde ella ganó fue con los empresarios [2] y más si éstos eran de la Ciudad de México.
Hablándose al ombligo
Fuera del fenómeno Xóchitl, el gran problema del PAN como partido fue que en 2024 solo se habló a sí mismo. Del total de secciones que el partido ganó en 2024, el 82% eran secciones que ya había ganado en 2021. No convenció a casi nadie.
?Peor aún, una tercera parte de las secciones que el PAN ganó en 2021 fueron ganadas por Morena en estas elecciones, otras tantas por Movimiento Ciudadano. El PAN se desfondó y terminó hablándose al ombligo, a su parte más profunda para ser exactos.
En días recientes, algunos panistas han mencionado que el problema del partido es que no supo ser lo suficientemente conservador. Pero no me lo parece. Una estrategia que derechice más al PAN simplemente hará que éste le hable a menos personas. En México, muy pocas personas se identifican como de derecha. Un PAN conservador sin duda afianzará ciertos votos, pero por ahora no podría convertirse en un partido de masas.
El PAN nunca ha ganado una elección presidencial por ser conservador. Ha ganado a pesar de serlo y más por tener una agenda anti-PRI que por cualquier otra cosa. El antipriismo fue el combustible que hizo al PAN exitoso. Ese combustible comenzó a apagarse en 2013 con el Pacto por México y terminó por implosionar en 2024.
Concuerdo con quien dice que el problema del PAN es que éste perdió su identidad. Pero no en las razones. La identidad que perdió no fue su conservadurismo, sino la valiosa carta de ser el enemigo del PRI.
?[1] Clase alta se refiere a personas del top-10% más rico de México, de acuerdo con ingreso per cápita del hogar de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares con ajuste de CONEVAL. No incluye hogares con carencias sociales o con ingresos por debajo de la línea de pobreza fijada.
[2] Hidalgo, M. (et al) “¿Quién ha votado a Sheinbaum? ¿Y a Gálvez? Sus apoyos por edad, sexo e ingresos”. El país. Junio 3, 2024.
[3] De Buen, N. “La dinámica de clase en las elecciones federales de 2024”. Nexos. Junio 13, 2024.
Viri Ríos es autora de @NoEsNormalLibro. Podcast #PoliticaYOtrosDatos. Enseña en @HarvardSummer. Escribe todos los lunes su columna No es normal.
Con información de msn.com