Los errores de Marko

Entrega números rojos tras estar al frente del pan desde 2018: recibió un partido que ese año obtuvo cerca de 12 millones de votos, el 22% de una votación nacional. ¿Qué entrega? poco más de 9 millones y medio de votos para un 16% de los sufragios.

Cuando cerraron las urnas y se conoció el resultado de las elecciones, el tiro al blanco de acusaciones sobre las pérdidas del frente recayó en dos cabezas, principalmente: Alito Moreno, del PRI, y Marko Cortés, del PAN. Aunque los dardos fluyeron más hacia el primero, no se dejó de destacar al presidente del PAN, quien sumó polémicas sobre su actuación en la contienda. 

Luego del 2 de junio, Xóchitl Gálvez dio un giro a la aparente unidad con su coalición, cuando reveló en varios noticiarios que Cortés había tenido comportamientos violentos contra ella, como gritarle después del primer debate presidencial y el día de la elección, cuando ella levantó el teléfono por iniciativa propia para admitir la derrota en comunicación directa con la hoy presidenta electa, Claudia Sheinbaum. 

Esto generó otra crisis alrededor del presidente de Acción Nacional, quien ya había sido objeto de polémica durante la carrera presidencial: primero, por quejarse del reparto de notarías y puestos públicos en Coahuila (cosa que el PAN había negado cuando se ganó ese estado en coalición con el PRI); y cuando admitió haber pedido a cinco gobernadores de su partido impulsar el voto a favor de Gálvez. 

Como si el peor enemigo de Marko Cortés fuera Marko Cortés. 

LO QUE DICEN LOS DATOS

Para sumar más a esta memoria de negligencias de Cortés al frente del principal partido de oposición, EMEEQUIS da cuenta, a través del periodismo de datos, del desempeño del presidente blanquiazul a lo largo de su carrera política. 

Cortés es presidente de Acción Nacional desde noviembre de 2018 (se reeligió en 2021): forma parte de una nueva generación de políticos jóvenes que llegan a un partido que ya ganaba elecciones y daba puestos: no les tocó la triple “ese” del PAN: “Saliva, sudor y suela”, que presumían los blanquiazules de antaño cuando rechazaban el financiamiento público. 

Marko Cortés recibió un PAN que obtuvo en 2018 cerca de 12 millones de votos, el 22% de una votación nacional. En ese tiempo recibió 129 diputados y 38 senadores; y gobernaba 12 estados de la República. Se había perdido la elección presidencial frente a Andrés Manuel López Obrador, pero no se consideraba al PAN como una fuerza diezmada en su representación. La peor tragedia aún no llegaba. 

Pero ahora, ¿qué se entrega? Un partido que obtuvo poco más de 9 millones y medio de votos para un 16% de los sufragios; ganó solamente tres distritos por sí mismo: ni una sola senaduría de mayoría, y solamente tendrá 22 senadores, 68 diputados y 4 estados para gobernar: Chihuahua (con un PRI dominante en el territorio), Querétaro, Aguascalientes y Guanajuato. Cortés echó el carro de reversa y desde entonces no ha parado de atropellar el crecimiento del partido.

Esa nueva generación política a la que pertenece Cortés también se caracteriza por no haber ganado ni una sola elección: llegó al PAN nacional con Gustavo Madero; Cortés fue senador de primera minoría en 2006, es decir, que perdió, quedó en segundo lugar; ha sido dos veces diputado plurinominal, subido en la moda de dirigentes perdedores de elecciones que impuso Ricardo Anaya. 

Su preparación académica es escasa: solamente cuenta con una licenciatura como contador público en su natal estado, Michoacán. Tampoco destacó por su productividad en la Cámara de Diputados: cuando fue legislador en la LXIII Legislatura, solamente propuso seis iniciativas, es decir, una cada seis meses, y solamente le aprobaron dos, una de ellas irónica: sobre regular los procedimientos para la reelección consecutiva de los diputados. 

Cuando fue diputado, participó en 714 votaciones, haciendo gala de un comportamiento político que le dio cierta legitimidad al término de Andrés Manuel López Obrador: el “PRIAN”. En ese momento, Enrique Peña Nieto era presidente, y sin deberla ni temerla, Marko Cortés, aún siendo de oposición, votó solamente 18 veces en contra de iniciativas priístas: el líder de la bancada del PAN, como partido opositor, sólo se opuso en el 2.5% de los casos. 

Tampoco fue muy cumplidor. No estuvo en una de cada tres votaciones, lo que equivale a casi un año entero de la legislatura sin trabajar (aunque, por supuesto, cobraba completo). Aplicaba la de los estudiantes de prepa, que sí llegaba a la escuela, pero no entraba a clase: decía presente cuando pasaba lista y después hacía operación “fuga”; ya no se quedaba al resto de la sesión, de ahí tanta ausencia a la hora de votar los acuerdos de la cámara. 

UN PANORAMA SOMBRÍO, PERO ESPERANZA EN UNA RENOVACIÓN

El fin de semana, Cortés dio un discurso en el Consejo del PAN. Frente a los maltratados simpatizantes blanquiazules, pidió resistir una batalla más contra el presidente Andrés Manuel López Obrador: 

“Resistir frente a la Reforma Electoral, y defender la pluralidad democrática porque deben cumplir a los electores que sí votaron por equilibrios y contrapesos”. 

Esta vez hizo una autocrítica por los resultados electorales del pasado 2 de junio, en donde asumió su responsabilidad como presidente del partido, pero “consideró que no se hizo trabajo territorial porque se compitió contra los siervos de la nación pagados por el gobierno y el mensaje que se envió a los ciudadanos se alejó un poco del PAN”, según se comunicó en un boletín difundido por el PAN. 

Para sustituirlo suenan varios nombres, incluyendo algunos férreos opositores de sus decisiones, como Damián Zepeda. La quiniela también ha hecho sonar a Xóchitl Gálvez (aunque ella misma ha rechazado la posibilidad). También suena fuerte Kenia López Rabadán, senadora y exjefa de oficina de campaña de Gálvez. Jorge Romero, del grupo de Cortés y a quien se le ha reclamado sus acciones como líder de la bancada del PAN en San Lázaro, también suena fuerte. Acción Nacional tiene que levantarse del knockout, porque la política del país sigue moviéndose, un día sí y el otro también. Y Marko Cortés parece que nomás no. https://massinformacion.com.mx/

Tips al momento

“Destapa” Adrián LeBarón a Víctor Quintana como delegado de Conagua en Chihuahua

El activista Adrián Lebarón, prácticamente destapó para la titularidad en la delegación de la Comisión Nacional del Agua ( Conagua) en Chihuahua, al exsecretario de Desarrollo Social con Javier Corral, Víctor Quintana Silveyra.

En sus redes sociales Adrián LeBarón, destacó que agricultores de varias regiones de Chihuahua le compartieron su preocupación, porque en medio de un ambiente de desconfianza en temas relacionados al agua subterránea, superficial y de su administración por la Conagua en Chihuahua, así como de una sequía que afecta el Estado y al norte del país, se dice, que suena como posible asignado a esta dirección Víctor Quintana Silveyra, lo que ha generado una ola críticas y desconcierto, según lo publicó.

Según expone, Víctor Quintana tiene relación con el partido Morena y cercanía con funcionarios de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) , como Julio Berdegué, así como con políticos como Alfonso Ramírez Cuéllar, Martín Solís Bustamante y Javier Corral…

Por cierto, habría que recordar que cuando Víctor Quintana ingresó al gobierno de Javier Corral, luego de no ser candidato a la gubernatura por Morena, el propio López Obrador los calificó como los piratas que se roban el tesoro, así como enderezó diversas críticas al exgobernador de Chihuahua, hoy convertido en senador y recalcitrante morenista…

En su publicación, Adrián LeBarón, al descalificar el posible nombramiento de Víctor Quintana al frente de la Conagua en Chihuahua, señala que el nuevo Gobierno Federal debe atender y tener cuidado a quienes designa para puestos tan importantes, pues en su consideración, afectan el desarrollo del país desde su campo en materia prima, hasta la economía a nivel nacional. Así la postura.

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