Trump versus Biden 2024: ¿reset o game over?

Joe Biden quiso remontar su ligera pero osificada desventaja en las encuestas, Y lo hizo buscando mandar un claro mensaje: no es un hombre demasiado viejo para gobernar y, mucho menos, un individuo con capacidades cognitivas deterioradas. Fue para desterrar esta idea, de una buena vez y por todas, que el presidente estadunidense retó a Trump a participar en un debate.

Cuando la semana pasada planteé en este mismo espacio que el resultado de este encuentro sería determinante, a mi entender había dos posibles escenarios principales. En el mejor, Biden se mostraba relativamente energético y ágil, tal como lo hizo en su discurso en el Congreso hace algunos meses. En el peor, su desempeño apagado y con algunos gafes terminaría alimentando los memes y los tiktoks de sus rivales.

Cuando argumenté que el riesgo tomado por Biden y su equipo era calculado, asumí su convencimiento implícito de que, con mucha preparación, podrían lograr el desempeño casi perfecto que necesitaban para materializar el primer escenario. 

Pero lo que ocurrió en Atlanta supera, con creces, el peor de estos escenarios. El actual presidente de Estados Unidos se mostró desconcertado, incapaz de terminar sus propias frases y de responder a Trump como era necesario. Este desastre fue exacerbado por el lenguaje corporal de Biden, cuyas expresiones, movimientos y miradas parecían sacados de uno de los nefastos videos editados que circulan en redes sociales aludiendo a su senilidad para humillarlo.

La debacle fue de tal magnitud que distintas voces y medios afines a ese presidente han hecho un llamado enérgico a que retire su candidatura y ceda su lugar en la contienda. Estos llamamientos vienen en forma de editoriales y notas en medios “liberales” como The New York TimesThe Washington Post o The Economist. Y, sobre todo, incluyen artículos de opinión de intelectuales progresistas como Maureen Dowd, Ezra Klein o Paul Krugman.

También existen reportes de fuentes confiables que indican que, tras bambalinas, distintos liderazgos y donantes del Partido Demócrata pujan por reemplazar a Biden, o cuando menos han discutidos posibles formas de reemplazarlo. Si este fenómeno no ha ocurrido públicamente es, en parte importante, porque no es seguro que logren su objetivo. Y en caso de fracasar, estarían mandando el mensaje de que no confían en su candidato.

En este contexto, la pregunta obligada es ¿debería ceder su lugar Joe Biden? 

Para responder a esta pregunta, empecemos recordando que el actual presidente obtuvo la nominación de su partido en 2016 amparado en el argumento de que sólo él podría lograr la coalición necesaria para derrotar a Trump. Nunca sabremos si Bernie Sanders, su principal rival, hubiese igualado esa proeza. Lo que sí conocemos a ciencia cierta es que Biden hizo buena su promesa.

Cuatro años después, la situación es inversa. De acuerdo con las encuestas, prácticamente cualquier demócrata postulado contaría con más chances de vencer a Donald Trump que las que tendría Joe Biden. Y es que, en buena medida como consecuencia de su edad, la popularidad de este presidente es baja y ha perdido a parte de las minorías tradicionalmente demócratas y de los independientes que le respaldaron hace cuatro años.

Biden tuvo tiempo de sobra para asimilar este estado de cosas y pudo haber declinado a competir nuevamente. Su terquedad de hacerlo fue un error destacable. Pero el resultado del debate de la semana pasada le ha abierto una nueva oportunidad para hacerlo y dejar su lugar a una persona con mejores posibilidades. Y a mi juicio esto sería lo más recomendable.

Aunque las elecciones primarias ya han terminado, con Biden fuera del camino sería posible que los delegados que lo ungirían en la convención del Partido Demócrata a celebrarse en agosto eligieran a su reemplazo. 

No es convincente argumento de que es preferible que no haya una renuncia a estas alturas porque ésta podría traer caos al interior de ese partido. Para empezar, presupone que no es posible una negociación civilizada entre los liderazgos del Partido Demócrata. Además, es claro que los conflictos pueden ser dirimidos y el proceso llevado a buen término bajo el liderazgo de Joe Biden. 

Harris. Potencial para minorías. Foto: Ronda Churchill / AP 

Sin embargo, el punto más débil de ese argumento es que implica que, o bien Joe Biden puede reponerse para derrotar a Trump, o que, incluso si no puede, es preferible una derrota digna que un conflicto entre los Demócratas. Pero, por los motivos señalados arriba, de mantenerse todo constante, una victoria de Biden es a todas luces improbable. Y sostener que detener a Donald Trump no amerita tomar riesgos extraordinarios es negar una verdad que los Demócratas han venido afirmando.

Tampoco se puede alegar que el Partido Demócrata no cuenta con personas competitivas para reemplazar a Biden. Por ejemplo, dos excelentes perfiles pueden ser encontrados en Gretchen Whitmer o en JB Pritzker. Whitmer es la exitosa gobernadora liberal de Michigan, y cuenta con una alta aprobación de ese estado, una de las entidades clave en las elecciones de este año. Pritzker es gobernador de Illinois y, además de ser el más combativo y progresista de la baraja Demócrata, es también el político más millonario de Estados Unidos y no dudaría en usar su fortuna para su campaña.

Whitmer, gobernadora de Michigan. Opción demócrata. Foto: @gretchenwhitmer

Alguien podría objetar que la persona más natural para reemplazar al candidato presidencial Demócrata es la vicepresidenta Kamala Harris, y que su aprobación es similar a la de Biden. Sin embargo, a ello se puede responder de dos maneras. La primera es que el propio Biden podría intervenir para que este escenario no se materialice. La segunda es que, pese a su baja aprobación, Harris tiene el potencial para atraer a las minorías e indecisos que han abandonado a Biden.

Un último argumento para no reemplazar a Biden tiene que ver con que faltan varios meses para las elecciones y que Trump podría implosionar en ese intervalo. Desde luego, esto no es imposible. Sin embargo, por los motivos explicados arriba, esto es cada vez más improbable.

Pritzker. Recursos para hipotética campaña. Foto: Especial

Es momento de hacer un corte de caja. Hemos visto que hay motivos de sobra para afirmar que Joe Biden debería ceder su lugar a una persona con mejores posibilidades de derrotar a Donald Trump este año. Pero ello no se debe exclusiva o principalmente a su desempeño en el debate. 

Lo cierto es que lo ocurrido el jueves último en Atlanta abre la puerta a dos oportunidades. Para Joe Biden, lograr que sean sus éxitos, y no su terquedad, los principales motivos por los que será recordado.  Y para los Demócratas, la posibilidad de presionar el botón de reset a esta partida, en lugar de elegir el de game over.

*Profesor Asociado de Filosofía en la Universidad de Nottingham, Reino Unido

X: @asalgadoborge

Con información de proceso.com.mx

Tips al momento

Rosa Isela a Segob, Mario Delgado a Educación, Montiel continuará en Bienestar y  García Harfuch a Seguridad

Claudia Sheinbaum presentó a un nuevo grupo de personas que formarán parte de su gabinete, Rosa Isela Martínez quien emigrará de gobierno de AMLO donde ocupa el cargo de titular de Seguridad Federal, para ser la próxima Secretaria de Gobernación, Mario Delgado Secretario de Educación, Ariadna Montiel continuará en la Secretaría del Bienestar, y Omar García Harfuch secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana.

Se suma la Lic. en Periodismo con estudios de maestría en ciencias penales, Rosa Isela Rodríguez Velázquez Secretaria de Gobernación, actual titular de la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Fue secretaria del gobierno de Sheinbaum en la Ciudad de México. Tuvo participación en los gobiernos de AMLO y Ebrard en la misma Ciudad de México.

Mario Delegado será secretario de Educación Pública, "tenían sus quinielas" bromeó Claudia Sheinbaum y destacó 24 gobiernos estatales, la mayoría en la cámara de diputados y casi la del Senado. Es presidente nacional de Morena, fue coordinador de senadores y fue coordinador de campaña a la presidencia de México. Fue secretario de Educación en el gobierno de Ebrard.

Adelantó que será en Educación donde se aplicarán programas prioritarios.

Ariadna Montiel continuará en el gobierno de Claudia Sheinbaum como Secretaria del Bienestar. A quien Claudia Sheinbaum calificó honesta, de grandes convicciones, no es protagónica, hasta vivió en Acapulco 6 meses tras la tragedia del huracán Otis. Fue diputada federal en la primera legislatura de Morena. 

Omar García Harfuch secretario de Seguridad y Protección Ciudadana. Licenciado en Derecho, maestro en administración pública. Ha tenido diversos cursos y especialidades sobre temas de seguridad nacional, seguridad pública particularmente en Harvard. De 2019 a 2023 fue titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en la Ciudad de México, coordinador de Diálogos por la transformación en temas de seguridad.


En México asesinan a un policía diariamente: Causa en Común

En nuestro país, en promedio, un policía es asesinado al día, de acuerdo con la estadística que lleva la asociación Causa en Común, que señala que los criminales lo hacen porque saben que pueden proceder así, porque no hay consecuencias al saberse impunes y además, no les importa acabar con una vida, señalan.

De acuerdo con la estadística que lleva Causa en Común, basada en un recuento en base a lo aparecido en los medios de comunicación, de diciembre 2018 al 27 de junio 2024, al menos 2 mil 377 policías fueron asesinados en nuestro país.

En base a ese recuento, en lo que va del presente sexenio suman al menos 2 mil 377 oficiales los que fueron asesinados en nuestro país, en casos que han sido documentados por la prensa y registrados por esa asociación, pues los criminales matan policías porque saben que hay impunidad, dicen.

Y cómo no se van a tener esas cifras de policías asesinados si también, ayer, el registro de homicidios dolosos en México fue de 86, con un promedio mensual de 2 mil 511 víctimas y de 84 al día, durante 2024, según datos de TResearch International.

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