El anuncio de Claudia Sheinbaum sobre los primeros seis integrantes de su gabinete ha sido recibido con un aplauso superficial y una sonrisa contenida. Pero debajo de esta apariencia de aprobación se esconden interrogantes sobre la verdadera dirección que tomará su administración.
Aunque el mercado respondió positivamente, con el dólar fluctuando brevemente antes de estabilizarse, esta reacción no debe ser vista como un cheque en blanco. La desconfianza persiste, y con razón, porque tan cierta es la incertidumbre financiera que se tuvo que reunir con los empresarios más importantes a nivel nacional de manera inmediata, no es nuevo que los mercados financieros duden en los cambios de gobierno, pero se ha evidenciado más aún en estos tiempos.
Sheinbaum ha presentado un gabinete que, a primera vista, parece una mezcla de innovación y experiencia, pero que en realidad podría estar destinado a consolidar su poder más que a gobernar con eficacia, revisemos algunos de estos nombres.
Marcelo Ebrard en la Secretaría de Economía es otra decisión cargada de simbolismo y pragmatismo. Ebrard, una figura que ha demostrado su interés en anteriores ocasiones por la presidencia de la república, y que mejor para la hoy presidenta electa que contener esas ambiciones sin alejarse de su proyecto de gobierno, recordemos también que el excanciller tendrá una posición clave con la revisión del TMEC en el horizonte.
Rosaura Ruiz, al frente de la nueva Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, parece ser una apuesta segura para impulsar la innovación. Sin embargo, la creación de esta secretaría y su liderazgo por alguien tan cercano a Sheinbaum sugiere un intento de centralizar aún más el poder y garantizar lealtad absoluta en una cartera crítica para el futuro del país.
Julio Berdegué en Agricultura es un nombramiento que debe atender las necesidades en el sector agropecuario, que ha sido uno de los más afectados durante esta administración y golpeados también por temas ambientales, debe fijar una postura de inmediata atención al sector, especialmente en el norte del país, "en donde hoy se sufren esos estragos por la falta de apoyos.
El nombramiento de Ernestina Godoy como consejera jurídica de la Presidencia, revela parte de los leales a Claudia Sheinbaum. Godoy, la primera mujer en dirigir la fiscalía general de Justicia de la Ciudad de México, tiene una trayectoria marcada por controversias, incluyendo acusaciones de uso indebido de recursos públicos, persecución y espionaje en el "Cártel Inmobiliario", y plagio de su tesis. A pesar de la oposición política, Godoy ha sido una aliada constante de Sheinbaum, acompañándola en su camino a la presidencia.
La permanencia de Rogelio Ramírez de la O en Hacienda y el rol de Altagracia Gómez Sierra como enlace con el sector empresarial son movimientos que pretenden proyectar estabilidad y continuidad. Sin embargo, ambos nombramientos parecen más dirigidos a mantener una imagen de confianza que a introducir cambios reales y necesarios.
Los nombramientos de Sheinbaum, aunque inicialmente bien recibidos, gestan importantes interrogantes sobre el compromiso de este gabinete en abordar las urgentes necesidades del país, y es que estas dudas no se refieren tanto a la preparación de los designados, sino más bien a si sus agendas y alianzas políticas están verdaderamente alineadas con las demandas de nuestro México.