Por Dizán Vázquez
El triunfo arrollador, el pasado 2 de junio, de Morena y sus aliados, que tienen como proyecto de nación la 4ª Transformación con su Segundo Piso reforzado, pone en evidencia que la población mexicana se dividió en dos partes: los que no creyeron y los que sí creyeron. Veamos quienes son los que no creyeron y en qué no creyeron, pues los otros son los que sí creyeron en los que los primeros no creyeron (perdón por el retruécano).
Los que le dieron el triunfo a la coalición “Sigamos haciendo historia”:
No creyeron que fue una elección de Estado, con todo el peso político y económico en favor de la candidata de Morena.
No creyeron que el presidente no se ajustó a las reglas electorales y ejerció una constante influencia en favor de su candidata.
No creyeron que uno de los propósitos de la 4T es acabar con la división de poderes, esencial en una democracia, sometiendo al poder presidencial el poder legislativo y el poder judicial.
No creyeron que el proyecto de la 4T es convertir a México en un país groseramente comunista al estilo de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Corea del Norte o, en el mejor de los casos, con un comunismo maquillado como en China y Vietnam.
No creyeron que el proyecto de una nueva constitución propuesto por la 4T es un proyecto netamente comunista.
No creyeron que la 4T tiene la intención de acabar con las asociaciones y las instituciones que signifiquen un fortalecimiento de la sociedad civil frente al poder del Estado, como ya comenzó a hacerlo.
No creyeron que las pensiones universales fueron utilizadas para inducir al voto haciendo creer que sin la 4T no las seguirían recibiendo.
No creyeron que el solo concepto de pensión “universal” es un concepto comunista pensando en un futuro en que se acaben las clases medias y altas y solo queden los pobres, que las van a necesitar todos por igual.
No creyeron en que tanto el presidente como la candidata han tenido nexos con los líderes del narcotráfico, según lo afirman varios libros en circulación.
No creyeron que en el gobierno que termina ha habido tanta o más corrupción que en los gobiernos pasados.
No creyeron en que las grandes promesas del gobierno morenista no se cumplieron, como mejorar el sistema de salud para todos y combatir con eficacia la inseguridad.
No creyeron que las obras faraónicas emprendidas por el gobierno morenista, además de no contar con un proyecto sólido de viabilidad, han costado exageradamente más de lo presupuestado.
No creyeron que la candidata de Morena no solo seguirá adelante con las reformas del presidente, sino que las fortalecerá.
No creyeron en que la mentalidad de la 4T es una mentalidad maniquea que divide simplistamente a la sociedad en buenos y malos, siendo los malos todos los que están en la oposición, los gobiernos del pasado, las clases medias y altas, etcétera.
Estas y muchísimas cosas más, que caracterizaron el proyecto y la actuación de la 4T, unas que son fruto de investigaciones no fáciles de comprobar por la mayoría, pero nunca refutadas suficientemente, y otras muy evidentes, no fueron creídas, o lo que es más interesante, fueron compartidas por “la mitad más grande” de la población y no hubo poder humano que los hiciera cambiar de opinión.
Ahora, ¿qué nos queda esperar? Por mi parte, espero vehementemente que los que no creyeron en estas señales y dieron su voto de confianza a los candidatos de Morena tengan toda la razón, porque si no…