Luego de que todo mundo se convirtió en expertos electorales, fraudes y transiciones, creo que ahora toca el turno de opinar, y como diría mi padre, porque quiero y porque alguien al menos me leerá.
Al mal paso darle Gerber, y a lo hecho pecho o biberón. El triunfo de Claudia Sheinbaum es el éxito del proyecto de Andrés Manuel, logró sobrevivir y con creces; hay que pensar sin apasionamientos y ni tan fatalistas como muchos aseguran que vamos destinados al comunismo, en un país en el cual no sabemos ni cómo se come esa fórmula política.
Andrés Manuel logró su sueño, ese que le tomó años cuajar hasta que finalmente logró su sueño ser presidente de México y por rebote conformar un partido político, repito conformar, no formar.
Y para esta conformación echó mano de lo que tenía a su alcance, es decir de amigos generacionales que para su desgracia la gran mayoría eran priistas y con una gran cola muy larga que les pisasen, ni hablar se trataba de dar una batalla con gente que más o menos le sabían a estos menesteres de dirigir un país, claro con métodos oxidados pero efectivos y harto redituables.
De igual manera con una astucia envidiable AMLO supo capitalizar las realidades de la política mexicana, en donde partidos como el PT o el Verde Ecologista destinados a su extinción, supo invitarlos como garante de registro exclusivamente para la supervivencia de estos, supo hacer alianzas con un partido emergente pero dirigido a un sector olvidado como son los jóvenes y adultos menores de 40 años y convirtió a MC en su válvula de escape ante posibles fallos que se pudiesen suscitar al interior de Morena.
Aunque lo nieguen negoció con el lado oscuro de la fuerza, los toleró, los integró en ciertas áreas, es decir jugó con Dios y con el Diablo en ese propósito de darle continuidad a su personal sueño. Seleccionó a un amigo Adán Augusto, a una fiel colaboradora Claudia Sheinbaum, toleró a un Marcelo Ebrard y descartó a muchos, ero los utilizó como conejillos de indias Noroña, Monreal etc., para finalmente y tras el juego de las corcholatas, seleccionar a la más autentica de todas a Claudia, no por su capacidad, su doctorado o sus habilidades, sino por ser garante de lealtad, al igual que Adán Augusto, pero la diferencia fue la edad, no sería lo mismo enviar al ruedo a Claudia que a Don Adán. Finalmente, nos guste o no tenemos presidenta y a ver cómo nos va, eso no lo podemos cambiar con nuestra evidenciada pasividad, ni en seis o 18 años.
Muchos aseguran que será un simple títere que obedecerá fielmente las indicaciones de Andrés Manuel, pero disto de este escenario, hay que recordar que la ahora señora presidenta (to be) es mil veces más izquierdista que Morena mismo, ya que AMLO definitivamente no lo es, es tan solo un romántico empedernido que sin conocer en su totalidad el complejo universo de la izquierda latinoamericana, tan solo acuño consignas setenteras e idealizo experiencias buenas o malas de Cuba, Venezuela, Nicaragua y el incipiente camino de la izquierda de Chile, Argentina, Brasil que escuchó o leyó, pero jamás experimento, es decir es un hombre de izquierda muy analfabeta.
En cambio, Claudia Sheinbaum es una mujer genéticamente de izquierda, en su ADN lleva todos los ingredientes de esa izquierda mexicana, oprimida, señalada y rechazada incluso por esa corriente de políticos ex priistas que Andrés integró.
Claudia llegará al poder con un asesor que le dictará en un inicio su voluntad, quizás lo obedezca o no, eso lo sabremos al momento mismo que integre su gabinete, el cual no puede ser una extensión de su gabinete en su pasada alcaldía, pero deberá de integrar a su gente, ahí residirá todo a nuestro entender.
Y ya con el paso del tiempo y cuando se experimente esa sensación de poder, Claudia se deslindará un mucho de AMLO, creará una nueva dirigencia en Morena y definitivamente depurará a un partido que si se descuida se fragmentará y diluirá un proyecto de 25 años de duración y si no tiempo al tiempo.
Así las cosas...