De vez en cuando, en los años ’90, Leticia Valenzuela Santiago instalaba un campamento para pequeños grupos de turistas en el kilómetro 51 de la carretera que lleva al sitio arqueológico de Calakmul. “Luego, las autoridades me lo impidieron por ser zona núcleo de la reserva, diciendo que allí están prohibidas las actividades económicas. También a los apicultores les negaron poner sus colmenas en la orilla de la carretera”, dice doña Leticia, quien se crió en esta selva que es la segunda más grande de América después de la Amazonía. “Siempre nos dijeron que esta era la zona núcleo de la reserva, pero luego nos enteramos de que es zona de amortiguamiento”.
La sorpresa para doña Leticia fue muy grande cuando el año pasado descubrió que, justo donde le prohibieron armar su campamento, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) está construyendo uno de los seis Hoteles Tren Maya: un edificio con dos pisos, 144 habitaciones, alberca, spa, gimnasio, bar, cafetería, tienda y un estacionamiento para 212 vehículos, que ocupa unas tres hectáreas.
La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del inmueble es un misterio. Vía solicitud de información se pidió las MIA de los seis hoteles Tren Maya (Palenque, Chiapas; Tulum, Quintana Roo; Calakmul y Edzná, Campeche; Chichén Itzá y Uxmal, Yucatán), pero la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) dijo solo contar con el documento del Hotel de Edzná, que fue presentado ante la Semarnat en septiembre de 2023.
El 21 de abril pasado, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) ordenó a Semarnat entregar las demás MIAs, pero hasta el momento eso no ha ocurrido y estamos a la espera de que confirmen la existencia o la inexistencia.
El hotel será administrado por el Grupo Aeroportuario, Ferroviario y de Servicios Auxiliares Olmeca-Maya-Mexica (GAFSACOMM), de propiedad del ejército.
Sus obras aparecen en la orilla del camino de 60 km que cruza la Reserva de la Biosfera de Calakmul, a 10 km de la zona arqueológica. Allí se observa una gran palapa al final de un pasillo protegido en ambos lados por un muro. El ingreso está custodiado por la Guardia Nacional y un vigilante no permite sacar fotos.
La Reserva de la Biosfera de Calakmul incluye 728 mil hectáreas -una superficie tres veces más grande que la Ciudad de México-, casi enteramente dedicadas a la preservación de especies vegetales y animales, entre ellas jaguares, tigrillos, monos, tapires, tucanes y águilas.
Además, aguardan un gran tesoro: la ciudad maya de Calakmul, que hace menos de dos mil años alcanzó una población de 50 mil habitantes y fue de las más importantes de la región.
El 1 de septiembre de 2023 se publicó un decreto en el Diario Oficial de la Federación (DOF) para reformar el texto que, en 1989, había creado esta Reserva de la Biosfera. La disposición y sus estudios previos no mencionan la existencia del Hotel Tren Maya dentro del área natural protegida, a pesar de que su construcción empezó nueve meses antes de que se publicara.
Mirando el plano contenido en el decreto podría parecer que el hotel de SEDENA, la carretera que cruza la reserva y el sitio arqueológico se encuentran adentro de la zona núcleo, pero un mapa con una escala más grande muestra que han sido “recortados” de esta área -que tendría que ser inviolable y no fragmentada- y declarados como parte de la zona de amortiguamiento.
Las obras de SEDENA no respetan las disposiciones que el decreto prevé para este área, ya que determina que en la zona de amortiguamiento sólo están permitidas actividades de “turismo de bajo impacto ambiental”, que se pueden desarrollar si “se comprueba que fueron emprendidas por las comunidades que ahí habitan y son estrictamente compatibles con los objetivos, criterios y programas de aprovechamiento sustentable”, y en caso de que “su desarrollo no implique modificaciones de las características o condiciones naturales originales”.
La existencia del hotel tampoco es señalada en el documento que el gobierno mexicano envió a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). En 2014, la Antigua Ciudad Maya y Bosques Tropicales Protegidos de Calakmul fueron inscritos por el organismo de la ONU como patrimonio mixto de la humanidad. El año pasado, UNESCO pidió a México realizar urgentemente un informe que evaluara “la alineación estratégica y los impactos acumulativos del proyecto Tren Maya en las propiedades del Patrimonio Mundial ubicadas a lo largo de la ruta del ferrocarril”, incluyendo “una evaluación de opciones alternativas”.
El gobierno federal respondió en marzo de 2024 con un documento titulado “State of conservation report of the word heritage property”, donde el gobierno informa sobre el trabajo de los guardabosques de Calakmul, sobre los talleres con niños y las actividades relacionadas con el turismo sustentable. Además, recuerda que en la reserva se monitorea la velocidad de los carros, cuyo límite es de 30 km/h por respeto a la fauna local, pero no hay ni una palabra sobre el tremendo tráfico de trailers, camiones de volquetes y camionetas de SEDENA que corren a toda velocidad -levantando un polvo denso que pinta de blanco los árboles– rumbo a las obras que el ejército está realizando en la reserva: las de mejoramiento del sitio arqueológico, de construcción del Centro de Atención a Visitantes (CATVI) a la altura de la caseta de cobro de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), y del Hotel Tren Maya. De este inmueble, en el documento no existe mención.
“UNESCO ha sido informada por terceros del proyecto al que usted se refiere y se ha puesto en contacto con las autoridades mexicanas para obtener información precisa sobre este proyecto y su implementación. Hasta la fecha no se ha recibido información”, afirma en entrevista el vocero de Unesco. “Una vez recibida esta información, el Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO y sus órganos asesores procederán con una revisión técnica para evaluar más a fondo el posible impacto del proyecto”.
La organización internacional también advierte que “cualquier proyecto importante de infraestructura y turismo tiene el potencial de representar una amenaza para la preservación de un bien del Patrimonio Mundial” y que “cualquier proyecto de desarrollo debe respetar la integridad y el Valor Universal Excepcional del sitio, es decir los elementos que justificaron su inscripción. En caso contrario, el Comité del Patrimonio Mundial solicita al Estado que introduzca medidas correctoras para hacerlo plenamente compatible con las normas y procedimientos de la Convención”. El tema será examinado a finales de julio, durante la 46 reunión del Comité del Patrimonio Mundial, que se llevará a cabo en la India.
De acuerdo con una investigación de Emeequis, los ingenieros militares están construyendo también un “eco-hotel” de lujo en el ejido Plan San Luís, que en buena parte se encuentra adentro de la Reserva de la Biosfera de Calakmul. El ejido ha sido comprado en su totalidad y su decreto de expropiación, publicado en el DOF en junio de 2023, no menciona la existencia del eco-hotel. Lo que contempla la disposición es que, de las 15 mil hectáreas expropiadas, casi 9,300 serán dedicadas a “actividades castrenses en general”.
La entrada del ejército a la zona coincide con el comienzo de las obras del Tren Maya y, a partir de 2022, el sitio arqueológico de Calakmul está patrullado por la Guardia Nacional. En el documento que presentó a la UNESCO, el gobierno afirma que la institución de seguridad está encargada de disuadir eventuales actos de vandalismo en la zona arqueológica y la tala ilegal. Además, anuncia que solicitó a la Guardia Nacional establecer campamentos en los sitios arqueológicos de Yaxnohcah y Uxul, que se encuentran en la reserva, muy cerca de la frontera con Guatemala.
En Balam Kú, que en agosto de 2023 fue decretada Reserva de la Biosfera, la SEDENA está construyendo el paradero del Tren Maya de Conhuas, por donde pasan las vías del tramo 7 del megaproyecto. En esta área protegida contigua a la de Calakmul, el ejército también abrió un banco de material, un estacionamiento para vehículos pesados y está erigiendo un puente de concreto que permitirá a los carros cruzar las vías del tren.
Con la entrada en operaciones del Tren Maya, el gobierno federal proyecta un gran crecimiento turístico para la zona. Estima que Calakmul multiplique por 60 sus visitas anuales, pasando de las actuales 51,447 a 3 millones, aunque hasta el momento no existen las infraestructuras ni los servicios necesarios para recibir tanta gente.
“La lejanía y ubicación geográfica de la zona arqueológica de Calakmul hacen inviable el turismo masivo, ya que no es posible tener suficiente agua o suministros para el servicio de un mayor número de visitantes”, reconoce el mismo gobierno en el documento que envió a la UNESCO.
Los guías de Calakmul presumen que, hasta el momento, el tipo de turismo que se aventura hasta aquí ama y respeta a la naturaleza. En la zona arqueológica se ven pequeños grupos de visitantes pasear con la mirada al cielo, buscando entre las ramas el movimiento de los pájaros o el rugido de los monos aulladores. La mayoría se suben a la pirámide más alta de donde es fácil entender la importancia de preservar esta reserva, ubicada en una región -la Península de Yucatán- que de acuerdo con Global Forest Watch está perdiendo 80 mil hectáreas de superficie selvática al año. Desde su cumbre, mirando todo alrededor, se ven únicamente árboles y más árboles hasta el horizonte, y las sombras de las nubes correr en sus cimas.
Con información de Animal Político.