El día de ayer se llevó a cabo el debate presidencial con la participación de Xóchitl Gálvez, Claudia Sheinbaum y Jorge Álvarez Máynez, el primero en la historia de nuestro país con dos mujeres candidatas y un solo hombre.
Más allá de preguntarnos quién ganó o perdió el debate, debemos centrarnos en la importancia de quién logró impactar, persuadir, contrastar y convencer.
Previo a ello, se realizaron algunos sondeos, por distintas encuestadoras: Poligrama, destacó que el 76.6% de las personas estaban dispuestas a observar el primer debate presidencial, no obstante, el 60% de estas personas no cambiaría su intención del voto.
Ahora que ya hemos visto el debate, habrá que preguntarnos si las preferencias electorales cambian y quién se vio más beneficiada o beneficiado de los resultados. Basta con hacer un pequeño análisis del desarrollo del ejercicio democrático.
Máynez se condujo con una sonrisa inexplicable y un “lenguaje en señas” poco practicado y difícil de traducir; se enfocó en desacreditar a Gálvez y en presentarse como la tercera opción, la llamada “nueva política”; sin embargo, no logró despertar en el electorado un convencimiento por su proyecto, por lo que dudo que pueda crecer en las encuestas.
Xóchitl Gálvez, la candidata que tenía más que perder por estar en segundo lugar en las preferencias del electorado, tuvo una participación destacada y sensible a las causas que le duelen a nuestro país. Subrayó propuestas como la de mantener y mejorar los programas sociales, regresar las escuelas de tiempo completo, la tarjeta mi salud. Lo que resalto de la candidata por la Alianza Fuerza y Corazón por México, es que, además de presentar su proyecto de trabajo, detalló el cómo y de dónde.
Por su parte, Claudia Sheinbaum parecía más preocupada por las fallas técnicas del cronómetro que por dar a conocer a la ciudadanía sus propuestas, se limitó a informar (no a debatir) su paso frente a la jefatura de gobierno y, desde luego, hablar del Presidente Andrés Manuel López Obrador; en pocas ocasiones respondió a los señalamientos realizados por los otros candidatos en cuanto a los hechos de omisión y, por tanto de corrupción suscitados como jefa de gobierno o propiciados por el gobierno federal.
En el tema de corrupción, esperaba que fuera Sheinbaum, por su cacaraqueado “Plan anticorrupción” quien desarrollara con mayor profundidad su propuesta, no obstante, como la hace siempre su líder moral, solo miró al pasado.
En cuando a las propuestas para erradicar la violencia en contra de las mujeres, me hubiera gustado que la causa de las mujeres hubiera sido abordara con mayor detalle por los participantes en el debate. Solo destaco como la candidata de MORENA, traía “otros datos” pues en su estadística (ojalá y fuera cierta) los feminicidios en la Ciudad de México se redujeron en un 40%.
Al final del debate, Máynez expuso sus propuestas, pero no logró su objetivo de desestabilizar a Xóchitl para colocarse en segunda posición, por lo que quizá solo crezca en conocimiento; Xóchitl por su parte, mostró ser una candidata sensible, cercana, de lucha, de esfuerzo con la que muchas mexicanas se pueden identificar, por lo que puede crecer en las encuestas e ir por un sector específico del electorado como lo son las mujeres y madres de familia; Claudia Sheinbaum, se queda con la preferencia electoral que ya tenía, no expuso nada nuevo, no logró conquistar o persuadir a la ciudadanía que no ha definido por quién votar este 02 de junio.
Estaremos pendientes de la reacción de este debate.
Jahzziel Aguirre