Las comparaciones pueden resultar incómodas, pero en política, su propósito es generar un cambio o, al menos, evitar repetir los mismos errores. Nos ayudan a identificar las fortalezas, debilidades y estilos de gobierno y, en última instancia, las comparaciones deberían medirse con el impacto de las decisiones en la vida de las personas.
En nuestro país, Morena gobierna veintiún entidades federativas, y con temor de quedarme corto con las numerosas fallas, omisiones, negligencias e improvisaciones en sus "estilos" de gobernar, es crucial resaltar algunas de ellas para evidenciar la peligrosidad de seguir confiando en un partido político cuya incompetencia ha costado vidas, patrimonios y, sobre todo, ha perturbado la tranquilidad de las y los mexicanos.
Comparar esos 21 gobiernos de morena, con los de la oposición, donde claramente las cosas están funcionando mejor, debería ser el principal enfoque en este proceso electoral, el más grande de la historia.
Según datos del IMCO, estados como Chihuahua, Yucatán, Querétaro, Aguascalientes, Jalisco y Nuevo León, todos gobernados por la oposición (PAN, PRI, PRD) e incluso por los llamados "fosfo fosfo" (MC), son considerados los mejores lugares para vivir por su percepción de seguridad, desarrollo económico, oportunidades educativas y demás indicadores, por otro lado, estados bajo el gobierno de Morena como Zacatecas, Estado de México, Michoacán, Morelos, Sonora, Campeche y Guerrero enfrentan graves crisis, donde se evidencia la falta de capacidad, voluntad, interés o compromiso para hacerles frente.
Claramente, nadie desea esa situación para su estado, municipio o país, y considero que precisamente esa premisa debería ser el centro de atención para los partidos que postulan a Xóchitl Gálvez y, en general, a candidatas y candidatos afines a esos colores políticos, enfocando sus esfuerzos y mensajes en resaltar estos contrastes tan importantes y sensibles.
Es innegable la gravísima crisis de seguridad que enfrentan estados como Zacatecas, donde prácticamente nadie se siente seguro según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana.
En Campeche, el clamor por un "voto de castigo" es ensordecedor, con la ciudadanía tachando de traidora a su gobernadora, Layda Sansores, exigiendo la destitución de la secretaria de seguridad pública por sus múltiples errores, y enfrentando un paro en la policía estatal tras un motín en el penal de Kobén, que vio a más de 10 mil manifestantes gritando: "somos pueblo, no partido".
Es imposible ignorar la crisis en Guerrero, donde la gobernadora Evelyn Salgado cometió graves errores en el manejo del desastre provocado por un huracán que golpeó sus costas. Su aparición días después solo agravó la situación. Y la noticia más reciente, lamentablemente, involucra el trágico destino de una niña en Taxco, un municipio indignado que reaccionó severamente ante la falta de autoridad, llevando a actos de linchamiento contra los perpetradores de estos hechos.
La comparación también se evidencia en los efectos migratorios. Los habitantes de estados gobernados por Morena tienden a irse de ahí en busca de mejores oportunidades, o al menos de la más importante: la de preservar sus vidas.
La lista para contrastar es extensa y, como mencioné al inicio, me quedo corto. Pero, juzgue usted mismo. Nadie gusta de vivir con miedo, sintiéndose inseguro, en lugares que ahuyentan la inversión que conlleva mejores empleos o donde el estado de derecho es prácticamente inexistente.
Lo que realmente importa para la gente es tener oportunidades reales, poder desplazarse con dignidad sabiendo que llegarán a salvo, y asegurar un futuro seguro y próspero para sus hijos e hijas. El contraste entre los estilos y formas de gobernar es palpable.
Más que un tema de campaña es momento de reflexionar seriamente sobre cómo queremos ser gobernados. Este capítulo lamentable en la historia de México debe ser un recordatorio para no repetir errores. No podemos permitirnos elegir a quienes han demostrado su incapacidad para asegurar un presente y un futuro mejor para todos y todas.