Cuando podría ser un faro de luz que iluminara el rumbo de México, el liderazgo hoy del Episcopado resulta muy gris, señaló el presbítero Dizán Vázquez.
El sacerdote recordó que en los años 60, 70 y tal vez algunos años de los 80, existía un Episcopado muy lúcido y valiente, que planteaba cuestiones serias, que hacía temblar a muchos y que aquellos que se mantenían dentro de una estricta ortodoxia tenían el valor y autoridad moral para denunciar, marcar un nuevo rumbo al país frente a abusos de poder.
Hoy, dijo, el mismo Episcopado parece muy gris, aunque, aclaró, considerando a cada obispo son personas brillantes y buenas, pero es su liderazgo es el que anda muy gris.
Con esto, consideró, están perdiendo la gran oportunidad de iluminar con la luz del Evangelio, que es una luz perenne, que ha dado origen a la civilización Occidental, a los grandes principios donde se asienta esta civilización que lleva la punta en las civilizaciones en cuanto a la dignidad de la persona humana, de la mujer, del niño y justicia social, que son los grandes principios de la doctrina social de la Iglesia que tienen el destino universal del bien común, la solidaridad.
“Todos esos principios que surgen del Evangelio que han sido forjados a través de los santos padres, de los grandes teólogos como por ejemplo de Salamanca y que llegan hasta hoy a través de las grandes encíclicas sociales a partir de León XIII, podrían ser un chorro de luz que iluminaran el rumbo de México, pero parece que no se conocen, que no se ofrecen porque tampoco se trata de imponer”, dijo.
La Iglesia, indicó, debería hacer su propuesta no política, sino en la línea de principios para que la tome quien quiera dentro de su propia línea ideológica, pero se está perdiendo esa gran oportunidad, lamentó.
Esto, al considerar que hay una cierta división de mentalidades que paraliza, en lugar de ir juntos por el mismo rumbo, se trata de diferencias grandes que han generado un bloqueo, que se ponen de acuerdo, de manera que crear un documento valiente, serio, no es posible.
Reconoció el sacerdote sí hay documentos buenos de la Iglesia, el último, señaló, es el que defienden al INE en el que se habla claro, “en los demás hablan muy bonito de principios indudablemente buenos, basado en el Evangelio, sin aterrizar mucho”, dijo.
Y aunque esa división de parecer en la Iglesia paraliza una acción conjunta, refirió que cada obispo en particular podría hablar por sí mismo, pues tiene la autoridad para hablar para su diócesis, pero no se ve un obispo que sea luz en esta confusión de principios.