El término ‘persona con alta sensibilidad’ (Highly Sensitive Person, en inglés) alude a un rasgo de la personalidad identificado y definido por la psicóloga estadounidense Elaine N. Aron en 1991, según explica la psicóloga infantil y docente universitaria Úrsula Perona, especializada en trastornos complejos, niños ‘de alta demanda’ y crianza consciente.
Según Perona, ser altamente sensible no puede describirse como un trastorno ni una enfermedad, pero se trata de una situación que marca el día a día de la persona que la experimenta, especialmente los más pequeños, a los que esta experta, madre de tres hijos, denomina NAS (siglas de ‘Niñ@s Altamente Sensibles’).
El NAS no presenta timidez ni una exageración de sus reacciones, sino que nace con una tendencia a ser más consciente de todo lo que le rodea, explica esta especialista que ha dedicado su último libro a esta problemática, que “puede llegar a afectar a un 20 por ciento de la población”, según calcula.
Estas niñas y niños disponen de una profunda capacidad de reflexión interior, piensan mucho antes de actuar o tomar decisiones, son empáticos, creativos, inteligentes e intuitivos y además de permanecer atentos son muy concienzudos en su proceder, de acuerdo a esta psicóloga.
Aunque en principio el perfil NAS es altamente positivo, puede ocasionar determinadas disfunciones, ya que al analizar un gran número de estímulos con tanto lujo de detalle, el niño puede a veces experimentar un cierto estado de agobio que le induce a retraerse, a mostrar cierta timidez y sensibilidad o incluso a deprimirse, advierte Perona.
De hecho, “Los niños altamente sensibles son vulnerables a la depresión”, según esta experta.
GRAN FINEZA SENSORIAL
Por eso es importante que los padres y madres dispongan de las herramientas necesarias para poder gestionar con éxito esta tendencia de sus hijos y conozcan qué necesita el menor NAS para su desarrollo integral, respetando siempre su personalidad y su naturaleza sin tratar de cambiarle ni moldearle, señala.
Los NAS se caracterizan por presentar una gran fineza sensorial, percibiendo con gran sutileza y en detalle tanto los estímulos del entorno (luces, sonidos, tejidos, costuras de la ropa) como los estímulos de su propio cuerpo y sus estados internos, señala.
También tienen facilidad para sobreestimularse, a raíz de la sobrecarga mental y emocional que les produce percibir y analizar todo y ser tan conscientes de todo, sin perder detalle de nada, lo cual puede traducirse en excitación, nerviosismo, mala conducta y un estado de alerta o hipervigilancia continuos, según Perona.
Asimismo, los niños altamente sensibles tienen una gran capacidad de ponerse en el lugar de otras personas y compartir sus sentimientos (empatía), experimentan las emociones con intensidad, y tienen un mayor nivel de conciencia e introspección, explica esta psicóloga.
El cuarto rasgo que caracteriza a los NAS es su elevado nivel de análisis y su procesamiento profundo de la información, ya que según Perona “piensan mucho y luego actúan”, mostrando un exceso de análisis y de anticipación a los acontecimientos, y una tendencia a la ‘rumiación de los pensamientos’, por lo que puede costarles tomar decisiones.
CONSEJOS PARA PADRES
“Suelen ser niñ@s muy perseverantes, perfeccionistas y autoexigentes”, recalca. Perona recomienda a los padres informarse para tener conocimientos sobre desarrollo infantil, crianza y educación.
También les aconseja “conocer bien a su hijo”, el cual debe cumplir los hitos de desarrollo, comer o comportarse de determinada manera a determinada edad, igual que todos los niños, respetando su personalidad única, genuina y especial y acompañándola para que florezca.
Asimismo, les ofrece las siguientes recomendaciones prácticas para tratar y relacionarse con un@ hij@ NAS:
Uno. Validar y respetar su sensibilidad. Esto “no significa sobreproteger ni criar a nuestro hijo ‘entre algodones’, sino aceptarle incondicionalmente tal cual es, y ayudarle a entender cómo funciona, cuáles son sus necesidades y como debe cuidarse a sí mismo”, señala Perona.
Dos. Favorecer un estilo de vida que respete sus necesidades. “Por lo general, los niños altamente sensibles necesitan periodos de soledad y tareas tranquilas para bajar el nivel de activación, así como tener mucho contacto con la naturaleza y aire libre, y actividades de ocio que se adecúen a su personalidad”, indica.
Tres. Acompañar al niño en su camino. Esto significa “brindarle el apoyo, amor y atención que necesita hoy en día, pero sin olvidar trabajar y fomentar aquellas habilidades que necesitará mañana, como la autonomía y la independencia”, asegura.
DESTACADOS:
+ Las niñas o niños altamente sensibles o NAS “tienen un rasgo de la personalidad denominado susceptibilidad diferencial, que les hace más sensibles para lo bueno y para lo malo”, explica a EFE la psicóloga sanitaria e infantil Úrsula Perona.
+ Señala que tradicionalmente se asociaba la sensibilidad infantil con la timidez, pero no todos los NAS son tímidos y “de hecho, los estudios muestran que un 30 por ciento de estas niñas y niños son del grupo extrovertido”, puntualiza Perona.
+ Los parques con bolas de colores, cumpleaños y centros comerciales son ‘bombas de relojería’ para estos niños que se sobreestimulan fácilmente y pueden ser reactivos, irritables o tener mala conducta, pero que son perseverantes, cariñosos y “tienen cosas maravillosas que ofrecer al mundo”, destaca.
Tomado de Vanguardia
Por María Jesús Ribas EFE/Reportajes.