Los lugares comunes pueden encontrar pequeñas reformulaciones. Y así como se habla de la supuesta tristeza de los niños ricos, la máxima también podría aplicarse a los niños que son protagonistas de la industria televisiva. Que al fin de cuentas, son millonarios. O lo son sus padres (los conflictos al respecto son motivo de otra nota, ya escrita, por supuesto).
Dove Cameron viene a confirmar esta regla poco feliz. Es una verdadera estrella. Pero su vida están tan marcada por las luces de los estudios televisivos y cinematográficos como por las sombras de su propia historia personal.
Nació el 15 de enero de 1996 en Seattle, Washington, Estados Unidos. Su carrera actoral empezó a los ocho años en teatros pequeños de su pueblo, pero siempre disfrutando de esos primeros pasos, quizás ya sabiendo que se trataba de un ejercicio para lo que vendría en un futuro no tan lejano.
El gran salto lo dio en 2012 cuando la convocaron de Disney Channel. Pronto se convirtió en una de las estrellas del momento. Grabó el piloto de Bits and Pieces poniéndose en la piel de Alanna. La prueba fue de maravilla, tanto aquello que había grabado se reformuló. El nuevo título de la telenovela fue Liv and Maddie y allí Dove tuvo la difícil tarea de realizar dos papeles en simultaneo: fue Liv y Maddie Rooney. Y el éxito fue tan importante que solo iba a durar una temporada, se repitió varias más.
Antes de eso, como para no alterar demasiado la cronología, el camino a la fama se dio casi por casualidad, o al menos, más rápido de lo esperado, dos años antes, cuando cumplió los 14. Sus padres se habían separado y Dove se mudó a Los Ángeles con su mamá y su hermana mayor. Allí tuvo la posibilidad de ampliar sus inquietudes artísticas. Incluso porque su otra pasión era -y sigue- siendo el canto. Así fue como participó del Campeonato Nacional de Espectáculos de Coros.
Más allá de ese crecimiento, empezó a ser víctima del bullying. Con el cambio de ciudad continuó sus estudios en el Burbank High Scohool. Allí, el acoso de sus compañeros fue sistemático hasta el último día de la secundaria. Por el camino que había tomado la miraban distinto, la maltrataban por haber elegido una profesión que al resto le parecía curiosa. Pero a ella no le importó demasiado: siguió lo que su corazón le indicaba. “Los niños no me aceptaban, no me querían...”, recordó tiempo atrás en una entrevista con Yahoo.
En alguna oportunidad comentó que empezó a usar maquillaje a muy corta edad, casualmente cuando en el colegio se burlaban de ella. Gran parte de los chicos con los que compartía la jornada le decían que era fea y que por eso no iba a triunfar, que no la aceptarían. Significó un verdadero trauma y las inseguridades no tardaron en aparecer.
Ahora, Dove no suele usar maquillaje, y cuando lo hace, es apenas un retoque mínimo. En 2016 le preguntaron por esa decisión: “Ya no lo uso porque estoy segura de mí misma. Ya usé demasiado maquillaje cuando iba a la escuela. Me hacían sentir que no era hermosa y el maquillaje fue una forma de tapar eso. Por suerte pude madurar y darme cuenta de que hay mucho más en la vida que verse bien estéticamente”.
“Mi etapa escolar no fue la mejor: las chicas de mi clase me encerraban en los armarios. Cuando caminaba por los pasillos hacían todo para hacerme tropezar poniéndome el pie; me manchaban la ropa. Una vez los chicos llevaron navajas escondidas para afeitarse las piernas y me las tiraron a mí y me decían que las use para suicidarme, todos se reían”, narró con pesar en aquella entrevista.
Al año siguiente del exitoso debut en Disney, la compañía la sumó a Los descendientes, película que tuvo tres entregas. Tenía 17 años y su nombre pasó a cobrar otro protagonismo. Sin embargo, por dentro, el sufrimiento. Empezó a sentir depresión y ansiedad. “No sé si alguna vez has estado enfrente de mucha gente y has sentido pánico -le dijo al periodista que la entrevistó-. Muchas veces tienes ansiedad y un día horrible, pero te encuentras con personas que saben quién eres y es maravilloso, aunque te puede causar más ansiedad, porque te quieres esconder, pero no siempre puedes con este trabajo”. También enfrentó problemas alimenticios.
Hoy, Cameron mira hacia atrás y prefiere quedarse con el combo, con lo bueno y lo malo, sin renegar demasiado. “No todo fue mágico, pero me parece que fue todo exactamente como tenía que ser para llevarme adonde estoy ahora y al ser humano en el que me he convertido”.
Tragedia y traumas
Lejos de la actuación, Cameron carga con una difícil y pesada mochila desde su adolescencia: tenía 15 años cuando su padre, Phillip Hosterman, se suicidó. Un año después de separarse de la mamá de Dove, Phillip había iniciado una relación sentimental con otro hombre. Pero los prejuicios y las miradas ajenas lo llevaron a vivirlo en el mayor secreto.
La actriz habló de la tragedia mucho tiempo después, ya consagrada. “Se quitó la vida. También estaba en el clóset: lo descubrimos después de su muerte. Cuando descubrí eso pensé que todo se sumaba. Era una persona tan sensible. Tenía estallidos de ira, pero también era tan hermoso. Realmente me gustaría escribir una película sobre él algún día, porque mi papá era el ser humano más fascinante”.
Poco después, Dove le dedicó un emotivo posteo en las redes sociales, con una bella foto en la que se la ve de pequeña posando en su regazo: “A medida que empiezo a comprenderme a mí misma en estos años de formación, siento que te entiendo más y más. Nunca podré reemplazar los años que he perdido contigo, pero sé que nunca estoy sin ti porque estás en mí”.
En 2016 la tragedia golpeó una vez más su puerta con la muerte de su mejor amiga, la actriz Christina Grimmie, a la que conoció en durante su paso por Disney. La intérprete fue asesinada el 10 de junio de ese año luego de un concierto, mientras firmaba autógrafos. Un hombre de 27 años, del que se dijo que era un fan, se acercó con un arma y le disparó. Fue un gran golpe para Dove, que acababa de vivir lo de su padre unos años antes.
En 2019 tuvo que realizar otra despedida: la de Cameron Boyce, amigo y compañero en Los Descendientes. “Nunca tendré las palabras suficientes para describir el dolor que siento -posteó-. Cameron fue una de mis personas favoritas en el mundo. Cameron era la magia, era un ángel de la tierra. Por los últimos seis años me consoló de mis innumerables caídas, me ayudó durante mis desórdenes alimenticios, me ayudó a salir de una oscura relación y de un sinfín de crisis emocionales”.
Porque han sido demasiadas tragedias para la actriz en muy poco tiempo. Y es que el éxito se paga caro. Y la vida también establece el suyo. Aunque siempre hay recompensa. Eso Dove también lo sabe.
Con información de Infobae