Cd. de México (26 abril 2019).- La deforestación y tala clandestina en El Ajusco están acabando con la zona.
Pobladores, activistas y autoridades conocen el problema, lo comentan, saben cómo se desarrolla y aunque cada día se observan más árboles cortados, nadie lo frena.
REFORMA realizó un recorrido por la zona de la Alcaldía Tlalpan, donde se hallaron miles de troncos cortados. A la vista de cualquiera y a unos pasos de la carretera, los troncos se dejan para secar para su traslado posterior.
Sin embargo, los pobladores saben que por las noches, los ejemplares más gruesos ya fueron talados y comercializados.
"Vienen de noche, con su camioneta, unas lamparotas enormes y armados. Nosotros cómo les decimos algo. Pero las autoridades sí podrían hacer algo si quisieran (...) hacen sus operativos pero en otros lados, porque aquí no", dijo un poblador.
Por ejemplo, en la zona boscosa no se detectó la presencia de autoridades locales o federales para proteger el lugar.
Alma Orozco, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, explicó que el daño que se realiza a uno de los principales pulmones para la Ciudad puede ser irreversible. Además, reprochó la falta de medidas para evitarlo.
Aunque hace unas semanas el Gobierno capitalino anunció un operativo al respecto, sólo se aseguraron algunos establecimientos donde ya la madera es procesada, pero no donde la talan.
"Tal vez sea por lo que dijeron unos ex alumnos que en la Alcaldía sabían el problema, pero no les aseguraban protección y por eso ellos casi casi nada más iban para contar cuántos más habían sido talados", dijo Orozco.
Además, el área de conservación territorial debería estar mejor protegida, consideraron expertos y activistas ambientales.
Agregaron que la destrucción del ecosistema se debe a la presión urbana, que no han podido ordenar las autoridades y se debería proteger debido a que es un sitio de recarga del acuífero, que a mediano plazo, podría derivar en serias afectaciones para la Ciudad, desde cambios de temperatura, hasta diversas enfermedades por la contaminación.
En febrero, el Gobierno de la Ciudad indicó que se encontraron 24 aserraderos improvisados en las cercanías de la Carretera Picacho-Ajusco.
En esa ocasión se decomisaron troncos, tablones de madera ya procesados, así como herramientas y maquinaria. Incluso, montaron un retén para evitar agresiones de los afectados.